La intrahistoria del acuerdo entre Navarra y la comunidad vecina “especial” de los cinco nombres
El escudo del Gobierno vasco tiene un cuartel libre en la parte inferior derecha . Es un espacio vacío con fondo rojo, ya que el Tribunal Constitucional impidió en 1986 la utilización del emblema del territorio de Navarra con los de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa en el mismo lugar en el que aparece en el escudo del Reino de España. Los primeros ertzainas tuvieron que tachar las cadenas de sus txapelas. Ese escudo, en solitario, ha acompañado de igual a igual al vasco este viernes en el Palacio de Navarra de Pamplona, que tiene las hechuras de palacio real sin haberlo sido nunca y que alberga ahora la presidencia foral. María Chivite e Iñigo Urkullu, que han exhibido una gran sintonía en todo momento, han firmado un nuevo protocolo de colaboración en 29 materias entre la comunidad autónoma de Navarra y la que conforman los territorios de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, que ha recibido hasta cinco nombres en los documentos y comparecencias, “País Vasco-Euskadi”, “Comunidad Autónoma del País Vasco”, “Comunidad Autónoma Vasca”, “Euskadi” o “País Vasco”.
El acuerdo es una continuidad y ampliación del firmado en 2016, en aquella ocasión en Vitoria, entre el propio Urkullu y la entonces presidenta navarra Uxue Barkos. Ella fue la primera mandataria vasquista en la comunidad foral. Fue un giro en las relaciones entre ambos territorios después de años dándose la espalda con UPN al mando de las instituciones navarras. Urkullu y Barkos también conmemoraron conjuntamente el final de ETA en 2018 en el paraje de Bertiz, en el Pirineo. Antes, en 2009, hubo algunos acuerdos menores entre Patxi López y el regionalista Miguel Sanz. Más atrás aún (1996) queda el órgano “permanente” de relación entre ambas autonomías impulsado por un presidente socialista, Javier Otano, que dimitió por tener una cuenta en Suiza. En la hemeroteca están archivadas las negociaciones que permitieron recoger en la Constitución una cláusula para la incorporación de Navarra a la comunidad autónoma vasca y en la historia enterrados los estatutos ‘a cuatro’ de la II República. Hubo una época en que incluso la CIA, en sus informes, consideraba a Navarra como “la cuarta provincia vasca”.
En medio de estos complejos equilibrios identitarios, el preámbulo del convenio indica “que la Comunidad Foral de Navarra y la Comunidad Autónoma del País Vasco mantienen una especial relación que se caracteriza por una afinidad histórica, cultural, lingüística, turística y sociocultural, y comparten una larga tradición de colaboración que les ha llevado a participar conjuntamente en la creación y desarrollo de instituciones de carácter cultural y lingüístico, así como a suscribir acuerdos sectoriales en diversas áreas”. Se añade también que “se diferencian del resto de Comunidades del Estado en que poseen sus propios regímenes económico-financieros” y que quieren ser aliados en la defensa de la foralidad ante las instituciones centrales.
Pero el acuerdo, en puridad, es uno más entre dos autonomías. “La colaboración se encuentra implícita en la propia esencia de la forma de organización territorial del Estado, establecida en la Constitución y, por ello, las relaciones interautonómicas de colaboración y cooperación se encuadran dentro del marco constitucional del estado de las autonomías”, se puede leer en el documento. Chivite, de hecho, ha recordado que mantiene contactos similares con otras regiones limítrofes. A la ikurriña y a la bandera foral les separaba una bandera de España en la estancia de la comparecencia pública. Con ellas tres, una enseña de Europa completaba el escenario.
En Ajuria Enea gobierna el PNV en coalición con los socialistas. En Pamplona gobiernan los socialistas en coalición con la coalición de la que forma parte el PNV (Geroa Bai), aunque también con Podemos (el único de todos estos partidos que no ha estado representando en la cumbre). A Chivite le ha acompañado un nutrido grupo de consejeros de su gabinete, como también a Urkullu. En la delegación vasca faltaba el vicelehendakari, Josu Erkoreka, que se ha quedado al frente de la mesa de crisis por las inundaciones. Los unos se han sentado a la izquierda y los otros a la derecha. Los periodistas de ambas comunidades se han acomodado también, sin que nadie lo indicara, siguiendo ese mismo reparto.
El PNV de Urkullu ganó las elecciones de 2020 apostando por un nuevo estatus político que permita estrechar lazos con Navarra y también con los tres territorios franceses. Formalmente, existe un foro que los une, la eurorregión en la que UPN no participaba, pero del lado francés quien participa es la región de Nueva Aquitania, que abarca a ciudades como Burdeos o Limoges, mucha más allá de Baiona o Biarritz. En 2018, de la mano de EH Bildu, pactó un documento de bases con acento soberanista en el mismo sentido de estrechar lazos. En la Euskadi (con zeta) del PNV está incluida Navarra. El primer lehendakari, entonces por el PNV aunque luego fundó EA, Carlos Garaikoetxea, era navarro. El presidente del Parlamento navarro es del PNV. Por el contrario, hace ya años que el PSOE vasco dejó de abarcar también a Navarra y ahora Chivite es secretaria general del PSN, con el mismo rango dentro del PSOE que el PSE-EE.
¿Qué supone para un lehendakari nacionalista firmar un acuerdo entre Euskadi y Navarra de igual a igual como realidades diferenciadas? “Somos dos comunidades hermanas, tenemos una relación espacial como comunidades hermanas que nos sentimos”, ha explicado Urkullu, que ha destacado la “afinidad similar por razones históricas, culturales, económicas o lingüísticas”. La pregunta ha suscitado risas en muchos de los presentes. “Nos conocemos, nos respetamos”, ha remarcado el lehendakari, que se ha dirigido a Chivite en euskera y castellano como “presidenta” aunque en los documentos escritos, en la parte en lengua vasca, también recibía la consideración de “lehendakari” de Navarra, una denominación que empezó a promocionar Barkos.
En cuanto a contenidos, el pacto regula 29 materias comunes. Hay asuntos de trascendencia social para facilitar las prestaciones de dependencia o de renta básica (renta de garantía de ingresos o renta garantizada, ahora complementadas con el IMV estatal), voluntad de atender en Salud, Educación o Emergencias las zonas limítrofes y mucho interés en potenciar convenios en muy variados asuntos. En los últimos años han surgido leyes similares en temas como vivienda o el reconocimiento de las víctimas de la violencia policial y así se hace constar. Se quiere “promover” EiTB en Navarra pero no “facilitar” su difusión, como constaba en un borrador del acuerdo luego modificado. Se desea profundizar en la colaboración en torno al euskera, idioma muy utilizado en el norte de Navarra. Chivite, por el contrario, solamente lo ha usado para regalar un “eskerrik asko” a Urkullu por su visita en una jornada con balsas de agua incluso en las autovías.
Significativamente, en esos 29 capítulos del protocolo no hay espacio para la conexión de las respectivas redes de alta velocidad. Hay dos opciones. La más cara es que el AVE de Pamplona enganche con la denominada 'Y vasca' por Ezkio/Itsaso, un minúsculo pueblo de Gipuzkoa cuya estación solamente tendría sentido con esta operación. La más barata es por el ya existente corredor Vitoria-Pamplona. Chivite ha dicho que sería necesario un pacto a dos pero también con el Estado, que es quien financia la obra. En los presupuestos hay una partida para este tramo asignada a la provincia de Álava, pero formalmente no hay una decisión tomada. Sea cual sea, generará oposición. ¿Es lógico ir desde Pamplona a Donostia pasando por Vitoria? El alcalde Enrique Maya ya deja clara su oposición. ¿Y lo es ir de Vitoria a Pamplona parando en un pueblo de Gipuzkoa en vez de hacerlo en línea recta? Su homólogo Gorka Urtaran ya lo ha rechazado. Eso sí, entre los detalles del acuerdo interinstitucional se ha pactado el “impulso a la nueva ruta ciclable Pamplona-Iruña/Vitoria-Gasteiz por Sakana (antigua ruta a Santiago)”.
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