“¿Estáis contentos?”, preguntaba a los suyos en Sabin Etxea, cuartel general del PNV, el presidente del partido, Andoni Ortuzar, tras conocer el escrutinio del 'superdomingo' electoral en Euskadi (municipales, forales y europeas). “¡¡¡Sí!!!”, clamaba la masa reunida en la sede. El análisis para él ha sido muy sencillo, sin puntos oscuros. “Hemos ganado de forma inapelable, mejorado resultados y cumplido todos los objetivos”, ha solemnizado un exultante Ortuzar mientras ETB dividía la pantalla al no dar abasto para mostrar celebraciones simultáneas de los 'jeltzales' en Vitoria, Bilbao y Donostia. El centenario partido nacionalista gobernará en las tres capitales, en las tres Diputaciones y, además, retiene un valioso escaño en Europa.
Al PNV no le pesa el descrédito general de la política. Para el PNV no hay vaivenes que hacen tambalear las estructuras de los otros partidos históricos de España. La corrupción no está en la agenda política vasca. Al PNV la ciudadanía le ha premiado su gestión. Y, sobre todo, el PNV ha salido airoso en todas las batallas clave de la jornada electoral, en especial en Gipuzkoa, Vitoria y Barakaldo, donde sus rivales han quedado más lejos de lo esperado. “Vamos a hacer una Euskadi más grande”, ha clamado Ortuzar, sosteniendo una gran ikurriña.
Pongamos cifras a la victoria, que llega apenas un mes después de otro hito en las elecciones generales:
1) En las europeas, el PNV ha sumado 379.393 papeletas azules, un 33,89%. La diferencia con el segundo, EH Bildu, ha sido de 130.000 votos, más o menos.
2) En las municipales, los apoyos crecen hasta los 408.462. De nuevo 130.000 más que EH Bildu. Son 1.057 los ediles electos del PNV en toda Euskadi, por 930 de EH Bildu y 228 del PSE-EE, 74 de Elkarrekin Podemos y 55 del PP. Ha ganado en 115 de los 251 municipios (en 81 casos con mayoría absoluta), más uno más con empate (Tolosa). EH Bildu se ha impuesto en 89, el PSE-EE en 9, el PP en 4 y Elkarrekin Podemos en ninguno.
3) Y en las forales la cifra todavía mejora: 415.485 votos y 62 de los 153 junteros totales. Mejora la situación en todos los territorios, sin excepciones.
Hasta en Orexa, donde sólo un vecino votaba 'jeltzale' tradicionalmente, ahora son más las papeletas obtenidas. “Este partido no tiene tope. Vamos a más, a más y a más”, ha enfatizado un eufórico Unai Rementeria, diputado general de Bizkaia y que repetirá en el cargo. En su caso, con prácticamente un 40% de las papeletas, ha rozado una mayoría absoluta en el Parlamento foral. También en Bilbao Juan María Aburto se ha quedado a las puertas de esa cifra mágica tan inusual ahora en la política en España. Sea como fuere, la coalición con el PSE-EE permitiría salvar ese pequeño escollo.
En el caso de Donostia y Gipuzkoa, con mayoría absoluta garantizada, se da la circunstancia de que la correlación de fuerzas entre ambos socios mejora en beneficio de los 'jeltzales'. Y, en Álava, contra pronóstico, la subida pareja de los socialistas hará que la dupla González-González (Ramiro y González) también tenga mayoría absoluta. La única excepción a este escenario la ofrece Vitoria, si bien la mejora de ambas fuerzas ofrece una situación más cómoda que la actual legislatura de Urtaran.
Mención aparte merece Barakaldo, el gran feudo que aspiraba recuperar el PSE-EE y donde el PNV ha sabido captar votos de PP y EH Bildu para superar con holgura al exconsejero de Iñigo Urkullu Alfredo Retortillo. Han sabido a gloria igualmente las conquistas de Llodio y Bermeo. El PNV se ha impuesto con claridad a EH Bildu en la pugna por la hegemonía en el espacio político nacionalista. Queda muy lejos el 'sorpasso' con el que soñaba la nueva coalición cuando floreció en 2011 y acaparó poder sobre todo en Gipuzkoa. Pese a todo, Arnaldo Otegi ha asegurado que la izquierda abertzale “ha roto su techo” histórico en este ciclo electoral.
En cuanto a los socialistas, a pesar de Barakaldo, la secretaria general, Idoia Mendia, ha hecho una lectura positiva. En Bizkaia retiene Portugalete y Ermua. En Álava la sorpresa de Maider Etxebarria en Vitoria ha roto todas las quinielas. “Esto no aparecía en ninguna encuesta”, reconocía un dirigente político de otra formación. El PSE-EE, en la capital vasca, ha superado claramente a Miren Larrion (EH Bildu) y, sobre todo, a Leticia Comerón (PP). En Gipuzkoa, además de la anécdota de Larraul y Berrobi, donde los socialistas se han llevado todos los ediles por ser los únicos en liza, al margen del retroceso de Donostia mantiene posiciones en Lasarte, Eibar, Zumarraga o Irún. En Andoain, en cambio, no han superado a la izquierda aberzale.
En el PP, los disgustos se acumulan. Sólo Borja Sémper, con una campaña personal, moderada y alejada de las siglas, ha podido sonreír tímidamente al crecer en votos, superar a Elkarrekin Podemos y la barrera psicológica del 10%. En el resto del mapa, el desplome es general. Bilbao, Durango, Santurtzi, Barakaldo y, sobre todo, Vitoria y Álava, son escenarios dolorosos para los 'populares'. El PP, además, concurría con sus principales dirigentes al frente de candidaturas, un arma de doble filo.
Lo llamativo es que -exactamente como sucedió en las elecciones generales- la caída del PP no se acompasa con la llegada de Vox y Ciudadanos, que no terminan de cuajar en esta comunidad. No obtienen ningún tipo de representación. De hecho, Ciudadanos ha perdido toda la representación institucional que logró en 2015, el concejal de Getxo, el de Laguardia y el juntero alavés. En Ugao-Miraballes, por cierto, el partido de Albert Rivera baja de 37 votos en las generales a 25 a pesar de su acto de campaña. Vox, por su parte, ha sumado 60 votos en el pueblo natal de Santiago Abascal, Amurrio.
En cuanto a Elkarrekin Podemos, con un PSE-EE fuerte ve achicado su espacio. En el caso de las Juntas Generales, en Gipuzkoa y en Álava -en ambos lugares hubo disputas internas- la caída es importante, mientras que mantiene el peso en Bizkaia. En cuanto a las municipales, la comparación es complicada porque Podemos, IU y Equo se presentaron de manera desigual hace cuatro años, en ocasiones juntos, a veces por separado y en otras uno solo. Sea como fuere, no cumple todos los objetivos, aunque la lectura global es que consolida un espacio propio a la izquierda del PSOE con más peso y presencia que la que pudo tener en su día la filial de IU, Ezker Batua.