A las ocho de la tarde, hora española, Ljadra Said confirmaba que ya tenía en su poder su pasaporte y su carnet de identidad españoles. Y como prueba, mandaba dos fotografías con sendos documentos en la mano. Llevaba sin ellos desde noviembre, cuando su propia familia le arrebató la documentación que le permitía regresar a España. La ciudadana española, de 19 años y origen saharaui, se encontraba secuestrada a manos de su familia en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia). Ocho meses después ha sido liberada.
La Delegación del Gobierno del País Vasco le ha confirmado a eldiarionorte.es que Ljadra Said regresa este viernes a Madrid y que a lo largo de la semana han estado gestionando su liberación con el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Frente Polisario, autoridad política en los campamentos saharauis. El delegado saharaui en Euskadi, Abdullah Arabi, le confirmaba a este diario que Ljadra había tomado un vuelo desde Tinduf esta madrugada y que había hecho escala en Argel, capital de Argelia, para llegar a Madrid a mediodía.
“Me tienen encerrada”
La joven, residente en Deba (Gipuzkoa), logró enviar un mensaje de su auxilio a sus amigos del País Vasco hace unas semanas: “Me tienen encerrada”. Un amigo, Pablo, lo denunció en la comisaría de la Ertzaintza en Éibar y el 7 de Julio hizo público el caso.
Ljadra, que reside desde hace cinco años en Euskadi, voló a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) en noviembre del año pasado. Le acompañaban su madre y su hermana mayor, Luara, de 22 años. La estancia debía durar un mes, pero cuando quiso regresar a España, su familia la retuvo, según consta en la denuncia, y le retiró su pasaporte, su DNI y su teléfono móvil.
Seis meses después, el 25 de mayo, logró ponerse en contacto con una amiga española a través del móvil de una colega saharaui. El mensaje, escrito a través de Facebook y que figura en la denuncia, denunciaba que su hermano la tenía “encerrada e incomunicada” y le estaba “pegando palizas”. Le pedía a dicha que se pusiera en contacto con su amigo Pablo para que acudiera a “la Policía” a denunciar su secuestro.
Maltrato, secuestro y un intento de matrimonio forzado. Es lo que denuncia la joven Ljadra, que ha logrado regresar a España, tras un calvario que sufren otras mujeres como ella. El caso más sonado de los últimos tiempos ha sido el de Maloma Morales, otra ciudadana española de origen saharaui, que lleva tres años secuestrada, está casada en matrimonio forzado y ha dado a luz durante su cautiverio. La joven andaluza, residente en Mairena del Aljarafe (Sevilla), se encuentra retenida contra su voluntad en el desierto desde diciembre de 2015, cuando viajó a los campamentos de refugiados saharauis para visitar a su familia biológica con su padre adoptivo, José Morales.
Su caso y el de otras cuatro mujeres, Hyeiba El Couri, Koria Badbad, Darya Embarek o Nayiba Mohamed, ha llegado al Parlamento Europeo, que el pasado mes de junio exigió por unanimidad que las cinco ciudadanas fueran liberadas. El órgano legislativo le ha solicitado al Gobierno español que presione a Argelia para que las libere y a Federica Mogherini, la alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, que “interceda, haga de mediadora y mantenga la presión en cualquier contacto”.