El Gobierno de Iñigo Urkullu ya da por descontado que la economía vasca sufrirá una fuerte desaceleración que se notará en toda su intensidad el año que viene. “Euskadi no es una isla ni un oasis en medio de un contexto económico turbulento”, ha reconocido el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu. La economía vasca seguirá creciendo, pero a mucho menor ritmo. De entrada, y a la espera de acontecimientos, el Ejecutivo vasco ha rebajado sus previsiones para 2023 a la mitad: del 4,1% inicial previsto en marzo al 2,1%, dos puntos menos.
Y puede ir a peor en función de cómo evolucione la escalada de precios. “Las nuevas previsiones están condicionadas a la evolución favorable prevista de la inflación durante los próximos meses, dado que si la inflación tuviese un comportamiento peor al considerado en este escenario, la consecuencia sería un menor crecimiento para el año próximo”, ha reconocido el consejero. La situación parece menos complicada para este año, en el que se rebajan en sólo dos décimas la previsión inicial del 4,5% y se estima un crecimiento 4,3% del PIB, que servirá de base para elaborar los próximos presupuestos.
Pese a la desaceleración que viene, Azpiazu ha vuelto a descartar este miércoles que se produzca una recesión, entendida como al menos dos trimestres consecutivos con crecimientos negativos del Producto Interior Bruto (PIB). Pero hasta esta situación la ha puesto el consejero con interrogantes debido a la situación económica mundial de incertidumbre motivada por la guerra de Ucrania y la crisis energética: “Si me pregunta en unos meses, igual la situación ha cambiado, pero en este momento no contemplo la posibilidad de recesión”.
El consejero ha justificado la revisión a la baja de las previsiones en que durante el segundo trimestre de este año la economía mundial se ha visto sacudida por “varios shocks” que han agravado la debilidad que se arrastraba de la pandemia. En este sentido se ha referido a “una inflación superior a lo previsto en todo el mundo”, “una desaceleración mayor de lo previsto en China”, con el colofón de “la invasión rusa a Ucrania, que está lastrando el crecimiento y ejerciendo una presión alcista adicional sobre los precios, sobre todo en el caso de los alimentos y la energía, y que está afectando a la confianza de las empresas y los consumidores”.
La buena noticia es que dentro de las previsiones a la baja se espera que el empleo siga creciendo, con una estimación de una reducción de la tasa de paro hasta el 8,8% de media este año y del 8,3% el próximo, lo cual se traduce en una creación de unos 26.000 puestos de trabajo este año y de unos 12.000 en el año 2023.
Solvencia económica y remanentes
El consejero ha asegurado que el Gobierno vasco afronta esta situación de incertidumbre “con la solvencia económica necesaria para garantizar los servicios públicos de calidad”. No obstante, ha recordado que el Ejecutivo se encuentra en “plena elaboración” de los presupuestos de 2023, y la administración pública “tampoco escapa a los efectos de la inflación”, de forma que “se enfrenta a mayores gastos para proveer el mismo nivel de servicio público”.
Al respecto, ha adelantado que, “por la parte del ingreso, el sector público tampoco puede esperar altos crecimientos, ya que la inflación afecta a la renta de los agentes socioeconómicos” y, por tanto, el sector público tiene que atender gastos crecientes, para lo que los remanentes están siendo “imprescindibles”. “Las voces que defienden una gestión sin remanentes, son un riesgo para la gestión pública”, ha asegurado en relación a las críticas que recibió el Ejecutivo cuando se conoció en el mes de marzo que Euskadi dispone de un colchón de 1.800 millones de euros de dinero que no se ha invertido.
Durante la presentación de las nuevas previsiones a la baja, Azpiazu se ha referido a lo que ha denominado el “festival fiscal”, en referencia a la “una catarata de propuestas de nuevas figuras impositivas” desde el Gobierno central que “el Gobierno vasco y las Diputaciones Forales conocen por los medios de comunicación”, ha lamentado. “Quiero mostrar mi malestar, y demandar una forma más seria de colaboración entre administraciones. Euskadi cuenta con un régimen de financiación que es el Concierto Económico vasco, régimen basado en acuerdos bilaterales. Espero que la esencia de la bilateralidad se imponga”, ha dicho, y ha advertido de que estas cuestiones van a afectar a los ingresos y a las posibilidades para hacer el presupuesto.
Preguntado por una posible subida salarial a funcionarios del 3,5% en el Estado, Azpiazu ha explicado que el Gobierno vasco está limitado legalmente por la subida estatal en el máximo, y aunque podrían subir menos, no lo van a hacer porque quieren “mantener la capacidad adquisitiva del conjunto de trabajadores”.