Denis Itxaso (Donostia, 1975) acaba de cumplir dos años como delegado del Gobierno en Euskadi. Tomó posesión el mismo día que aparecieron los primeros positivos de coronavirus en Vitoria. Recibe a elDiario.es/Euskadi en su despacho de la sede de la Delegación, presidido por un mapa de la comunidad autónoma vasca que tiene 'anexionado' a Treviño y por otro del jefe del Estado, Felipe VI. En su equipo explican que ha tenido una semana con una intensa agenda debido a las consecuencias de la guerra en Ucrania. Itxaso recuerda que el Estado tiene competencias “exclusivas” en muchas materias como asilo o política exterior y destaca que la colaboración interinstitucional estrenada con la pandemia se aplica ahora a esta nueva crisis. El delegado, vascoparlante, insiste en que en los últimos años ha crecido el aprecio hacia España e incluso a las Fuerzas de Seguridad del Estado y explica que ha quedado en el “pasado” que su puesto se limite a dirigir a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. Promete el AVE para 2027 y asegura que quedan “pocas” transferencias para completar el Estatuto de Gernika, aunque da a entender que la de la gestión económica de la Seguridad Social será compleja.
Se cumplen dos años desde su llegada al cargo. ¿Cuál es su balance?
Mi balance es, en buena medida, el del conjunto del Gobierno. Hemos pasado de una fase de resistencia a la pandemia, que se declaró prácticamente al inicio, a una fase de reconstrucción y de resiliencia. Ofrece una oportunidad como nunca antes la hemos tenido para reconfigurar nuestro sistema productivo en España, con todo lo que eso supone para la industria vasca. Hablaría también de cercanía y complicidad con los sectores más dinámicos de la economía y de la cultura vasca. Ahí es donde puse el acento cuando tomé posesión. Los tiempos en los que el delegado del Gobierno era conocido fundamentalmente por la persecución del terrorismo de ETA y sus responsabilidades en el ámbito de las Fuerzas de Seguridad del Estado, por fortuna, son el pasado.
Usted ha dicho que se ha logrado un mayor vínculo emocional con España.
Sin ninguna duda, se han producido pasos muy significativos. La pandemia ha demostrado que no estamos solos, que formamos parte de un barco, que estamos en un proyecto europeo como España. Esto nos trae a cuenta a la hora de conseguir vacunas, a la hora de conseguir mascarillas, a la hora de, por ejemplo, fortalecer nuestras cadenas de suministro y capacidades nacionales y estratégicas, a la hora de transformar nuestras cadenas de valor. Además, el hecho de que solamente haya una diputada en el Congreso de origen vasco que esté en contra de este Gobierno, Beatriz Fanjul, ya establece un elemento de complicidad y de cercanía. En el bloque de la investidura están todos los diputados salvo esta mujer.
Con usted el Estado está hablando también en euskera en esta legislatura.
Es fundamental. Es fundamental para también reflejar mejor la pluralidad y la diversidad de este país, en la que hay dos idiomas cooficiales. También expresa el compromiso y el respeto del Gobierno de España por esa diversidad lingüística. Para una buena parte de la sociedad vasca es un elemento también de empatía, de respeto y de complicidad.
Los tiempos en los que el delegado del Gobierno era conocido fundamentalmente por la persecución del terrorismo de ETA y sus responsabilidades en el ámbito de las Fuerzas de Seguridad del Estado, por fortuna, son el pasado.
¿Cómo está afectando la guerra en Ucrania?
Evidentemente, lo primero es hablar del drama humanitario y del flujo de personas que o bien vienen a Euskadi o bien van a transitar por Euskadi. Estamos activando todos los protocolos. Y, luego, hay una segunda derivada económica, de cuyas dimensiones seguramente no somos todavía plenamente conscientes, porque la guerra acaba de comenzar. Pero ya estamos notando problemas en el suministro, carestía de insumos y subida de costes por el encarecimiento de la energía. Una industria tan desarrollada -y en algunos casos tan intensiva- está sufriendo, con todo lo que eso implica de riesgo para los puestos de trabajo. Volvemos de nuevo a una fase de resistencia.
¿Coincide con el lehendakari, Iñigo Urkullu, cuando habla de “economía de guerra”?
Vamos a tener que mostrar, de nuevo, nuestra mejor condición de ciudadanos. Cuando Josep Borrell, desde la tribuna del Parlamento Europeo, llamaba a un menor consumo del gas y a bajar la calefacción en casa, todos comprendimos rápidamente que del mismo modo que nos ponemos mascarillas para evitar contagiar a los demás en tiempos de pandemia o nos vacunamos en solidaridad con la salud de los demás, ahora mismo tenemos que modificar nuestros comportamientos. Me gustaría que la solidaridad no fuera un primer momento de efervescencia, sino que dentro de siete meses o dentro de un año, la sociedad vasca mantenga el mismo músculo solidario que el primer día. Es muy importante que adoptemos una postura no de 'sprint' sino de sino de maratón. Tenemos por delante algo largo, duro y difícil.
El tema de la luz no es nuevo. El presidente prometió bajada de precios para finales de año y no se ha cumplido.
Todos somos conscientes de que las circunstancias son permanentemente cambiantes. El Gobierno de España viene planteando en diferentes foros europeos la necesidad de reconfigurar la tarifa tal y como está concebida, porque penaliza a las energías más baratas y las pone al precio de las más caras. Pero tenemos que reducir el consumo. Creo que la gente lo entiende.
¿Pero tendría que pedir disculpas el presidente Sánchez por no haber cumplido esa promesa?
Creo que no. Sinceramente, el presidente y el conjunto del Gobierno tienen marcada una hoja de ruta de reconstrucción, resiliencia y transformación. Mejor dicho, recuperación, resiliencia y recuperación. Pero también es verdad que ahora mismo ha sobrevenido una guerra que altera los planes y que nos vuelve a situar en una fase de resistencia. No creo que se le pueda culpar al presidente del Gobierno de una guerra desatada por el imperialismo nacionalista de Putin en el corazón de Europa.
¿No resulta incoherente convertir de alguna manera el paso fronterizo de Irún y Hendaya en un punto de solidaridad y de acogida de personas de Ucrania cuando lleva años siendo un tampoco para migrantes en tránsito?
Es precisamente lo que estamos tratando de evitar. Nosotros queremos que el flujo de personas que vienen en dirección a la Península, a España o a Portugal, sea lo más ágil, lo más seguro y lo más ordenado posible, de tal manera que la frontera no ejerza como tal. Irún viene padeciendo una presión migratoria en dirección contraria como consecuencia de las entradas de personas subsaharianas que quieren continuar su viaje hacia el norte o hacia el centro de Europa. Se está viendo interrumpido por las decisiones de las autoridades francesas y, desde luego, debemos evitar sumar esa presión a la de las personas que en dirección contraria, en dirección sur, vienen desde Ucrania.
¿Se siguen produciendo devoluciones en caliente en este momento?
Las autoridades francesas, en estos momentos, están manteniendo un criterio más restrictivo. Eso implica que están aplicando medidas para evitar la entrada de personas que no tengan papeles. Nosotros poco podemos hacer al respecto. Mantenemos una posición discrepante como país, digamos, pero somos respetuosos con las decisiones que adoptan nuestros vecinos franceses.
Se ha cerrado ya el traspaso del IMV. ¿Cómo está ahora la negociación de Cercanías?
Estamos trabajando en paralelo en la transferencia de diferentes materias. Quedan pocas ya para completar el Estatuto. Se está hablando en varios campos y, desde luego, también del servicio de Cercanías ferroviarias. Toda negociación siempre suele ser compleja, aunque la voluntad está más que demostrada por parte del Gobierno central. Hago mías las palabras que alguna vez ha pronunciado la consejera Olatz Garamendi: más vale hacerlo bien que hacerlo rápido.
¿Está dispuesto el Gobierno central a estudiar el traspaso del régimen económico de la Seguridad Social?
Se acaba de producir un traspaso del IMV que tiene que ver con la materia. Por lo tanto, nosotros no tenemos una posición cerrada al respecto. Pero es verdad que llevará tiempo desentrañarlo en tanto en cuanto implica elementos que para el Estado son importantes, como la caja única de la Seguridad Social. Es algo que consideramos constitucionalmente blindado. Creemos que es un elemento de equidad intergeneracional e interterritorial. Hoy por hoy, Euskadi se beneficia por su conformación demográfica de esa caja única. Las regiones aportantes en términos netos benefician a una comunidad envejecida como la nuestra, que somos más bien deficitarios. Desde luego, los socialistas vamos a seguir manteniendo esa postura sin menoscabo de que haya elementos, como ya se apunta en ese calendario, para poder negociar y poder discutir en relación la gestión económica.
Entonces, ¿no le conviene a Euskadi una transferencia a la Seguridad Social por ser deficitaria?
Lo que no le conviene a Euskadi es la ruptura de la caja única. Es el mayor elemento de cohesión interterritorial e intergeneracional del que se ha dotado el Estado de bienestar en este país. Haríamos un mal negocio rompiendo esa caja única. Ésa es una línea roja que el Estado tiene marcada con absoluta nitidez. Pero no me corresponde a mí entrar en el detalle en tanto en cuanto que los matices técnicos en esta materia van a ser muy importantes. De hecho, si no me equivoco, ésta es la materia que se coloca en último lugar del calendario de negociaciones.
¿Seguridad Social? Haríamos un mal negocio rompiendo esa caja única. Ésa es una línea roja que el Estado tiene marcada con absoluta nitidez.
Y los aeropuertos. ¿Es posible su transferencia?
Consideramos que Aena ha sabido hacer una gestión muy cómplice con los intereses de cada territorio. El calendario de inversiones demuestra que hay una gestión no solamente de eficiencia y de eficacia, sino también de ampliación y de ambición de futuro. Son infraestructuras que contribuyen a la competitividad económica de Euskadi.
Por lo tanto, ¿eso es un ‘no’ a la transferencia de Loiu, Foronda y Hondarribia?
No ha llegado el momento de hablar de eso.
En cuanto al tren de alta velocidad, ¿en qué fecha podrá estar operativo en Euskadi?
Tanto el Ministerio como el Departamento de Transportes del Gobierno Vasco han situado finales de 2026 ó 2027 como una fecha en la que poder hablar de puesta en marcha de la infraestructura, aun cuando las estaciones definitivas y soterradas en Vitoria y en Bilbao lleven más tiempo. En San Sebastián, eso sí, será una estación ya definitiva en Atotxa, la estación del Norte. Al Ministerio le interesa nuestra conexión atlántica, desde Madrid hasta Segovia, Valladolid y Burgos y para que se tenga también una continuidad hacia la frontera.
Pero, por ejemplo, la conexión con Navarra ni siquiera está definida.
Está en estudio la conexión de Navarra con la ‘Y’ vasca. Hay dos alternativas, como se sabe. Creemos que en estos momentos es prioritario, desde luego, poner todo el interés y el subrayado en la conexión Burgos-Vitoria. Éstas son infraestructuras que llevan mucho tiempo. Se hacen por fases y llegará el momento de hablar de la conexión Euskadi-Navarra.
El PNV cuestiona muchas veces el papel del delegado del Gobierno. En este periódico dijeron que no tienen en cuenta sus declaraciones como delegado del Gobierno porque no son de una persona que tenga mando en plaza. “No es nuestro interlocutor”.
No es inusual confundir deseos con realidad en política. Evidentemente, respeto profundamente a todos los interlocutores políticos y sé de buena tinta que la figura de la Delegación del Gobierno para el PNV siempre ha resultado incómoda. Uno sigue haciendo su trabajo lo mejor que puede con total humildad y nunca voy a renunciar a mantener una relación fluida con las instituciones. Esta semana, por ejemplo, me he reunido con el lehendakari para hablar de la crisis migratoria que se va a producir como consecuencia de la guerra en Ucrania. Y hablo con frecuencia con los consejeros del Gobierno vasco, por supuesto. Y con las diputaciones.
A nivel institucional, usted ha formado parte del Labi durante la pandemia y también ahora va a estar presente en la nueva mesa de crisis que se va a configurar en relación a Ucrania.
Pues eso demuestra que realmente las relaciones institucionales están presididas por el principio de lealtad y de mutua colaboración. Tengo una relación muy fluida en algunos casos. Diría que cordial, de colaboración. Tampoco hay que olvidar que yo soy el delegado de un Gobierno apoyado por el PNV y que el PNV tiene en Euskadi como socio al PSE-EE. Sería bastante ilógico o extraño que en las relaciones no fueran de colaboración y de complicidad. Agradezco que en esas mesas interinstitucionales, tanto de la gestión de la pandemia como ahora de la gestión de la crisis migratoria, se cuente con la Delegación del Gobierno en tanto en cuanto competencias tan relevantes en estos momentos como las de asilo, refugio y extranjería son exclusivas del Estado.
En otra entrevista con este periódico, el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, sugirió que las plantillas de la Guardia Civil y de la Policía Nacional en Euskadi están infladas.
Eso es un lugar común del PNV. Las plantillas de la Guardia Civil y de la Policía Nacional las define el Ministerio de Interior en función de las necesidades que tiene. En Euskadi tenemos competencias en fronteras, en los aeropuertos, en los puertos de interés general. Prestamos servicio también en Treviño. Hoy por hoy, es alto el nivel de aceptación e incluso de reconocimiento al trabajo que realizan la Guardia Civil y la Policía Nacional en delitos que no se circunscriben a la comunidad autónoma, que cada vez son más. Estamos hablando de trata de personas, de narcotráfico, de bandas organizadas, de cibercrimen, … Son cuerpos especializados que cumplen una labor muy importante al servicio de la sociedad vasca. Entonces, consideramos que son plantillas ajustadas a las necesidades. Y, por cierto, a diferencia de otros tiempos, han alcanzado un nivel de arraigo porque la rotación que existía en la época de ETA ha ido reduciéndose.
¿Mikel Zabalza? Más que pedir perdón, lo que tiene que hacer el Estado es que en los casos en los que haya podido haber violencia policial -o incluso en los casos de terrorismo como el GAL- es depurar las responsabilidades
Menciona el “arraigo”. ¿Qué porcentaje de vascos hay en las plantillas?
Pues no le sabría decir, pero ha ido creciendo.
Se lo pregunto de otra manera. ¿Los jóvenes vascos se interesan por entrar en la Guardia Civil y en la Policía Nacional como lo hacen en el caso de la Ertzaintza?
Yo diría que ni más ni menos que en otras zonas. No. No le puedo dar ahora mismo ese dato porque lo desconozco. Lo que sí sé es que se ha hecho recientemente un sondeo en los cuerpos del interés que pueda existir para aprender euskera y el dato de personas interesadas ha sido muy relevante. Aun viviendo en cuarteles como Intxaurrondo o La Salve, o aquí de Sansomendi, los niños van a los centros educativos públicos donde aprenden euskera y a ellos también les interesa.
¿Tiene que pedir perdón el Estado por la muerte de Mikel Zabalza?
Más que pedir perdón, lo que tiene que hacer el Estado es que en los casos en los que haya podido haber violencia policial -o incluso en los casos de terrorismo como el GAL- es depurar las responsabilidades. Es lo que tiene que hacer un Estado democrático. El perdón es un concepto, si se quiere, más religioso. Lo que democráticamente es exigible es que haya justicia, memoria y reparación, como con el resto de víctimas. Por fortuna en Euskadi y en España contamos con un mapa legal y normativo que trata de responder a todas las tipologías, pues hay víctimas de muy diferente condición. Por el impulso del Gobierno de Patxi López se cuenta con una ley de abusos policiales. Al amparo de esa ley de abusos policiales se le ha reconocido a esta persona esa condición. En el caso del terrorismo del GAL, por ejemplo, hay un reconocimiento explícito en el Memorial. Son hechos atroces que nunca debieron suceder.
Pero en el caso de Mikel Zabalza, ¿qué está haciendo el Estado para depurar esas responsabilidades?
Tal y como dijo el presidente, el Gobierno estará a lo que le diga la Justicia. Si la Justicia interpreta que hay elementos nuevos que no estén ya en el expediente, que induzcan a pensar que debe volver a tratarse, y se pide al Gobierno que desclasifique la documentación, así lo va a hacer.
¿Por qué no participa el Estado en el Memorial del 3 de marzo de Vitoria?
Lo cierto es que no hemos sido invitados aun cuando me consta que algún colectivo de ámbito religioso lo ha sugerido. No hemos sido invitados. Ésa es la verdad. Quiero recordar que soy el responsable también de Memoria Democrática y Convivencia del PSE-EE y mi respeto y mi empatía con la enorme injusticia que representaron aquellos asesinatos es total. Siempre trato de ser coherente y de tener una mirada integral hacia las vulneraciones de derechos humanos, no selectiva, que eso es lo que ha sobrado en este país.