La mayor parte del alumnado vasco de 2º de Bachillerato no percibe que los estereotipos de género condicionen la libre elección de sus estudios, a pesar de que el tipo de formación que eligen los jóvenes se siguen diferenciando “claramente” en función del sexo, según un estudio del Instituto Vasco de la Mujer-Emakunde.
Este informe, presentado este lunes por la directora de Emakunde, Izaskun Landaida, trata de determinar la incidencia del valor de la igualdad entre mujeres y hombres en la elección del itinerario formativo de grado superior.
La investigación ha contado con la participación de 1.303 alumnas y alumnos de 2º de Bachillerato, distribuidos en 32 centros educativos, además de 105 docentes y 140 madres y padres.
El estudio concluye que la mayoría de chicas y chicos de 2º de Bachillerato no perciben que los estereotipos de género condicionen la libre elección sus estudios, a pesar de que las elecciones se siguen diferenciando “claramente” en función del género, lo que “tiene consecuencias directas en su desarrollo profesional”.
La gran mayoría de los alumnos encuestados aseguran que su elección se basa fundamentalmente en “sus gustos” y es tomada en igualdad de oportunidades. Algo más de ocho de cada diez alumnos de 2º de Bachillerato considera que el factor que más influye en la toma de decisión es el 'gusto propio' o 'vocación'.
Modelos persistentes
La investigación ha constado la “persistencia” de la distribución según género de los modelos 'mujer-maestra-médico' y 'hombre-ingeniero-técnico'. Las mujeres optan en mayor medida que los hombres por titulaciones agrupadas dentro de las ramas de 'Ciencias de la Salud', 'Artes y humanidades' y 'Ciencias Sociales y Jurídicas'. Por el contrario, las titulaciones de 'Ingeniería y Arquitectura' siguen presentando un perfil predominantemente masculino (más del 70 por ciento de matriculación).
Los roles y estereotipos de género, según el informe, están condicionando, “consciente e inconscientemente”, la libre elección de chicas y chicos. Además, “dificultan” el acceso de las chicas a estudios “masculinizados”, y el de los chicos, a estudios feminizados. También condicionan el desarrollo profesional y el posicionamiento en el mercado laboral, y “aumentan las desigualdades en el ámbito productivo pero también en el reproductivo”.
Empleo
El estudio concluye que en el escenario laboral se sitúa el principal foco de desigualdad, que continúa siendo “la gran asignatura pendiente”. En el ámbito laboral se manifiestan las mayores diferencias en la percepción de los obstáculos entre las chicas y los chicos. Ellos, según el informe, “no son capaces de percibir con el mismo grado de intensidad que ellas los obstáculos existentes en lo laboral”.
Siete de cada diez alumnas de 2º de Bachillerato perciben que las mujeres no tienen las mismas condiciones laborales que los hombres, mientras que esta percepción no alcanza a uno de cada dos en sus compañeros de aula y generación.
La directora de Emakunde ha destacado la importancia de trabajar en la elección académica de chicas y chicos porque eso “contribuirá a disminuir las desigualdades en el mercado laboral y también en el ámbito relacional y en el orden social”.
En opinión de Landaida, “es necesario que la educación de las chicas incida en la centralidad del empleo, el cual debe plantearse como un derecho y un deber individual”. El trabajo, ha añadido, “nos posibilita la autonomía económica, que es imprescindible para la autonomía personal”. En el caso de los chicos, ha subrayado la necesidad de incidir en las cuestiones relacionadas con la corresponsabilidad en el ámbito doméstico y familiar.