La magistrada de Vitoria María Eneida Arbaizar ha decretado este martes como medida cautelar que las protestas antiabortistas de un colectivo ultracatólico no podrán realizarse a menos de 100 metros de la clínica de Askabide en la calle de Rioja del centro de la capital vasca. La juez avisa a la plataforma 40 días por la vida de que cualquier intento de sortear esta prohibición puede implicar nuevas medidas, “inclusive la prisión provisional”, y ordena a la Ertzaintza y a la Policía Local de Vitoria que hagan cumplir el mandato judicial con rigor. Askabide había puesto pie en pared después de que haya reaparecido una presión que ya existía desde hace años hasta el punto de exhibir lemas feministas en el exterior de su escaparate.
A falta de que se resuelva el fondo de la cuestión, es una resolución muy similar a dos emitidas ya por juzgados de Donostia por las protestas de la misma plataforma contra la clínica de Askabide en aquella ciudad, sita en la calle de Easo. Sin embargo, 40 días por la vida se había jactado de que había logrado luz verde para su acoso a las mujeres que acuden a interrumpir su embarazo y a los profesionales que las atienden al lograr un pronunciamiento favorable en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. No obstante, aquella resolución que alimentaba las protestas era de la jurisdicción de lo contencioso-administrativo y tanto las de Donostia como la de Vitoria son penales.
Explica la magistrada que ha revisado las denuncias de los responsables de Askabide -que han enviado como prueba correos electrónicos de personas muy quejosas por la presencia de los manifestantes ultracatólicos- que se contraponen la libertad de expresión con el ejercicio de un derecho reconocido por la ley. Recuerda, en todo caso, que ahora el acoso contra las mujeres que lo ejercen está también castigado tras la última reforma del Código Penal. “No pueden esgrimir que lo hacen en el libre ejercicio de su libertad de expresión y manifestación puesto que igualmente pudieran hacerlo de forma absolutamente legítima en otros lugares sin merma de los derechos de trabajadores y usuarias de la clínica. Es evidente que la intención es la de poner de manifiesto su posición contraria al aborto -lo que, repítase, es absolutamente legítimo- pero a la vez también lo es la de presionar y/o tratar de disuadir a las usuarias y profesionales del centro de la decisión atinente a cada mujer (previo consentimiento informado y previa comprobación de la concurrencia de los requisitos legalmente establecidos) de interrumpir su embarazo”, argumenta Arbaizar, que recalca que el “derecho” de quienes protestan se puede ejercer en cualquier otro lugar. “No parece en absoluto desproporcionado prohibir a los investigados que se aproximen en una distancia inferior a 100 metros” ya que se evitarían así “concentraciones en una zona visible” para sanitarios y usuarias.
Entretanto, el colectivo antiabortista mantiene en su página web -en la que organizan este tipo de 'rezos' delante de clínicas de toda España- una petición de ayuda para “apoyar” a los ultras de Vitoria y Euskadi. “El abortorio está presionando mucho. Solicitamos de los voluntarios de las ciudades cercanas apoyo para nuestros compañeros de Vitoria, con oración y presencia física en sus vigilias”, se puede leer nada más acceder a su portal.
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