El Hospital Donostia centralizará desde finales del mes de enero un ensayo clínico en 1.000 personas de la vacuna de la compañía alemana Curevac contra la COVID-19, a la que la Unión Europea ha precomprado unas 405 millones de dosis, según ha podido saber elDiario.es/Euskadi de fuentes sanitarias. El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) y el instituto de investigación sanitaria Biodonostia ya han iniciado tanto el “reclutamiento” de quienes recibirán las dosis experimentales (o el placebo) como del personal médico y de enfermería necesario para el seguimiento de las reacciones.
La de Curevac, como las vacunas de Pfizer que ya se están administrando o las de Moderna que llegarán a Euskadi en los próximos días, emplea la tecnología del denominado ARN mensajero y requiere dos dosis, aunque en esta ocasión “separadas por 29 días”. No exige temperaturas ultracongeladas para su conservación. La gran farmacéutica Bayer es aliada de este proyecto desde principios de enero. Este ensayo se enmarca en la tercera y última fase antes de que este producto pueda ser autorizado para su uso generalizado en pacientes.
Consentimiento informado y “circuito de incidencias graves”
Al tratarse de una “muestra tan grande”, Osakidetza y Biodonostia han diseñado una “propuesta logística” que se basa “en parte” en la “participación voluntaria de personal médico y de enfermería”, así como de residentes de ambas categorías (MIR y EIR). Este grupo no se encargará de las muestras y del papeleo, sino del seguimiento de los participantes en el experimento. Profesionales de Osakidetza del ámbito de Gipuzkoa ya están recibiendo las invitaciones a participar y se les recuerda que “la empresa promotora generará un certificado”. “Este certificado debería ser valorado en los procesos selectivos y de carrera profesional como participación en un proyecto internacional”, animan desde la organización. Se quiere tener un listado de los interesados para este viernes, 15 de enero. El objetivo es que el estudio arranque este mismo mes. Según las previsiones iniciales, “cada profesional voluntario [tendrá] una dedicación de ocho tardes”, cada una de ellas de cuatro horas de trabajo y con 12 pacientes que valorar.
¿Y los voluntarios para pincharse de la vacuna de Curevac? Tendrán una primera consulta y, allí, el médico informará al paciente de los riesgos y datos del producto y se deberá firmar un “consentimiento informado”. El doctor repasará la historia clínica para garantizar que no hay motivos de exclusión del ensayo. Se realizará también un chequeo general: un enfermero le tomará la temperatura, el pulso y la presión arterial y, en caso de mujeres en edad fértil, se practicará un test de embarazo. Después de la vacunación, toca una “exploración física dirigida a la búsqueda de síntomas de la COVID-19” y el enfermero repetirá las pruebas de la primera cita. Biodonostia ha previsto “un circuito de atención urgente para las incidencias graves, si las hubiera”.
elDiario.es/Euskadi
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