Dar visibilidad a subjetividades que están reprimidas; a historias que han sido silenciadas; al microrelato que tantas veces está vinculado al espacio doméstico que durante muchos años ha sido relegado como un espacio de la mujer. Todo ello desde dos escenarios, cada uno en un continente diferente: Cuba y el País Vasco. Se trata del proyecto de la artista Tana Garrido (Tarragona, 1989), que a través de testimonios de cubanas con ascendencia vasca, objetos, imágenes y fotografías enmarca con su cámara de vídeo la relación entre los dos territorios, así como la memoria y el género.
Garrido nació en Tarragona pero es hija de una vasca. Actualmente reside y produce en Euskadi, lugar que en sus palabras describe como “su casa”. Ha pasado los meses de junio y julio en La Habana, donde ha conocido a cuatro mujeres de allí: una natural de Euskadi, una hija de vascos y dos nietas de vascos. A pesar de que han pasado la mayor parte de su vida en Cuba, no olvidan sus raíces y todo lo que ello conlleva. El proyecto de la artista pretende retratar la forma en la que estas mujeres recuerdan y sienten su tierra de origen y la conexión en cuanto al género, territorio y memoria de ambos países. Una cultura que han ido transmitiendo de generación en generación a través de canciones, cartas, objetos y viajes.
“He trabajado con mujeres que pertenecen a una generación concreta, las nacidas antes de la Revolución y las crecidas durante ese proyecto revolucionario. Entonces, la historia de ambos territorios es muy diferente y sus vidas vienen un poco marcadas por esto. Lo que pasa con respecto al género es una consecuencia de ello y también en cuanto al territorio y a la memoria. En cuanto a diferencias notorias, con la generación de nuestras abuelas sí que claramente la mayoría de ellas han tenido una formación, si no universitaria, al menos sí mayor a la de nuestras antepasadas. Han trabajado fuera de casa pero también dentro. Estamos acostumbradas a que nuestras abuelas estuvieran en casa, tenían un espacio doméstico mucho más relegado. Ellas (las cubanas) trabajaban fuera de casa pero cuando volvían tenían también el trabajo dentro de casa. Además, la Revolución marcaba mucho los trabajos voluntarios los fines de semana. Con respecto al territorio, son lugares totalmente diferentes en Cuba se vive hacia afuera por la climatología que hay mientras que en Euskadi las estaciones están mucho más marcadas”, ha indicado Garrido en una entrevista con eldiarionorte.es.
Al llegar a Cuba, la artista se propuso desarrollar un producto audiovisual de observación pero manteniéndose al margen de la escena y los personajes, colocándose en un lugar donde no resultar incómoda y poder observar sin intervenir. Sin embargo, el proyecto ha ido evolucionando hasta convertirse en un diálogo con una cámara, que es la intermediaria entre la artista y las mujeres con las que ha trabajado y cuya historia relata.
Garrido aún no sabe en qué se transformará su proyecto ni cómo se va a materializar. No tiene claro si se terminará convirtiendo en una instalación audiovisual -cosa que ve probable- o en una pieza narrativa. Lo que sí que tiene claro es que se reflejarán las tres ideas, género, territorio y memoria y que la historia de estas mujeres y la idea de ambos territorios está presente desde el principio hasta el final. La segunda parte del proyecto se enmarca en Bilbao, lugar donde Garrido seguirá investigando y trabajando en su proyecto, que prevé terminar a principios de 2020.
Arte con perspectiva feminista
El equipo de la artista en Cuba ha estado compuesto deliberada y exclusivamente por mujeres. La razón es que Garrido es consciente de la discriminación en el mundo del cine es latente, un sector en el que, según ha señalado “el número de películas dirigido por mujeres es muchísimo menor”. Por ello, defiende la idea de hacer visible el trabajo de las mujeres y, en la medida de lo posible, desde cualquier trabajo, visibilizar a las mujeres. Además, ha recordado, “las sensibilidades y la manera de comunicarnos también es diferente y es importante apoyar esa red de afecto entre mujeres y de respetarnos nuestras maneras de trabajo”. A pesar de haberlo aplazado por este proyecto, Garrido está realizando su primer guión para un largometraje, proyecto que, ha asegurado “se va a ver muy influenciado y nutrido por la experiencia de Cuba, porque también habla de mujeres atravesadas por la historia y diferentes continentes y el cómo el haber nacido en una parte u otra del mundo afecta a sus vidas”.
Garrido ha podido desarrollar su proyecto gracias a la Residencia de Prácticas Artísticas de Azkuna Zentroa – Alhóndiga Bilbao en colaboración con el programa Artista x Artista del Estudio Carlos Garaicoa, que promueve el intercambio entre artistas de Cuba y Euskal Herria a través de un periodo de investigación en ambos espacios que favorece la investigación y el trabajo en diferentes contextos artísticos. De esta manera, el Estudio Carlos Garaicoa y Azkuna Zentroa - Alhóndiga Bilbao seleccionarán a un artista de Cuba para que haga un recorrido similar entrando en diálogo con la persona residente en Bilbao, durante su estancia en el Centro en el último trimestre de 2019. La residencia de Prácticas Artísticas culmina con una exposición del trabajo de ambas en Azkuna Zentroa.