Hace más de un siglo, un rey de España, Alfonso XIII, y un presidente del consejo de ministros, Eduardo Dato, coincidieron en la necesidad de que Vitoria contara con un nuevo teatro tras el gran incendió que devoró el Principal, un complejo ubicado en una calle en cuesta junto al Ayuntamiento. Ahora, en 2021, el bisnieto de aquel monarca, Felipe VI, y el quincuagésimo sucesor de Dato, Pedro Sánchez, han reinaugurado aquel viejo centro cultural como Memorial para las Víctimas del Terrorismo. El museo, enteramente público y de acceso gratuito para el público, no recogerá el atentado que mató a Dato -hijo adoptivo de Vitoria- pero sí honra a 1.453 víctimas desde 1960, cuando una organización llamada DRIL asesinó a la niña Begoña Urroz en Donostia, hasta 2021, año de las últimas dos víctimas, los reporteros David Beriain y Roberto Fraile. A ellos se suman 4.977 heridos de diferente consideración.
El Memorial recoge los grandes atentados recientes de la historia de España, los de Catalunya en 2017 y Madrid en 2004 provocados por el yihadismo, pero sitúa con claridad a ETA como principal perpetrador al haber asesinado a 853 personas y herido a 2.597 sumada la rama militar, la político-militar y otros grupúsculos como los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Hay también espacio para los GRAPO y para organizaciones de extrema derecha e izquierda. Sobre el GAL, el Memorial que financia e inaugura un Gobierno socialista subraya que fue una “respuesta fuera de la legalidad” al terrorismo de ETA, que utilizó “sus mismos métodos” -asesinatos, secuestros, tortura- y que “fue promovido por varios altos cargos del Gobierno socialista” de Felipe González “junto con un grupo de policías y guardias civiles que quebrantaron las leyes que habían jurado defender”. Precisamente la izquierda abertzale, señalada en este museo por haber dado cobertura política y social a la violencia de ETA, ha apoyado una concentración coincidiendo con la inauguración en la que se denuncia la exclusión de víctimas de la violencia del Estado mientras se incluye como víctimas a Luis Carrero Blanco o Melitón Manzanas. Están en él todas las personas reconocidas como víctimas “del terrorismo” por ley, sean españolas o extranjeras si el atentado ha sido en España o si son españoles muertos en cualquier país o extranjeros asesinados en su lugar de origen por bandas de aquí.
Otro ejemplo que se ha puesto de manifiesto en la protesta en el exterior del Memorial es el de los cinco trabajadores tiroteados por la Policía Armada franquista en Vitoria el 3 de marzo de 1976, para los que ya se ha anunciado un memorial específico en la propia iglesia del barrio de Zaramaga en que se produjeron los hechos. Además, este Memorial coexistirá con el que el Gobierno vasco impulsa en la sede de Gogora, en Bilbao, y que abarca a las víctimas del terrorismo, a las de violencia policial -reconocidas en una ley autonómica de 2016- y a las del franquismo y la Guerra Civil. También habrá otro proyecto memorialístico en Gernika, ciudad bombardeada en 1937 por las aviaciones nazi alemana y fascista italiana que apoyaban el golpe de Estado de Francisco Franco.
El jefe del Estado, Felipe VI, ha acudido a la inauguración con puntualidad, a las 12.45 horas, acompañado de su esposa. Además de Sánchez, a quien un reducido grupo de personas que vitoreaban al Rey han pedido que dimita, han participado en la inauguración los ministros Fernando Grande-Marlaska e Isabel Celaá, ambos vascos, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, máxima autoridad del Estado en la comunidad autónoma. El Gobierno vasco es patrón de la fundación del Memorial, dirigido por el periodista e investigador Florencio Domínguez. Otras autoridades presentes han sido el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, el diputado general de Álava, Ramiro González, la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, el presidente de las Juntas Generales de Álava, Pedro Elosegui, los dos vicelehendakari, Josu Erkoreka e Idoia Mendia, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, la consejera navarra Ana Ollo, el delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Iñaki Subijana, o el cónsul de Francia en Bilbao, Yann Battefort. El viejo teatro, que durante décadas fue la sede del Banco de España, ha sido engalanado con lonas verdes y con las banderas de Europa, España, Euskadi, Álava y Vitoria. A su frente, una placa ha sido descubierta y unos 'dantzaris' han regalado un 'aurresku' en honor a los presentes, muchos de ellos también representantes de diferentes asociaciones de víctimas, a quienes Felipe VI, con mascarilla FFP2 blanca por la COVID-19, ha saludado llevándose la mano en el corazón.
Todo el acto ha estado rodeado de un fortísimo despliegue policial. La Ertzaintza ha movilizado a unidades de Seguridad Ciudadana, Tráfico, Brigada Móvil (antidisturbios) e Intervención, así como un helicóptero. Había también uniformados de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, así como de la Policía Local de Vitoria y del cuerpo de Miñones. Un militar de alta graduación acompañaba al jefe del Estado. A ellos se le sumaban numerosos efectivos de paisano, muchos de ellos del propio servicio interno de la Casa Real. Se ha despejado un gran perímetro alrededor del Memorial, con furgonetas de la Ertzaintza en las calles aledañas, a las que se ha impedido el acceso. En la calle de Olaguíbel había decenas de coches oficiales oscuros, varios de ellos con matrículas especiales.
“Llamado a ser un referente internacional”, según el jefe del Estado
Tras la inauguración del edificio, celebrada en el exterior bajo un cielo plúmbeo, junto a la entrada principal, se ha realizado una primera visita del museo, tanto de su exposición permanente como de una muestra temporal sobre el 11-M. Ya en la planta más alta, esta vez con tres y no cinco banderas, las de Europa, España y Euskadi, se han sucedido los discursos. El monarca, que ha empleado el euskera para saludar al lehendakari y a otros mandatarios locales y que se ha retirado la mascarilla para intervenir, ha arrancado su parlamento mostrando su “alegría” y la de la reina Letizia por volver “a Vitoria, a Gasteiz” y por encontrarse con las autoridades locales y con los representantes de las asociaciones de víctimas. “Este proyecto iniciado con gran ilusión se ha desarrollado de manera muy satisfactoria, culminándose la rehabilitación de su sede, la antigua del Banco de España, que la Administración del Estado cedió”, ha explicado para añadir que ya se trabaja en una subsede en Madrid que “profundizará en el conocimiento del terrorismo yihadista”. Felipe VI ha destacado los “altos fines” del Memorial, que “está llamado a ser un referente internacional para la visibilidad de las víctimas del terrorismo, de su memoria y dignidad”. “La memoria de las víctimas del terrorismo es cosustancial a nuestros valores constitucionales”, ha apostillado.
“Señoras, señores, queridas víctimas del terrorismo, al llegar al final de este acto quiero volver a expresar de corazón nuestra gratitud y nuestra más profunda solidaridad -que conocéis bien- con todas las víctimas, con todos los heridos y amenazados y todas sus familias”, ha señalado. Y ha solemnizado: “Preservar la memoria de las víctimas es, por lo tanto, un ejercicio de respeto y de justicia, pero también un elemento esencial para que las generaciones venideras sean siempre conscientes de la gravedad de lo sucedido, del dolor que el terrorismo provoca a toda la sociedad y a sus víctimas en particular, y de la permanente obligación que toda sociedad y todo Estado tiene de combatirlo; con la ley, con sus capacidades policiales, de investigación y de cooperación internacional, y con la labor jurisdiccional de los tribunales de Justicia. Y así, que también hagan lo posible para evitar que vuelva a ocurrir”. Todos los presentes han aplaudido el discurso.
Antes, habían intervenido el director del centro, Florencio Domínguez, y el presidente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Tomás Caballero. Domínguez, que ha pedido guardar un minuto de silencio en memoria de los asesinados sin que ese homenaje haya durado ese tiempo, ha destacado el hecho de que la sede esté en Euskadi, porque es el de ETA el terrorismo que “más víctimas” ha generado y que “mayor impacto político ha provocado”. “Pero el memorial no olvida a ninguno de los terrorismos que hemos padecido”, ha agregado para recalcar que “nada disculpa la vulneración de los derechos humanos”. Sobre el trabajo que desarrollará esta instalación, ha indicado que mostrará a las nuevas generaciones lo negativo de los “discursos del odio” y ha prometido que no será “ni neutral ni equidistante”. Ha asegurado que el antiguo Banco de España es ahora “banco de la memoria”. Caballero, por su parte, ha agradecido el apoyo de La Corona a las víctimas del terrorismo.
En las redes sociales, el lehendakari también ha dejado un mensaje. “Ha tenido lugar un acto institucional de unidad, homenaje y solidaridad con todas las víctimas y sus familiares, a quienes honraremos siempre con nuestro recuerdo. Ninguna razón política puede anular la dignidad, la integridad y el derecho a la vida. Tras décadas de terrorismo, daño injusto y dolor damos un paso más en la tarea de respetar, promocionar y defender la dignidad de toda persona y los derechos humanos. Este es nuestro bien común”, ha escrito Urkullu, que ha enmarcado este proyecto en otros que impulsa el Gobierno vasco sobre otras vulneraciones de derechos humanos.
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