Euskadi quiere recuperar el pulso del turismo después de la pandemia, y asentar un sector que es cada vez más importante en el PIB vasco y que ha sufrido mucho durante las restricciones de la COVID-19. Los días festivos de esta Semana Santa, de jueves a lunes, fundamentalmente, la ocupación en los hoteles de las capitales vascas llegará al 90%, situándose en niveles prepandemia. Las calles volverán a estar llenas de turistas que, como es habitual en Euskadi, se encontrarán con la práctica totalidad del comercio cerrado a “cal y canto”.
Bilbao es la capital vasca más ‘desértica’ en lo que a comercio abierto en festivos se refiere. De hecho, desde Bilbao Dendak, Rafael Gardeazabal, confirma que no habrá ningún comercio abierto en la capital vizcaína desde este jueves al lunes, a excepción del sábado -salvo alguna tienda de souvenirs o bazares chinos-. En Vitoria puede haber algún comercio más que decida abrir, de textil, por ejemplo, señala Edurne Parro, de Aenkomer, pero la norma general es mantenerlo todo cerrado, e Iñigo García, gerente de San Sebastián Shops, señala que en la capital donostiarra, más proclive a las aperturas, “abrirán los comercios de la Parte Vieja o como mucho de la Zurriola”. Son las zonas más turísticas.
Las calles vacías de actividad comercial durante los festivos, algo que es cada vez más raro en otras capitales que atraen turismo, sigue siendo regla en Euskadi pese a los esfuerzos que se han hecho desde el Gobierno vasco y de sectores impulsores de la actividad turística por promocionar el denominado “turismo de compras” y ligarlo a los atractivos de las capitales vascas. “Es el sector el que tiene que tiene que querer”, señalan desde el departamento de Turismo, Comercio y Consumo ante el poco éxito que han tenido las iniciativas.
En Euskadi, una norma ‘no escrita’ sustentada sobre todo por la fuerte presión sindical, mantiene los comercios cerrados. Son muy pocos los pequeños establecimientos que abren y ninguna de las grandes cadenas, pese que la legislación les permite abrir 8 festivos al año. Así centros comerciales o cadenas de ropa que abren de forma habitual en otras comunidades autónomas, no lo hacen en Euskadi para desaliento de los promotores del turismo, que afirman que la gente que viene a Euskadi no puede entender que tenga que pasear por calles en las que no hay comercio.
“Mientras sigamos pensando que el turista va a comprar solo souvenirs no vamos a hacer nada”, señala Álvaro Díaz-Munio, responsable de Destino Bilbao. “El turista que llega a la capital vizcaína se encuentra con todo el comercio cerrado a cal y canto, y a veces hasta la hostelería”, afirma en referencia a las dificultades que se encuentra a veces en Bilbao para encontrar restaurantes abiertos los domingos por la noche. Es algo que es “muy difícil de explicar”, señala, cuando “si nosotros vamos de turistas a otras ciudades nos gusta que esté el comercio abierto y que haya vida en las calles”, asegura.
Díaz-Munio considera que es contradictorio “querer 'vender' que tenemos comercio local diferenciado, que merece la pena visitar, y que luego esté cerrado cuando viene la gente de fuera”. Reconoce que la presión sindical es muy importante. De hecho, cuando algunas cadenas han intentado abrir en festivos se han encontrado con mucha contestación sindical que han derivado incidentes, pero critica que entre los comerciantes la apertura en festivos ha pasado a ser un “tema tabú”. “No les interesa abrir el melón”, señala, pese a que es una cuestión que sería “ impulsora para el turismo”.
“Hay diferentes sensibilidades dentro del comercio, pero en general, ni se detecta una necesidad social, ni consideramos que nos vaya a ser rentable”, afirma por el contrario Rafael Gardeazabal, presidente de Bilbao Dendak, que recuerda que abrir los festivos puede ser “la ruina de muchos pequeños comercios”. “Supone un coste que no vamos a compensar”, y recuerda además que todos los sindicatos están radicalmente en contra de la apertura. “¿Si perdemos ventas por no estar abiertos para el turismo? Pues yo creo que no”, dice categórico. “El turista que viene a Bilbao busca los restaurantes, los museos, no busca las compras”, asegura, aunque eso es especialmente difícil cuando se encuentra las tiendas cerradas. En su opinión, los turistas que llegan a la capital vizcaína son fundamentalmente de negocios, como los que esta pasada semana han llenado hoteles y restaurantes durante la noche tras estar durante al día en el WindEurope en el BEC. “Esos no vienen a hacer compras”. Y los turistas de ocio, “vienen con la idea de la gastronomía y los museos y no se queda más de dos días”, asegura. Se da la casualidad de que el Ayuntamiento de Bilbao inaugura este miércoles Bilbao Basque Fest, que se extenderá hasta el día 17, con multitud de actividades para hacer atractiva la visita a la capital vizcaína, entre las que hay música, teatro, gastronomía… Nada de comercio.
En Donostia, pese a ser la capital con más aperturas comerciales en festivos por tener más tradición turística y atraer muchos viajeros de Francia, que quizá si buscan las compras, “no acaba de cuajar” que las aperturas se extiendan fuera de los entornos puramente turísticos, como la Parte Vieja. “Hemos hecho un esfuerzo incentivar las aperturas y que los establecimientos abran, pero no se consigue”, señala Iñigo García, que recuerda que “no sirve de nada que haya una única tienda abierta en una calle”.
Mínima recuperación tras unos meses muy malos
El sector turístico espera que esta Semana Santa sea el principio de un cambio de tendencia de un año que hasta ahora “ha sido muy malo”, ya que con la guerra de Ucrania se han paralizado los viajes que estaban empezando a repuntar con la pandemia. El sector lo está pasado muy mal“, señala Álvaro Díaz-Munio de Destino Bilbao, que señala que en los meses de enero y febrero los hoteles no han llegado ni al 30% de ocupación. Recuerda que las perspectivas para esta Semana Santa son solo optimistas de cara a los festivos, ”y ni siquiera el lunes, porque no es festivo en otras comunidades autónomas“. La semana de Pascua es, según señala, todavía peor para los hoteles que cualquier otra semana del año. ”No hay muchos turistas porque las vacaciones en otras comunidades autónomas son distintas, pero además bajan las pernoctaciones por negocios“. La esperanza ahora es que se acaba el conflicto y la pandemia para que la campaña de verano se recupere.
Según datos del Departamento de Turismo, Comercio y Consumo, durante la pandemia los turistas nacionales subieron un 32% y desde que se anunció el final de ETA, en 2011, hasta la llegada del coronavirus se pasó de 2,5 millones de llegadas anuales a 4 millones de turistas. El objetivo es recuperar estas cifras en cuanto se acabe la incertidumbre de la pandemia empeorada ahora con la guerra de Ucrania.