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Euskadi limita las derivaciones de ecocardiogramas a la privada al detectar casos “difícilmente justificados”

Entrada del hospital Donostia

Iker Rioja Andueza

Donostia —

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El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha gastado entre 2021 y 2023 0,76 millones de euros en externalizar 10.879 ecocardiogramas de pacientes de Gipuzkoa a la clínica privada Bihotz, principalmente en la zona de Donostia. La concertación se inició en 1993. Según los datos recogidos en un informe enviado al Parlamento Vasco por el consejero, Alberto Martínez, se admite ahora que “en alguno de ellos difícilmente estaba justificado su realización desde el punto de vista clínico”. A la vista de ello, se añade que en la actualidad esas derivaciones se están realizando únicamente cuando no se puedan hacer las pruebas con medios propios de la red pública y, además, se ha dado la orden de hacerlo solamente previa autorización de la Inspección Médica.

La portavoz de EH Bildu en la comisión de Salud, Rebeka Ubera, había preguntado a Martínez en la Cámara para las constantes derivaciones para ecocardiogramas en Gipuzkoa. Ubera exhibía su preocupación por casos que pudieran ser parados por la Inspección Médica y que, por lo tanto, podían quedar en un limbo. Se da la circunstancia de que la coalición abertzale había demandado datos de estos casos el 23 de julio y la respuesta del Gobierno no ha llegado hasta pasados más de dos meses.

Martínez ha remitido al Parlamento un documento de la Delegación de Salud en Gipuzkoa en la que se constata que el contrato de concertación con Bihotz es de 1993 y que se actualizó por última vez en diciembre de 2020. En concreto, hay un acuerdo para “ecocardiografías convencionales y transesofágicas, para pruebas de esfuerzo, para holter cardíaco y de T.A. (M.A.P.A) y para tests de mesa basculante”.

Desde 2021, la Sanidad pública paga 70,35 euros por cada ecocardiograma. Con posterioridad a la la entrada en vigor del nuevo contrato se han externalizado 3.553 citas en 2021, 3.398 en 2022 y 3.998 en 2023. No hay datos de 2024. Ello ha supuesto un coste de 249.953,55 euros el primer año, de 234.828,30 euros el segundo y de 280.555,80 el tercero.

El grueso de las pruebas derivadas proceden de la OSI Donostialdea, la comarca sanitaria que aglutina a los hospitales y centros de salud de la capital y de los municipios colindantes. Pero también ha habido remisiones desde la OSI Bidasoa (Irún y Hondarribia) o desde la zona de Goierri y Alto Urola, ya que Bihotz tiene una clínica en Urretxu además de la de Donostia. En las OSI del Alto y Bajo Deba las pruebas se hacen con medios propios, según se recalca, mientras que la de Tolosa es una situación particular. Es la única comarca vasca sin un hospital de referencia y toda la atención está prestada por la clínica privada concertada de La Asunción.

Textualmente, el documento de Osakidetza recoge que se analizaron las peticiones de pruebas en Bihotz “llegando a la conclusión de que en alguno [de los ecocardiogramas] difícilmente estaba justificado su realización desde el punto de vista clínico, pudiéndose encuadrar alguna solicitud no en base a una situación clínica o sospecha diagnóstica concreta sino en base a realizar un estudio para realizar una actividad deportiva concreta”. Eso motivó un protocolo nuevo que entró en vigor en junio de 2024 firmado por el propio delegado en Gipuzkoa, José Ramón Arambarri.

¿En qué consiste? Las pruebas pedidas por los cardiólogos siempre se harán en Osakidetza. En el caso de las solicitadas por médicos de cabecera o por cualesquiera otros que no sean de Cardiología, solamente se enviarán a Bihotz cuando no se disponga de recursos propios. Y se concreta que “previamente” han de ser “autorizados” por la Inspección Médica. “Todo ello con el objeto de controlar que aquéllos que se enviaban al centro concertado responden a una situación de sospecha clínica de patología cardíaca”, se deja claro en el informe. 

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