En Euskadi los centros de Educación Infantil de 0 a 3 años se dividen entre los que cuentan con una titularidad pública, que incluyen las escuelas infantiles municipales y las Haurreskolak y los de carácter privado, que abarcan las escuelas infantiles privadas y los centros concertados. Desde el año 2002 las escuelas infantiles privadas y concertadas reciben subvenciones de parte del Departamento de Educación del Gobierno vasco. Esas partidas han aumentado significativamente a lo largo de los años de 5.726.484 euros en la primera convocatoria, de 2002-2003, hasta los 26.595.744, según una investigación del sindicato Steilas.
El pasado septiembre el Consejo de Gobierno aprobó las ayudas económicas correspondientes al curso 2021-2022 que destinaban 24.595.000 euros a los 276 centros infantiles privados que hay en Euskadi y a los que, durante el año pasado, acudieron 10.986 niños. Según señalaron desde el Gobierno vasco, la finalidad de estas ayudas era “contribuir al mantenimiento de estos centros educativos, disminuir y homogeneizar las cuotas de las familias usuarias de sus servicios y mejorar la calidad de la atención educativa”, algo que, desde el sindicato Steilas denuncian, puesto que gracias a las subvenciones otorgadas las cuotas en los centros privados “pueden llegar a ser más reducidas” que las de los públicos.
“En la red privada, el Departamento de Educación financia el 60% del gasto de cada plaza ocupada. De esta manera, las cuotas de algunos centros privados pueden llegar a ser más reducidas que las de la red pública. Mientras tanto, las plazas que ofrece el Consorcio de Haurreskolak, un servicio público, se encuentran vacantes. ¿Cómo es posible que se provean de dinero las guarderías privadas con un claro ánimo de lucro mientras las plazas del servicio público se encuentran vacías?”, denuncian desde Steilas, tras publicar una investigación que revela “irregularidades” en la concesión de permisos a centros privados y concertados de Euskadi.
El Consorcio de Haurreskolak fue creado en 2003 con el objetivo de establecer una fuerte red pública para la atención de niños de 0 a 2 años en Euskadi. Está compuesto por Haurreskolak y por la mayoría de escuelas infantiles municipales, aunque actualmente hay 13 municipios vascos con 18 escuelas infantiles que no forman parte del Consorcio. Las cuotas de las escuelas infantiles municipales para niños nacidos en 2021 es de 168,20 euros al mes por cinco horas y de 218,60 al mes por ocho horas diarias, además de la matrícula de 84 euros. El precio va subiendo según la edad del menor. El pago está exento a familias con una renta anual menor a 18.000 euros o a las que se encuentren en situación de vulnerabilidad socioeconómica, a propuesta motivada por los Servicios Sociales Municipales. También se incluyen ayudas si el menor inscrito tiene tres, cuatro o cinco hermanos -sin contar los hermanos gemelos o mellizos-.
En las escuelas infantiles que forman parte del Consorcio de Haurreskolak, según su normativa, el coste que deberán abonar las familias por “los 208 días de atención directa” se divide en 11 cuotas mensuales y se establecen según la renta estandarizada de cada familia. El precio mínimo, que incluye a familias monoparentales o las que tengan una renta estandarizada menor a los 10.000 euros, es de 82 euros mensuales por cinco horas al día y 106 euros por ocho horas, además de “una cuota del mes de adaptación” de 84 euros. Para familias con una renta estandarizada de entre 10.000 y 15.000 euros, por cinco horas al día deberán pagar 140 euros al mes y por ocho 180. El último tramo salarial es para las familias que cuenten con una renta estandarizada de más de 15.000 euros, que tendrán que pagar 160 euros al mes por cinco horas al día y 208 por ocho horas. Para las familias de este último tramo la cuota de adaptación se eleva hasta los 160 euros.
En el caso de las escuelas infantiles privadas, cada una tiene la libertad de establecer sus precios. Como ejemplo, desde el sindicato Steilas en su investigación nombran las escuelas infantiles Txanogorritxu, que abrieron su primera guardería en 2013 y ya han abierto diez, todas ellas en Bizkaia. En una tabla sobre la evolución de las subvenciones que recibe esta escuela infantil, Steilas muestra que a lo largo de estos años han pasado de recibir 142.962 euros para el curso 2013-2014 a 1.169.536 euros en el de 2020-2021. Lo que ha supuesto un total de 6.595.853 euros en ocho años. “En su página web dejan claro que el plazo de recuperación de su inversión es de 42 meses, es decir, todo un negocio. ¿Es justo que se provea este tipo de franquicias de guardería con dinero público?”, se preguntan desde el sindicato.
Las Guarderías Txanogorritxu, según su página web, tienen un precio por cuatro horas de 340 euros al mes, mientras de 410 euros por ocho horas al día. Esto supone casi el doble de una escuela infantil pública, sin embargo, el propio centro asegura que, gracias a las becas otorgadas por el Gobierno vasco y que ellos mismos ayudan a las familias a solicitar, se puede “soportar la carga económica de la educación” de los hijos, además de “la compra del material escolar, la comida y la cuota del centro”. “Son partidas que pueden verse cubiertas por estas ayudas”, indican.
“Privatización salvaje”
Para el sindicato Steilas, en Euskadi hay una “privatización salvaje” de las escuelas infantiles. En este sentido, destacan que hay guarderías como Txanogorritxu, que “han nacido para hacer negocio con las escuelas infantiles” algo que, según explican, les parecería “legítimo si su negocio fuese 100% privado, pero no es el caso”. Por ello, con la publicación de este tipo de investigaciones buscan que “se fortalezca el sistema educativo público y se den pasos hacia una red pública única”.
“Se ha iniciado el proceso de prematriculación sin ninguna medida correctora para hacer frente a la segregación escolar y sin tener en cuenta la caída de la natalidad”, denuncian los delegados Ainhoa Astigarraga y Juan Zubia, quienes han emplazado al Departamento de Educación del Gobierno vasco a que opte por “replantear el sistema educativo” dentro la nueva ponencia del Parlamento Vasco que establecerá las bases de la futura ley educativa de Euskadi. “A medio plazo la red pública debería ser significativamente mayoritaria. Poner límites a la educación privada y suspender sus conciertos si no responden a una lógica social”, concluyen.