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CRÓNICA

El 'no es no' del PNV al PP o cómo no arriesgar su poder en Euskadi

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El PNV, mitad de vacaciones y mitad apurando la negociación en Navarra dentro de la coalición Geroa Bai, se ha vuelto a ver en medio de un debate de Estado en el que por activa y por pasiva ha dicho que no quiere estar. Con Vox ni a heredar y con este PP tampoco porque es socio habitual de Vox en muchos ámbitos. Y mucho menos con unas autonómicas en el horizonte en las que la pugna con EH Bildu será feroz y cuando su dominio institucional depende de pactos generalizados con los socialistas vascos.

Vox, este domingo, comunicó que apoyaría una hipotética investidura como presidente del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo sin condiciones. Como la suma sigue siendo insuficiente, algunos medios de comunicación y el propio PP, de inmediato, miraron al PNV, que en el pasado pactó con José María Aznar o Mariano Rajoy. ¿Por qué no hacerlo ahora? Génova ha lanzado la idea de que supuestamente “las reglas han cambiado” tras el anuncio de Vox y de que el PNV ya no tiene excusas. Pero Sabin Etxea, el cuartel general nacionalista, no lo ve así. Lo mismo que a las 24 horas de las elecciones y tras un telefonazo Andoni Ortuzar cerró la puerta a una posible negociación, este lunes tenía que repetir el 'no es no'.

El PNV lo ha hecho con brevedad pero con enorme claridad y rapidez a través de un mensaje en Twitter. “El 24 de julio, el Euzkadi Buru Batzar [EBB, dirección nacional del partido] fijó su posición con meridiana claridad. Ante el intento de algunos actores políticos y mediáticos, tanto en Euskadi como en España, de construir una realidad alternativa, estimamos oportuno y conveniente refrescar su memoria”, ha escrito el partido liderado por Andoni Ortuzar, que se encuadra en la parte del partido que está de vacaciones. Fue el propio Ortuzar, tras el escrutinio, el que verbalizó la frase de que en España “la derecha está parada por el PNV”.

Ya antes de la campaña electoral –y frente a otras interpretaciones– se recogió que la posición del PNV era apostar por mantenerse en el bloque de Pedro Sánchez. Eso no implicaba dejar de ser crítico incluso hasta el extremo con el PSOE y quejarse de incumplimientos en sus acuerdos previos, particularmente en lo tocante a las transferencias pendientes del Estatuto. Durante la campaña, el candidato Aitor Esteban lo volvió a repetir. “Pero es que, vamos a ver, el PP ya ha pasado las rayas. Ha pasado todas las rayas habidas y por haber. Creo que el PP se equivocó en Castilla y León. Había que haber ido –como han hecho los alemanes– a decir ‘con la ultraderecha no’, para no normalizarla. Feijóo acababa de llegar. Ahora ya se ha visto que no tiene ningún reparo en introducir a la ultraderecha en un Gobierno. Además, el PP está haciendo discursos de modificar el Código Penal, de volver con el delito de sedición, de tirar para atrás unas cuantas leyes sociales o de igualdad que nosotros hemos apoyado, … Y es un discurso recentralizador también. Y de la mano de Vox todavía más. Ahí yo, sinceramente, no veo margen”, dijo en la entrevista con este periódico.

El PNV no es un partido de izquierdas, tiene inspiración católica y mantiene posiciones conservadoras en lo económico, por ejemplo. Pero ha asumido un discurso muy social en los últimos años que lo ha alejado de las derechas en España. Su principal cargo institucional, el lehendakari, Iñigo Urkullu, se suele definir como “humanista” o “socialcristiano”. “No nos asustan este tipo de debates porque creo que son realidades que tenemos que afrontar”, afirmó Esteban en campaña. Además, hay dos claves internas en Euskadi de gran relevancia que impiden a Sabin Etxea dar un giro copernicano a su estrategia política.

Por un lado, apoyar o incluso negociar con el PP implicaría desairar a Sánchez y el PNV mantiene acuerdos de coalición con los socialistas vascos para liderar el Gobierno autonómico, las tres diputaciones forales y los Ayuntamientos de Bilbao y de Donostia, entre otros. En la legislatura vasca, a la que queda el año final, todavía quedan retos pendientes y el PNV no puede saltar al vacío. El peso del PP vasco, en ningún caso, podría garantizar esa misma estabilidad institucional. Y Vox es prácticamente inexistente con un escaño de 75 en el Parlamento autonómico, uno de 153 sumadas las tres Cámaras forales y cero concejales en más de 250 municipios.

Y, por otro lado, se acercan las elecciones autonómicas de Euskadi. No tienen una fecha definida y Urkullu no ha dado ninguna pista –ni siquiera de si quiere continuar o no como lehendakari– pero cada vez están más próximas y el PNV las encara tras una caída de apoyos en las municipales y forales del 28M y con una derrota el 23J. EH Bildu crece en el flanco nacionalista y anhela un sorpaso como el de ERC al antiguo espacio de CiU. La izquierda abertzale también ha sido muy clara en oponerse a Vox y exprime cualquier acercamiento del PNV con el PP para seguir erosionando su posición hegemónica, como ha ocurrido en Gipuzkoa y en Durango, donde ganaron los abertzales y la coalición de nacionalistas y socialistas precisó del apoyo externo 'popular'. Igualmente, el mensaje de las generales es que salen reforzados los socialistas. Fueron los ganadores en Euskadi arrastrados, precisamente, por un deseo de frenar un Gobierno de derechas. El PNV, que se creó el 31 de julio de 1895, siempre ha tenido muy presente una máxima de San Ignacio de Loiola: “En tiempos de desolación, no hacer mudanza”. “Arrieros somos y más temprano que tarde nos vamos a encontrar en el camino”, respondió tras el anterior portazo el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz.

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