La división hunde a la izquierda no independentista en Euskadi: Sumar entra con un escaño y Podemos desaparece

Alberto Ortiz

21 de abril de 2024 23:10 h

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La guerra a tumba abierta entre Sumar y Podemos ha provocado el hundimiento de ese espacio político en Euskadi. La izquierda no independentista, que con el partido de Ione Belarra llegó a ser primera fuerza en votos en dos generales, pasa de seis escaños a una presencia testimonial con un diputado para la coalición de Yolanda Díaz. Una candidatura de unidad no habría frenado la clara tendencia a la baja pero seguramente habría evitado su jibarización.

La candidatura de Sumar, coalición en la que concurrían Ezker Anitza-Izquierda Unida, Berdeak Equo y Más Euskadi, entra por la mínima en el parlamento con un diputado por Álava. El escaño será para el secretario general del PCE en Euskadi, Jon Hernández, que fue en las listas como cuota de IU. Elkarrekin Podemos desaparece con un exiguo 2,25% y el espacio en general se deja cinco escaños en apenas cuatro años.

La lista de Alba García ha obtenido algo más de 35.000 apoyos y un 3,34% del voto. Y se ha quedado muy cerca –a falta del recuento final con el censo exterior– de conseguir un escaño por Bizakia. Poco más de 700 votos. Los 12.000 apoyos de Elkarrekin Podemos en esa provincia habrían sido más que suficientes para conseguir una segunda banca, una muestra de los problemas que ha generado la división del espacio político en estas elecciones. 

Sumar quería evitar un escenario como el de Galicia, en el que quedaron fuera del parlamento en una plaza además muy simbólica. Entonces, sin embargo, se trataba de levantar un espacio ínfimo tras un 2020 en el que Podemos había ya desaparecido de la asamblea. La izquierda no independentista en Euskadi pasó de 11 escaños en 2016 -por delante de los 9 del PSE- a 6 en 2020 y a 1 en estos comicios, un dibujo de una tendencia a la baja de la que se ha aprovechado EH Bildu. 

La sensación en el cuartel general de la lista de Alba García es que evitan un fracaso y se sientan las bases para empezar a construir una fuerza política nueva, pero con un resultado así es complicado celebrar. “Nuestra valoración es positiva”, ha afirmado García en su valoración sobre los resultados. “Estamos satisfechos, eran unos comicios muy complicados, polarizados entre dos posiciones casi hegemónicas. Hemos convencido a la ciudadanía del valor de votar a Sumar en nuestras primeras elecciones al Parlamento Vasco”, ha dicho, en una intervención en la que ha prometido poner todas las energías para que las políticas en Euskadi “giren a la izquierda”. Algunas fuentes de los partidos que la integran hablan de contención y lamentan la falta de unidad que podría haber evitado este acusado descenso de la izquierda confederal. En Izquierda Unida, por ejemplo, trasladan que no están satisfechos con el resultado. 

Podemos mientras tanto sigue acumulando malas noticias. Después de sacar un resultado muy malo en Galicia, acumula una segunda derrota electoral en estas elecciones y pierde también en relación con Sumar. Desde la ruptura con su salida del grupo parlamentario en el Congreso, todas las elecciones se miden como una batalla interna con los de Yolanda Díaz. Este golpe se produce antes del cruce definitivo en las elecciones europeas. 

“Elkarrekin ha obtenido unos malos resultados, no hay que negarlo. No hemos conseguido llegar a obtener la confianza que queríamos para seguir empujando nuestro proyecto. Hay que saber ganar y perder. Asumimos este duro golpe porque creemos que este proyecto es muy necesario para el futuro de este país. No acaba aquí este camino, tenemos concejales en muchos sitios y nuestro voto va a ser importante para pelear por los derechos de la ciudadanía vasca”, ha valorado la coordinadora de Podemos en Euskadi, Pilar Garrido, tras conocer los resultados.

La secretaria general del partido, Ione Belarra, ha reaccionado con un escueto tuit. “Lamentablemente mañana la ciudadanía vasca seguirá teniendo los mismos problemas que hoy, desde la privatización de la sanidad hasta la política ambiental dictada por Repsol”, ha dicho.

La caída del espacio confederal responde a varias razones. El retroceso a nivel estatal y la pujanza de EH Bildu han jugado seguramente un papel. Pero la división de un mismo espectro electoral ha sido determinante: en términos numéricos, ambas papeletas juntan más de 58.000 votos y casi un 6% del voto. En 2020, con un 8% de apoyos, Elkarrekin Podemos consiguió seis escaños. 

Aunque en diciembre Sumar y Podemos negociaban una candidatura de unidad, las negociaciones se fueron torciendo con el paso de las semanas y ni siquiera el resultado de Galicia en febrero logró encauzar la situación. Fue la plataforma de Yolanda Díaz la que dio por muerto ese proceso ante la “desconfianza” con su interlocutor, quien había roto con Sumar en el Congreso a principios de diciembre. 

“Constatamos que no hay debate. Se acaba esta discusión. Nosotros, IU y Berdeak Equo hemos elegido un camino, la coalición Sumar. Para nosotros este debate está acabado. Está claro que Podemos ha elegido otro camino hace bastante. No hay oportunidades ni confianza”, decía en febrero el máximo referente de Sumar en Euskadi, Lander Martínez. 

Gorrotxategi respondía: “Es una lástima que Sumar haya dado por concluidas [las negociaciones]”. “Hemos hecho todo lo posible y lo imposible. Hay una parte de este espacio que no escucha a la ciudadanía”, lamentó. 

El resultado ha sido una campaña en la que dos fuerzas han pugnado por un mismo espacio electoral, sin apenas diferencias programáticas y con reproches por parte de Podemos a Sumar especialmente al final de la carrera electoral. Podemos no ha logrado convencer a ese electorado a pesar de que movilizó a sus dos principales líderes y también al exsecretario general, Pablo Iglesias.

Tampoco Sumar ha rentabilizado su presencia en el Gobierno estatal, la figura de Yolanda Díaz, que acudió tres veces a la campaña, ni el importante peso que tiene su líder en Euskadi, Lander Martínez, diputado en el Congreso, autor de la ponencia organizativa de la asamblea fundacional y una suerte de secretario de organización durante la conformación de la plataforma.

Estas elecciones eran una importante prueba para la plataforma que construye la vicepresidenta segunda del Gobierno en un momento clave: esta semana Izquierda Unida decidirá si concurre con Sumar a las elecciones europeas y el próximo sábado Yolanda Díaz anunciará la composición de su primera ejecutiva. Las tensiones para la confección de la lista a esos comicios y para la construcción del frente amplio han marcado las últimas semanas. Los análisis divergentes del resultado electoral entre Sumar e Izquierda Unida son una prueba de la delicada situación que atraviesa el espacio político de la izquierda alternativa.