Los jefes de servicio del hospital Donostia han amagado este lunes con retomar su batalla contra Osakidetza y contra la cúpula política del Departamento de Salud. Las destituciones de dos cargos en su comarca sanitaria, la OSI Donostialdea, espolearon tres dimisiones y después una primera oleada de movilizaciones y declaraciones que se apaciguó por falta de apoyos en otros estamentos sanitarios y territorios y por el inicio de un proceso de interlocución con el nuevo equipo al frente de la organización, comandado por Agustín Agirre. Sin embargo, lo que se llegó a publicitar como una revuelta “sin precedentes” y que motivó hasta siete preguntas al Gobierno en la última sesión de control que celebró el Parlamento en 2022 se enfrenta ahora al cuestionamiento expreso de algunos sanitarios de Bizkaia por las acusaciones de agravio territorial que se fueron vertiendo, lo que se suma al alejamiento del Sindicato Médico, que recordó ante los cambios que piden en las contrataciones que el principio básico en la Administración pública es el de “igualdad, mérito y capacidad”. Además, se ha apagado ya el gran eco mediático que lograron los promotores en un inicio.
Los jefes de servicio, que llaman “foto” a su concentración de primera hora de la mañana, anunciaron sus intenciones de volver a protestar en Nochebuena. “Tras los últimos acontecimientos y ante el nulo avance de los temas planteados en la mesa de negociación, principalmente en relación al Onkologikoa y a la no incorporación de perfiles específicos en la OPE 2022 que está en marcha, la asamblea ha decidido reiniciar las movilizaciones en la puerta del hospital los lunes a las 8.15 y convocar una rueda de prensa el próximo miércoles 28 de diciembre a las 15:30 en el Colegio de Médicos de Gipuzkoa”, anunciaron a través de su canal de Telegram. Este lunes, en efecto, se han tomado esa fotografía en el acceso de su hospital.
Aunque la Sanidad pública, en Euskadi como en otros lugares, está llena de movilizaciones e incluso de huelgas, el levantamiento de los jefes de servicio del Donostia tenía algunos elementos muy singulares. En primer lugar, exhibían un discurso muy crítico por un supuesto agravio territorial hacia Gipuzkoa en la planificación sanitaria. Aunque incluso el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, recalcó que en ningún caso se ponía en cuestión la “referencialidad” del Donostia como hospital, la respuesta más dura ha llegado desde Cruces en relación a las quejas por la aparente decisión de llevar allí la atención de cánceres peritoneales. “No es aceptable defender los intereses propios en base a acusaciones infundadas. Hasta ahora no habíamos querido contestar a sus insinuaciones por no enredar más el problema, pero creemos que ha llegado el momento de poner las cosas en claro, porque han atentado contra nuestro buen nombre y nuestra profesionalidad, asegurando públicamente nuestra falta de experiencia y alegando, de forma infundada, que la decisión tomada por Osakidetza ha sido política o de amiguismo”, replicaban en una carta cinco jefes de servicio del gran hospital de Bizkaia a otra misiva del doctor Adolfo Begiristain, uno de los directivos intermedios dimitidos en los primeros días de diciembre. Aparentemente, el nuevo gerente de la OSI Donostialdea les pidió expresamente que desmintiera la carta de Begiristain para continuar con el proceso de diálogo. Pero los jefes hospitalarios se han negado, celebraron una asamblea de urgencia este viernes y piden ya nuevos “interlocutores”, según recoge Europa Press.
Otro punto clave de las demandas de estos jefes hospitalarios era recobrar más poder para contratar a sus equipos. En Euskadi, en 2018 saltó por los aires la OPE de especialidades médicas precisamente por que los resultados apuntaban a un trato de favor hacia determinados candidatos, que coincidían con los colegas de centro de los autores de la preguntas y miembros del tribunal, es decir, con los jefes de servicio. El Sindicato Médico avisó de que algunas propuestas cuestionaban el modelo de “igualdad, mérito y capacidad” para acceder a una plaza pública. E incluso el PNV, para zafarse de las críticas de la oposición política y enmendando su discurso de que no había “elementos objetivos” que probaran las irregularidades, advirtió de que no podían ser tomadas en consideración todas las demandas porque sería volver a la casilla de salida antes de la OPE judicializada.
Aunque uno de los portavoces de los críticos de la OSI Donostialdea, el doctor Adolfo López de Munain, aseguró que las “llamas” del incendio pronto pasarían a otros estamentos y también a otros territorios, no ha sido así. Estas protestas no han atraído ni a médicos de base, ni a enfermeros ni a otros sanitarios. Tampoco parecen haber cristalizado las reuniones con representantes de la atención primaria que se fueron celebrando. La respuesta llegada desde Cruces muestra que la extensión territorial no ha sido tal. El resto de protestas activas en Osakidetza han continuado sus dinámicas en paralelo. Los seis principales sindicatos, Satse, ELA, LAB, SME, CCOO y UGT, han realizado protestas, comunicados conjuntos y anuncian nuevas iniciativas. Es lo que ocurría antes de las destituciones en el Donostia. La semana pasada hubo huelgas en el Centro Vasco de Transfusiones y Tejidos Humanos.
Asimismo, están surgiendo nuevos movimientos locales. Este lunes se ha presentado un colectivo llamado BOPA (Barakaldoko Osasungintza Publikoaren Alde) y que nace en defensa de la Sanidad pública en Barakaldo, la segunda ciudad de Bizkaia y cuarta de Euskadi. Al hilo de las movilizaciones en la comarca del Bidasoa o en Tolosa (la única zona sin un hospital público, aunque ya está proyectada una nueva infraestructura), BOPA entiende que “la Sanidad pública viene sufriendo un continuado y planificado proceso de recortes y desmantelamiento, que deteriora la calidad asistencial y la salud”. En el plan más local, denuncian reducciones horarias en los ambulatorios, cierres nocturnos en el sistema de PAC (Punto de Atención Continuada), incremento de las listas de espera o una digitalización que aleja a los mayores de los servicios presenciales. “No queremos que destruyan la Sanidad pública, patrimonio de todas y de todos. Para hacer frente a este desmantelamiento y defender nuestro derecho a la salud, nace, en Barakaldo, la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública BOPA (Barakaldo Osasungintza Publikoaren Alde). Es una plataforma abierta a la participación de cuantas personas lo deseen, que buscará la coordinación de iniciativas con otras similares surgidas en otros municipios”, explican en el documento fundacional.
En el plano político y con un aroma claramente preelectoral, el PP ha cuestionado la gestión sanitaria del Gobierno vasco y ha puesto el foco especialmente en Vitoria y en Álava. “Viendo la gestión que están haciendo el PNV y el PSE-EE de uno de los servicios públicos esenciales y de referencia, estamos perdiendo todos los vascos”, ha afirmado Laura Garrido, portavoz sanitaria de la formación. Este partido, que tiene en este territorio su gran caladero de votos en Euskadi, ha denunciado la eliminación del PAC de San Martín o el cierre de las urgencias de Santiago. “Es evidente que es urgente un cambio en Vitoria”, entienden los 'populares'.