En el servicio de cirugía cardíaca del principal hospital público de Bilbao, Basurto, el número de pacientes en listas de espera es más alto que nunca (82) y la demora media es de más del triple que hace diez años (de 19,8 a 68,3 días). En el caso del hospital de Cruces, en Barakaldo, también hay más casos pendientes que nunca (48) y la espera se ha duplicado (de 20,18 a 40,29 días). Éste es el escenario de partida con el que el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha tomado la decisión de reorganización de la atención cardíaca en Bizkaia, que lleva meses larvándose y que, según las fuentes consultadas, se completará este mismo mes de noviembre. La intención es cerrar como tal la atención en Basurto para centralizarla en Cruces.
Los datos han sido aportados al Parlamento Vasco por la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, en respuesta a una pregunta de la portavoz sanitaria de EH Bildu, Rebeka Ubera. Los informes han llegado justamente cuando la titular de Salud estaba presentando los presupuestos de 2023 ante la Cámara. Lo ha hecho, además, a través de una videoconferencia ya que se encuentra de viaje oficial en Estados Unidos. Asiste al International Consortium for Health Outcome Measurements (ICHOM) en Boston, Massachusetts. Parte de su equipo sí ha estado presente físicamente en el Parlamento.
Según estos datos, en Basurto en 2021 ha habido más del doble de pacientes en espera que en el peor de los años anteriores del decenio, 2019 con 40 ó 2016 y 2013, con 37. La demora media para una intervención, medida en días, ha subido de 19,8 en 2012 a 68,3 en 2021. 2018 fue el segundo año con más espera, pero queda lejos, con 45,76 días. En cuanto al número de hospitalizaciones, de más de 300 en en 2012 ó 2014, Basurto ha pasado a 234 en 2021. Solamente hubo menos en 2018, 231. El informe sobre el servicio que desaparece incluye más datos, como que la estancia media es de 18,73 días en planta y de 6,18 en la UCI. El porcentaje de ocupación de los quirófanos marcaba en 2021 un 88,1%, seis puntos más que en 2012 pero sin llegar a los niveles de 2017 (99,75%). Las cirugías mayores practicadas han oscilado entre las 241 del año del confinamiento (2020) y las 326 de 2017. El último año hubo casi un 10% de cancelaciones. La tasa de mortalidad se ubica en el 2,94%.
En cuanto a Cruces, el servicio que recibirá ahora también el flujo de pacientes de Basurto, tiene una estancia media de los ingresados más baja en planta (16,27 días) pero más elevada en la UCI (7,57 días). En 2021 acometió 420 cirugías “mayores” con un 9,31% de cancelaciones cuando el pico fueron 551 en 2019. El índice de ocupación de los quirófanos se halla en el 96,8% y ha habido años (2015 y 2016) en los que la estadística marca incluso actividad superior al 100% (102,53% y 102,58%, respectivamente). La mortalidad más reciente se sitúa en el 4,41%. Tampoco en el recinto de Barakaldo ha habido antes tantos pacientes en espera (48 por 17 de hace diez años) y la demora media se ha duplicado en este período (de 20,18 a 40,29 días, aunque en 2020 llegó a casi 43).
En cuanto a las consultas externas, en Basurto Osakidetza asegura que están mejor que nunca, con apenas 0,24 días de espera por los más de 20 que se alcanzaron en 2016. En el caso de Cruces directamente no hay demora y el peor dato, de 2019, superaba por poco los cuatro días.
Además del debate general sobre la atención primaria, la reorganización de la atención cardíaca en Bilbao ha sido la gran polémica sanitaria en Bizkaia como lo fue la unificación de las Urgencias de Santiago y Txagorritxu en Vitoria -que en los primeros meses retrasó los tiempos de respuesta de la atención separada- o los problemas en la comarca del Bidasoa en Gipuzkoa. Los propios profesionales avisaron de los riesgos de la remodelación y lamentaron que lo que sería imposible en grandes ciudades como Madrid o Barcelona iba a pasar en Bilbao. “Si necesitas que te operen del corazón de urgencia, un traslado en ambulancia desde Bilbao hasta Barakaldo hará que se demore tu intervención y aumente innecesariamente tu riesgo”, señalaron.
En cuanto a los presupuestos, según informa Europa Press, la consejera Sagardui ha anunciado en la Cámara un nuevo incremento de la plantilla de Osakidetza, en concreto de 919 plazas y que se suman a las 2.467 presentadas ya en octubre. La plantilla estructural alcanzará las 30.992 puestos de trabajo en la Sanidad pública. Salud, el área del Ejecutivo con mayor presupuesto, contará en 2023 con 4.638 millones de euros, lo que supone una subida del 6% respecto a 2022. Los retos, según ha expuesto desde Boston Sagardui, pasan por “avanzar hacia una salud sin desigualdades, más cercana y al servicio de las personas, a través del impulso de las políticas públicas relacionadas con la salud y el bienestar”.