Operación vacuna: así han llegado al hospital de Txagorritxu las primeras 405 dosis contra la COVID-19 en Euskadi

Faltaba únicamente un minuto para las diez de la mañana del 27 de diciembre de 2020 cuando una caja refrigerada con el logo de Pfizer y de la distribuidora Tipsa Farma y con un par de escudos de España y la pegatina de una ikurriña ha cruzado el umbral de la entrada principal del hospital de Txagorritxu, el principal de Vitoria y por el que el 28 de febrero se coló el coronavirus en Euskadi. La dichosa caja, protegida por al menos tres todoterrenos de la Ertzaintza, agentes de paisano y vigilantes privados y antes también por la Guardia Civil, ha venido en una Fiat Ducato desde Guadalajara y guardaba en su interior las primeras 405 vacunas contra la COVID-19 de las que dispondrá Euskadi. Emocionada, la propia consejera de Salud, Gotzone Sagardui, que llevaba bata blanca, ha sido quien ha firmado el albarán de entrega como quien recoge el regalo de Navidad más esperado.

El paquete ha salido a las cinco de la mañana desde Castilla-La Mancha. El conductor, que llevaba una mascarilla con la bandera rojigualda, contaba con orgullo a su llegada que poco le ha importado el madrugón y trabajar en domingo. El viaje no ha tenido paradas y le ha obligado a comunicarse con la Guardia Civil de diferentes provincias y, al llegar a Armiñón, en el sur de Álava, a esperar el relevo de guardia y que la Ertzaintza asumiera la custodia de su mercancía. “Estoy acostumbrado. Es mi trabajo”, explicaba en la puerta de Txagorritxu a este periódico sobre la responsabilidad de conducir con semejante cargamento. En realidad, la caja era minúscula para el tamaño del furgón italiano.

A las 9.56, la aparición en la entrada de Txagorritxu de un todoterreno de la Policía vasca adelantaba la llegada del envío. En la escalinata de la puerta principal, decorada con una estrella navideña iluminada, además de Sagardui estaba su 'número dos', Iñaki Berraondo -que celebra su cumpleaños-, y la directora general de Osakidetza, Rosa Pérez Esquerdo. La responsable de Salud ha pedido que se baje un carro al pie de la furgoneta. El conductor ha pedido que alguien le firmase el albarán y ha sido Sagardui quien ha rubricado el documento apoyándose en la caja de las vacunas. Al menos cuatro ertzainas no quitaban ojo a la mercancía en ningún momento.

El carrito ha subido por una rampa hacia el interior del hospital. En la cuarta planta, en Farmacia, esperaba una somera revisión de que las vacunas eran las esperadas y que no había ningún problema. En esta ocasión el material venía preparado en pequeños viales con tapón de color morado. Futuras remesas llegarán ultracongeladas y se guardarán en las máquinas especiales de la compañía de Hernani Bexen, desde donde se enviarán a los puntos de vacunación decididos por Osakidetza. El conductor de la furgoneta ha tenido que avisar para que le devolvieran un termómetro que iba dentro del paquete para controlar que todo estuviera en orden y que se le había olvidado recoger por lo protocolario del acto de entrega.

A partir de ahí, la siguiente operación era repartir el lote en tres, uno para cada una de las tres residencias en las que se iniciará la inmunización en Euskadi. Hay una por territorio, para respetar también los territorios. En Álava será el centro Ajuria de Vitoria (140 dosis), en Gipuzkoa Betharram de Hondarribia (180) y en Bizkaia la residencia Elorrio (85). 900 personas han perdido la vida en estos centros de mayores. Antes de la llegada de las vacunas, a las 9.27 horas, otras dos furgonetas habían aparcado en la entrada de Txagorritxu. Eran dos Mercedes-Benz de la Distribuidora Farmacéutica de Gipuzkoa. Su misión era llevar las dosis a los tres destinos. Una irá a Elorrio previa parada en Ajuria, que está a unos pocos metros de Txagorritxu, y la otra viajará hasta Hondarribia. Todos los desplazamientos tendrán una fuerte vigilancia policial.

Txagorritxu no es un lugar cualquiera para la llegada de las primeras vacunas para Euskadi. El coronavirus también se coló allí hace diez meses menos un día y allí han muerto cientos de personas en la pandemia. Hubo un momento en que casi todas las plantas estaba dedicadas a atender a pacientes de COVID-19. También cientos de sanitarios se han contagiado en esos edificios. Antes de la llegada del cargamento procedente de Guadalajara han entrado al complejo hospitalario dos funerarias negras y se ha dejado ver igualmente un operario de limpieza vestido como un astronauta, quien estaba desinfectando las instalaciones. Eran dos imágenes a modo de recordatorio de que la pandemia no ha concluido.

elDiario.es/Euskadi

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