Entregan un retoño del árbol de Gernika a Urkullu por haber llevado el símbolo vasco a Nueva York, Auschwitz o Vitoria

Las Juntas Generales de Bizkaia han entregado este lunes al lehendakari, Iñigo Urkullu, un retoño del árbol de Gernika en reconocimiento a su trabajo al frente del Gobierno vasco durante los últimos 12 años, en los que, según ha dicho, se “ha fortalecido el desarrollo, la libertad, la soberanía, la convivencia y la identidad de Euskadi”. A pocos días de que allí mismo tome posesión Imanol Pradales como su sucesor, Urkullu ha recibido de manos de la presidenta de las Juntas Generales , Ana Otadui, un joven ejemplar de unos cinco años, descendiente del roble que es “símbolo de paz, libertad y democracia”.

El reconocimiento se produce a días de traspasar la 'makila' a un nuevo presidente vasco y se fundamenta por su labor al frente del Ejecutivo autonómico durante los últimos 12 años, periodo en el que ha destacado como “embajador del icono más universal de los vascos”, han indicado desde las Juntas. El lehendakari, ahora en funciones, ha sido recibido en la entrada de la Casa de Juntas de Gernika por la presidenta de la Cámara vizcaína e integrantes de la Mesa. Desde allí, la comitiva se ha dirigido al Árbol de Gernika en donde le esperaban los portavoces de los grupos junteros para celebrar el acto de homenaje.

Otadui ha entregado al lehendakari el retoño y el certificado que acredita que el joven roble, de unos dos metros de altura, es descendiente del Árbol de Gernika. La presidenta ha recordado que el lehendakari ha trabajado de manera “constante” para que “el símbolo más universal de los vascos sea respetado y valorado allá por donde ha estado”. Urkullu ha sido “un gran embajador del árbol de Gernika, llevando la semilla del roble a lugares como Auschwitz, Vendays- Montalinet en Aquitania o Estrasburgo, sin olvidar otras localizaciones más cercanas como Gasteiz, Ribera Baja, Orduña, Lekeitio, Turtzios, o incluso presidiendo la plantación del actual árbol de Gernika en febrero de 2015”, ha destacado Otadui. También llevó uno a la zona cero de Nueva York.

En su faceta institucional, Otadui ha remarcado que Urkullu “ha cumplido su palabra” dada en 2012 cuando estampó su firma, tras su primer juramento, en ellLibro de honor de la Casa de Juntas con estas palabras: “Gure Herriaren garapen, askatasun, burujabetza eta bizikidetza nahiak gauzatzea dut helburu. Gernikatik mundura gure nortasuna indartu, landatu eta ereindako gure fruitua eman eta zabaldu”. En castellano: “Mi objetivo es hacer realidad las aspiraciones de desarrollo, libertad, soberanía y convivencia de nuestro Pueblo, reforzando nuestra identidad y extender de Gernika al mundo el fruto de nuestra semilla”.

Por su parte, Urkullu ha hecho mención también a las palabras con las que firmó aquel 15 de diciembre de 2012 y en las que añadió que iba a trabajar “con humildad y determinación por una Euskadi de progreso, en paz y libertad por sí misma en Europa y el resto del mundo”. Según Urkullu, tres dimensiones han perfilado el recorrido de estas tres legislaturas, “la persona, el bien común y la internacionalización de Euskadi”.

En cuanto a la dimensión humana, ha subrayado su apuesta por “la persona en el centro de la acción política, el compromiso con la dignidad humana y la plasmación práctica de los derechos humanos fundamentales, atendiendo a las necesidades de la vida cotidiana de las personas, especialmente de las más vulnerables”. En segundo lugar ha puesto “la dimensión comunitaria, el bien común, la cohesión y el progreso de la sociedad vasca, la solidaridad y la cooperación, colaborar en pos del bien común a través del modelo de desarrollo humano sostenible, la colaboración público-privada y con el tercer sector social”. La tercera dimensión, ha apuntado, “tiene que ver con nuestro reconocimiento internacional y la proyección al mundo de nuestro autogobierno singular y asentado en los derechos históricos de los territorios forales”.

A lo largo de su historia, la Cámara foral lleva entregados más de 450 descendientes del árbol de Gernika, que han sido plantados por los cinco continentes. El más veterano que sigue vivo está muy cerca de la Casa de Juntas de Gernika. Data de 1859 y crece todavía en el jardín del inmueble conocido como Nabor. En el exterior, el roble más antiguo se encuentra en Rosario de Santa Fe, en Argentina, y es de 1886. La Cámara foral espera que el último ejemplar entregado hoy al lehendakari “crezca muy pronto con fuerza en algún lugar de nuestra tierra como símbolo de paz y convivencia, y pueda repartir semillas durante décadas como lo han hecho sus ascendientes”.

elDiario.es/Euskadi

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