Isabel Zapardiez, diseñadora de alta costura: “La moda sostenible debe llegar a todos los ámbitos, incluso a las pasarelas”

Maialen Ferreira

Donostia —
15 de junio de 2024 21:46 h

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En la era de la moda de usar y tirar, en la que 800.000 toneladas de ropa acaban cada año quemadas o en el vertedero, la ropa artesanal y sostenible está cobrando cada vez más relevancia. Prueba de ello es la nueva colección de la diseñadora de alta costura Isabel Zapardiez, que traslada sus obras que visten pasarelas y museos a los armarios de quien quiera -y pueda- costearse alguna de sus camisetas, faldas o vestidos.

Zapardiez justifica sus precios, que rondan, según su página web, los 300 euros en el caso de las camisetas 600 para los pantalones y sobre 1.000 euros para los vestidos, -aunque en su nueva colección, que aún no se puede adquirir en la web, cuenta con camisetas de algodón orgánico por 80 euros- asegurando que más que en la ropa, el consumidor debe fijarse en el trabajo que hay detrás. “Una persona cuando ve piezas de alta costura lo que tiene que ver es el trabajo que hay detrás de la creación, del dominio de la técnica, de en cuanto a la investigación de los tejidos y la artesanía”, sostiene en una entrevista a este periódico en Donostia durante la presentación de 'Florakción', una exposición inmersiva que reúne en un mismo espacio sus obras de alta costura, la música de Mikel Erentxun y la gastronomía de Elena Arzak, entre otros artistas.

En la muestra, el espectador puede encontrar diseños de vestidos creados con botellas recogidas en el mar Mediterráneo o con trozos de palmeras. Algo que, según indica Zapardiez, se puede llevar a las pasarelas. “Todos tenemos interiorizado que una camiseta puede ser de algodón orgánico, pero un vestido de alfombra roja piensas que no. ¿Pero, por qué no?”, se pregunta.

¿Cómo surgió su vocación por el diseño de moda?

De una forma absolutamente natural. No recuerdo mi vida sin la costura y sin los tejidos. Empecé a coser con once años y toda mi vida me he dedicado a ello. Yo no lo entiendo como un trabajo, sino como una forma de vida. En mi casa mi abuela y mi madre cosían y empecé a hacerles vestidos a mis muñecas y después a mi madre.

Sus obras están expuestas en La Central Art Galery. ¿Cuesta entender que la moda es arte?

Hay de todo. Hoy en día es una tendencia clara. Hace un año vi un Matisse rodeado de vestidos. Cuando se está hablando de alta costura quizás se puede argumentar una parte artística porque son piezas de experimentación o de demostrar un concepto más que de crearse para ser utilizadas.

¿La sociedad entiende lo que es la alta costura?

No sé hasta qué punto, porque creo que a veces, cuando se ven desfiles de alta costura no entienden para qué sirve. En los desfiles se muestran creaciones que luego se trasladan al Prêt-à-Couture, a prendas más ponibles o usables.

¿El hecho de que sean piezas inaccesibles en cuanto al precio hace que cueste aterrizarlo a la sociedad?

Yo creo que los momentos para ponerte piezas de alta costura son contados y luego hay que aterrizarlo al Prêt-à-Couture. Una persona cuando ve piezas de alta costura lo que tiene que ver es el trabajo que hay detrás de la creación, del dominio de la técnica, de en cuanto a la investigación de los tejidos y la artesanía.

hay una clara tendencia al slow fashion por una necesidad urgente de cuidar nuestro planeta y ser más sostenibles

¿Afecta a este tipo de moda la fast fashion o la superproducción de ropa que es cada vez está teniendo más auge en el mercado?

Creo que ahora hay una clara tendencia al slow fashion por una necesidad urgente de cuidar nuestro planeta y ser más sostenibles. La ropa debería ser artesanal, un reflejo de la persona que la lleve y debería durarle muchos años. Creo que esa es la tendencia actual y la que va a seguir en un futuro porque las nuevas generaciones tienen muy en cuenta el lugar en el que se fabrica o los materiales que se utilizan, si si el algodón es orgánico o no. En mi caso, en mi nueva colección tengo camisetas de algodón orgánico fabricadas en España y como en los últimos 20 años me he dedicado a la costura realmente no he tenido que hacer un cambio, pero hay muchas empresas que lo están haciendo ahora.

¿Alguna vez alguna marca internacional de fast fashion ha copiado alguno de sus diseños para superproducirlo más barato?

En el mundo de la moda esas cosas ocurren. Yo soy una persona enormemente creativa y me lo puedo tomar como un halago. Cuando haces algo creativo, lo que haces es terminarlo, seguir creando más y avanzando, con lo cual tampoco me paro mucho en ese tipo de cosas. No me interesan.

En la exposición, una de sus creaciones está hecha con materiales sostenibles, concretamente con el plástico de botellas usadas. ¿De qué manera se pueden llevar los tejidos sostenibles a la alta costura?

Experimentando. Todos tenemos interiorizado que una camiseta puede ser de algodón orgánico, pero un vestido de alfombra roja piensas que no. ¿Pero, por qué no? Se puede realizar con un tejido con hilatura desigual como el que muestro, que está realizado con botellas recogidas en el mar Mediterráneo o como uno de los tocados que también están en esta exposición, que está fabricado con hojas de palmera. Después de la poda, las hojas se trituran y se consigue ese tejido, que puede ser más o menos rígido, por lo que se pueden hacer desde tocados hasta cazadoras. Con lo cual hay una tendencia enorme ahí y en el mundo de ropa más casual está más implementado, pero hay que llevarlo a todos los ámbitos, incluso a las pasarelas.

Más allá de la sostenibilidad, la diversidad corporal y de identidad también está llegando a las pasarelas. ¿De qué manera se está viviendo?

A través de la moda se puede estudiar la historia de la sociedad y de la humanidad. Es lógico y normal que los diseñadores recojan y trasladen a sus creaciones los cambios que están ocurriendo a nivel social. Es algo que tenemos que hacer inevitablemente para dar servicio a todas las personas.

Todos tenemos interiorizado que una camiseta puede ser de algodón orgánico, pero un vestido de alfombra roja piensas que no. ¿Pero, por qué no?

¿Hay diseñadores que se niegan a evolucionar en ese sentido?

Yo creo que no.

¿Cuál diría que es su obra más valorada?

No lo sé. Es como preguntar a qué hijo quieres más. En este momento he creado una colección que cuenta con piezas que me gustan, como una que incluye una capa con 7.000 piezas de gasa dobladas, plegadas y convertidas en pétalos. Ese es un verdadero trabajo de alta costura. Tengo otras que han sido bordadas a mano. Son obras que puedes crear cuando tienes una ocasión especial como es el hecho de mostrarlas en una galería. Más allá de las piezas especiales, lo que me motiva es haber creado un espacio para el disfrute de todos.

¿Cuánto se puede tardar en crear una exposición como esta?

No hay horas suficientes y nunca la daría por terminada.

¿Qué le gustaría diseñar y para quién?

No lo sé. El año pasado tuve la suerte de vestir en un mismo día a una mujer que tenía 104 años y a una niña de ocho meses. Me parece algo súper enriquecedor en mi trabajo.

En las pasarelas se ven cada vez más vestidos reivindicativos como el que usó Cate Blanchett en la alfombra roja del Festival de Cannes con los colores de la bandera de Palestina. ¿Qué le parece?

La moda tiene un lenguaje no verbal muy significativo. Evidentemente, todos queremos contar una historia o mandar un mensaje cuando nos vestimos. Cuando abrimos el armario y elegimos qué ponernos estamos contando cosas, desde nuestro estado de ánimo hasta quienes somos, dónde vamos o dónde trabajamos. El lenguaje de la moda es muy poderoso.

¿Qué le diría a esas personas que no creen que la moda tiene importancia en la sociedad?

Que la tiene. Ellos diciendo que no quieren darle importancia, se la están dando.

elDiario.es/Euskadi

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