La iglesia en que se produjo el tiroteo del 3 de marzo de 1976 en Vitoria se convertirá en memorial de homenaje a las víctimas

En la tarde del 3 de marzo de 1976, en el barrio obrero de Zaramaga, entonces a las afueras de Vitoria, 4.000 trabajadores celebraban una asamblea de huelga en la iglesia de San Francisco de Asís. La Policía Armada del franquismo la disolvió con un tiroteo y asesinó a cinco trabajadores y dejó decenas de heridos. Fue la mayor masacre de los aparatos del Estado en la Transición, como se hizo constar en la emisora de radio de los 'grises': “Hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Ha sido una masacre”. Ahora, en puertas del cuadragésimo quinto aniversario de los sucesos, la Diócesis de Vitoria ha decidido ceder ese templo ya sin culto desde 2014 para que se ponga en marcha un centro memorial. El Gobierno vasco, la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria -pero no el Gobierno de España- han firmado este jueves un convenio con el obispo, Juan Carlos Elizalde, para activar el proyecto, aunque por el momento no hay fecha prevista de apertura.

La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, competente en políticas de Memoria, ha calificado de “histórico” el convenio. “Hoy comenzamos a saldar de manera definitiva” la deuda contraída con las víctimas, José Castillo, Bienvenido Pereda, Romualdo Barroso, Francisco Aznar y Pedro María Martínez Ocio, así como los “centenares de heridos”. Emocionada, ha contado que ella creció en Zaramaga, como otros muchos vitorianos hijos de los inmigrantes que llegaron desde muchas partes del resto de Euskadi y de España. “Éste es mi barrio y ésta es mi iglesia [...]. La Policía apuntaba hacia arriba y aquella niña no comprendía nada. Se escuchaban disparos cerca”, ha rememorado. Artolazabal ha puesto en valor la “colaboración institución” y el papel del Obispado y ha tendido la mano a que la plataforma de víctimas Martxoak 3 y los sindicatos a los que estaban afiliados los fallecidos puedan participar también en el diseño del espacio expositivo, del que no se han dado detalles.

La consejera, eso sí, ha denunciado que el Estado no ha admitido la “utilización indiscriminada” de la violencia en Zaramaga en 1976 y le ha emplazado a que “además de reconocer el daño causado” sea “firme” en el reconocimiento de las víctimas. Preguntada por la ausencia del Gobierno central de la presentación, ha venido a decir que el proyecto tiene suficiente respaldo institucional con la presencia en la futura fundación que regirá el memorial del Ejecutivo autonómico, de la Diputación y del Ayuntamiento.

El diputado general, Ramiro González, también era niño en 1976 y también vio desde su ventana en Arana a los 'grises'. Según González, el memorial no podría estar en otro lugar que no fuera San Francisco de Asís. “Esta iglesia ya era un símbolo de aquella lucha. Pongamos este símbolo en el lugar que merece. Se lo debemos a las víctimas. Se lo debemos a Vitoria, a Álava y a Euskadi”, ha expuesto. Por su parte, el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, que ha pronunciado un discurso sin papeles, ha exclamado que “han pasado 45 años y las víctimas todavía exigen justicia”. Ha recordado cómo se escribió en las calles de Zaramaga esa palabra, “justicia”, “con la sangre de los heridos y de los asesinados”. Urtaran ha apostado por una Vitoria que reconozca por igual a “todas” las víctimas, sean “del terrorismo o de abusos policiales”.

El obispo Elizalde, que cede a lo público un edificio en un contexto en el que se habla de las inmatriculaciones realizadas e manera masiva por la Iglesia católica en España y en Euskadi, ha apostado por “contribuir [con el nuevo memorial] a una lectura serena y abierta” de los sucesos del 3 de marzo de 1976 “sin exclusiones ni divisiones ideológicas”. “La Iglesia alavesa también debe colaborar, con las demás instituciones, ayudando a escribir este momento de nuestra historia colectiva”, ha abundado el prelado, que ha recordado a los sacerdotes que en la Transición “abrieron los templos para las asambleas de obreros”.

El acto ha tenido lugar en la propia iglesia de San Francisco de Asís, sin oficios religiosos desde 2014 y ahora sede de una exposición permanente de belenes. De hecho, aún hoy está totalmente decorada con adornos navideños. La firma del convenio se ha producido en la capilla del templo, que fue diseñado por Luis Peña Ganchegui. Artolazabal ha dado a entender que el trabajo de cocina para lograr esta simbólica imagen de la cesión ha sido arduo y no ha querido precisar más detalles sobre la posible inauguración o sobre su contenido. Este memorial completará a otros ya en marcha, como el que está a punto de ser inaugurado en el antiguo Banco de España destinado a recordar el terrorismo de ETA y del GAL o incluso del yihadismo -un proyecto del Gobierno central- y al propio Instituto de la Memoria del Ejecutivo vasco, llamado Gogora, que tiene su sede central en Bilbao y que abarca también la Guerra Civil y la dictadura.

elDiario.es/Euskadi

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