El Gobierno vasco ha enviado al Parlamento en los últimos días el informe de la Sociedad de Ciencias Aranzadi que describe los enterramientos de al menos 17 milicianos republicanos en un mausoleo dedicado a los “caídos”, esto es, a fallecidos del bando sublevado en el cementerio de Polloe de Donostia. Es un reciente descubrimiento que el alcalde de la ciudad, Eneko Goia, calificó de “afrenta”. “Una cuestión a determinar es cómo y cuándo se llevó a cabo la inhumación de estos combatientes antifranquistas en el citado mausoleo”, se puede leer en el documento, que detalla que existen algunos registros de movimientos de entrada en 1940 aunque también hay constatación de salidas entre 1958 y 1963 a Cuelgamuros (también desde Alza, Igeldo y Astigarraga), al gran valle diseñado por Francisco Franco y donde él mismo acabó inhumado hasta fechas recientes.
Indica Aranzadi que el Mausoleo de los Mártires -común a casi todas las ciudades- se halla en la calle de San Antonio del camposanto. “Está formado por una base en la que se erige una cruz en la que existe una lápida que dice 'A la memoria de los asesinados por defender sus ideales de Dios y España. Una oración por sus almas'. Este sepulcro fue una obra realizada por la empresa donostiarra Hijos de M. Aguirre, según el diseño del arquitecto municipal y una vez finalizada la Guerra Civil. La construcción fue sufragada por el Ayuntamiento de Donostia, con cargo al presupuesto extraordinario del Movimiento Nacional. Fue construido a finales de 1939 y su coste final fue de 17.510 pesetas [poco más de 100 euros al cambio actual sin aplicar la inflación]”, se explica.
El mausoleo esconde una cámara cuadrada de 5,7 metros por lado. “Su interior tiene el suelo de grava gruesa para favorecer el drenaje y presenta una altura de 1,75 metros” y “la práctica totalidad del suelo se encuentra ocupada por restos óseos humanos”. Hay cuerpos vestidos y calzados en féretros individuales, hay otros también individualizados en “cajas de reducción, mayormente de zinc” pero también de madera y, finalmente, hay “restos amontonados, entremezclados y sin conexiones anatómicas en forma de osario”. La humedad ha destruido las cajas de madera y se han mezclado esos cadáveres con los del tercer grupo. La montaña supera el metro de altura, más de la mitad de la de la cámara. Es “inviable” poder establecer ahora “identificaciones” para cruzarlas con la documentación hallada.
¿Qué documentación es esa? El régimen insertó anuncios en la prensa local ('La voz de España', 'El Diario Vasco', 'Unidad' y Radio España) para que los familiares de los finados los enviasen al mausoleo. El listado de enterramientos más completo es de 121 nombres. Pero “al menos 17 no eran personas adscritas al bando sublevado, sino que por el contrario fueron milicianos y gudaris fallecidos en la defensa de Donostia”. Aranzadi habla de “gudaris” pero ninguno de los republicanos ha sido identificado como combatiente nacionalista, ya que cuatro eran anarquistas (de la CNT), otros tantos socialistas (del sindicato UGT) y tres comunistas (del PCE). El resto, seis, eran de las milicias populares. Hay otros 14 casos de personas “que murieron en el frente y fueron enterradas en Polloe y posteriormente trasladadas al mausoleo” pero “cuya adscripción no está clara”.
Los 17 de Polloe son Pedro Arriola, Severiano Asarta, Narciso de Santos, Lorenzo Echarri, Marcos Gallurralde o Gallarralde, Camilo Ibáñez, Manuel Inoriza, Francisco Irazabal, Álvaro Izurza o Izuro, José Lage, Luis Larrea, Ambrosio Narvaiza, Pedro Olmedo, Clemente Queipo, Eusebio Serrano, Benito Uranga y Eloy Zufiaurre. Queipo y Lage eran gallegos, de A Coruña y Lugo, respectivamente, huyeron en barco a la llegada de los sublevados y terminaron “luchando y muriendo en Donostia”. De Santos y Serrano nacieron en Segovia y Palencia, respectivamente, y el resto eran de Donostia, Eibar o Arrasate-Mondragón en Gipuzkoa, de Alsasua, Marañón o Pamplona en Navarra, de Vitoria o de Galdames en Bizkaia. Entre los casos no identificados hay donostarrias y otros vascos pero también un matritense, un sevillano de Estepa y un vecino de Haro en La Rioja.
La consejera responsable de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ya ha dejado claro que el mausoleo incumple la normativa de memoria histórica. “Honraremos su memoria con la resignificación de este espacio, para recuperar su dignidad y hacer que la memoria perviva”, manifestó la consejera desde Polloe en septiembre. Esa “resiginifcación” implicará una placa con los 17 nombres y una escultura en memoria de las víctimas del franquismo. “Servirá para que hagamos un ejercicio de memoria permanente del pasado de nuestra ciudad y de nuestro pueblo, en el que las libertades individuales y colectivas fueron laminadas por el fascismo”, manifestó el mandatario donostiarra.
El golpe de Estado de Franco en julio de 1936 no triunfó en Donostia ni en Gipuzkoa, a diferencia de Vitoria o Pamplona. Sin embargo, la capital guipuzcoana ya fue conquistada en septiembre de ese año. Las imágenes de la entrada de las tropas, capitaneadas por el general Emilio Mola luego fallecido en accidente aviación incluyen un desfile con esvásticas de la Alemania nazi de Adolf Hitler y de la Italia fascista de Benito Mussolini. Ambos países aliados de Franco tuvieron una importante presencia en la ciudad durante los años siguientes.