El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha asumido la necesidad de afrontar “con radicalidad” el problema de los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia, por lo que ha mostrado su apoyo a las investigaciones judiciales que se abran en torno a este asunto. Elizalde plantea esta reflexión en una carta pastoral en la que asegura que su institución “lidera” la lucha contra los abusos a menores, sobre los que afirma que constituyen una “lacra que afecta a toda la humanidad”, informa Europa Press.
En el texto se recuerda que la Diócesis de Vitoria creó hace más de un año la Oficina para la Protección de Menores y Prevención de Abusos, encargada de recoger las denuncias que le llegan, “sean o no competencia del Obispado”, y de tramitarlas en comunicación con las congregaciones religiosas si los supuestos abusos han sido cometidos por miembros de estas. El obispo explica que las víctimas son “acogidas” en esta oficina, de la que forman parte expertos de distintos ámbitos como psicólogos, abogados, policías, médicos o canonistas. “Acoger, escuchar, acompañar y guiar en los cauces que pueden servir a su demanda concreta es otra de las tareas de esta oficina, ya sea por la vía civil o canónica, con el tratamiento médico o psicológico y brindando además un acompañamiento espiritual”, añade. Cuando la Iglesia habla de la vía civil lo hace erróneamente como supuesta contraposición a la justicia eclesiástica y, en verdad, se refiere a la jurisdicción penal, ya que la pederastia es un delito perseguible criminalmente.
El obispo añade que “informes rigurosos e independientes” indican que “el lugar donde más ocurren” este tipo de abusos es “en el seno de la familia”. No obstante, reconoce que “basta un solo caso de abuso a un menor en la Iglesia para afrontar esta situación con radicalidad”. “Jamás tuvo que haberse dado nada parecido. Esas personas que han aprovechado su posición en la Iglesia para cometer estos crímenes nunca debieron haber ostentado ninguna responsabilidad pastoral, y mucho menos con menores”, manifiesta en la misiva. Elizalde añade que estos casos “entristecen profundamente” a la comunidad eclesiástica, a la que al mismo tiempo “animan a estar atentos ante cualquier señal de sospecha ahora y en el futuro”.
En nombre de todas las personas que forman la Diócesis de Vitoria, el obispo traslada su “cercanía y apoyo” a las víctimas de abusos “que haya podido haber tanto dentro de nuestro territorio, como en cualquier parte del mundo”. Asimismo, expresa su “rechazo y aborrecimiento” ante los abusos perpetrados. El obispo asegura que “la Iglesia es y seguirá siendo un lugar seguro para personas de cualquier edad y condición”, y añade que para la Iglesia es una “prioridad” estar junto a las personas que sufren, “y más si son personas de Iglesia la causa de ese sufrimiento”.
“La Iglesia no se muestra silenciosa ni dividida, sino que afronta este problema, y lo hace sabiendo que el bien de las víctimas es la prioridad”, indica. Además, explica que la Diócesis de Vitoria “está trabajando para que haya un sólido y firme compromiso” con el fin de que situaciones de abusos sexuales a menores “no se repitan”. Elizalde subraya que no se van a “escatimar esfuerzos” en combatir este problema y en acompañar a las personas “que sufrieron estos atroces hechos en su niñez, hayan o no prescrito por la vía civil [se refiere a la vía penal y no la jurisdicción civil] o haya fallecido el abusador”. Además, indica que la Iglesia “acogerá a toda víctima con independencia de quien haya sido el agresor, pues la víctima tiene valor en sí misma, un valor infinito”. El obispo asegura que la Iglesia “quiere caminar en la verdad, por muy incomoda que ésta sea, unas veces para unos y otras para otros”. “Decir la verdad, como ejercicio de transparencia y honradez, es una forma más de estar junto a las víctimas y demostrarles que no hay ocultación ni silencio ante lo que les sucedió”, añade en la carta pastoral.