Oskar Kokoschka, el pintor que se enfrentó al nazismo y pidió ayuda para los niños vascos en el bombardeo de Gernika

Maialen Ferreira

16 de marzo de 2023 21:45 h

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Convertir los adjetivos peyorativos y hasta los insultos en un arma, darles un resginificado y utilizarlos contra quien en primer lugar pretendía hacer daño con ellos. Eso es lo que hace, por ejemplo, la comunidad LGTBI+ cuando se apropia de palabras como 'marica' para dotarlas de un nuevo significado y poder usarlas con orgullo. A pesar de que pueda parecer una técnica novedosa y hasta revolucionaria, la historia del arte esconde a personajes que hicieron suyos los insultos que empleaban contra ellos hace décadas. Uno de esos personajes fue Oskar Kokoschka.

Varios de los cuadros de Kokoschka fueron incluidos por los nazis en exposiciones itinerantes del “arte degenerado” y más de 400 de sus obras fueron confiscadas. A sabiendas de aquello, en 1937 pintó un cuadro lanzando un mensaje al nazismo, un autorretrato colorido, en el que mira al frente con firmeza y fuerza, titulado 'Autorretrato de un artista degenerado', repropiándose así de la etiqueta que le pusieron para destruir su reputación.

La mirada firme del protagonista del cuadro de 'Autorretrato de un artista degenerado' está clavada ahora en una de las salas del Museo Guggenheim de Bilbao. Se trata de una de las obras que componen la retrospectiva 'Oskar Kokoscha: un rebelde de Viena' patrocinada por la Fundación BBVA y que acoge el museo bilbaíno desde este viernes hasta el 3 de septiembre. En ella se incluyen cuadros realizados por el pintor en la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial que por primera vez se encuentran en una misma sala, colocados unos frente a otros.

Nacido en Austria en 1886, tuvo un éxito temprano en la escena artística de Viena, de la mano de Gustav Klimt. Tras una ruptura amorosa con la compositora Alma Mahler, Kokoschka se alistó en el ejército nada más estallar la Primera Guerra Mundial. Fue herido de gravedad en dos ocasiones y aquello le causó un trauma que reflejó en su arte con obras como 'Autorretrato' (1917) en la que se dibuja a sí mismo en tonos oscuros y grises, con cara triste y señalándose el corazón, zona en la que fue herido o en 'El pintor y su modelo' (1923) en el que se ve como ´Kokoschka se dibuja a sí mismo pálido, sin pelo y con la herida en el pecho.

Bautizado como el 'rebelde' de Viena, tras la anexión de Austria por parte de los nacionalsocialistas, Kokoschka huyó a Inglaterra, se opuso radicalmente al nacionalsocialismo y comenzó a destacar por su extraordinario compromiso pacifista, que lo situó a la cabeza de la resistencia internacional. Además de numerosos artículos y discursos, creó una serie de alegorías políticas en las que denunciaba la situación de aquel momento en Europa. “El artista debe ejercer de alarma”, así definió la relación entre la política y el arte. “Se trata de un artista que es una de las figuras clave del siglo XX, comprometido con la paz y la democracia, con una larga trayectoria y conocido por ser el pintor de almas”, ha explicado el director del Museo Guggenheim de Bilbao, Juan Ignacio Vidarte en la presentación de la exposición.

Como la Primera Guerra Mundial le sumió en una profunda depresión, por la que tuvo que recibir un tratamiento psiquiátrico en un sanatorio de Dresde, Kokoschka decidió no combatir en la Segunda Guerra Mundial e ir al frente como pintor de guerra. “Le realizaban una serie de encargos para que mostrase la guerra, pero sin violencia, por lo que se limitaba a realizar cuadros sobre el frente y algunos paisajes, pero sin sangre ni heridos”, han explicado los comisarios de la exposición, Dieter Buchhart y Anna Karina Hofbauer.

En su obra 'El ocaso de Europa, Praga' se ven dos ranas en un paisaje colorido, que aparentemente no significan nada, pero que, según los expertos, se trata “del peligro que se cierne sobre la democracia europea”. “Era su forma de huir de la censura de la época, pero criticar el fascismo sin que se dieran cuenta. Fue un rebelde que nunca quiso dejar de serlo”, han asegurado. Sin embargo, a lo largo de su carrera también realizó imágenes políticas y carteles en los que exhibía declaraciones llenas de sentimiento con las que buscaba llamar la atención del público. Uno de los más llamativos en este sentido es un cartel en el que se ve una avioneta y debajo personas heridas cubiertas de sangre, mientras que en la parte central del dibujo hay una madre sosteniendo a un bebé en brazos y agarrando a otro del brazo mientras corren. El título de la obra es '¡Ayuda a los niños vascos'! Fue su forma de denunciar el bombardeo de Gernika y atacar a la guerra civil española.

Kokoschka viajó por toda Europa, el norte de África y Oriente Próximo, donde dibujó paisajes, escenas urbanas, retratos de personas (en su mayoría de miembros de la burguesía de aquella época) y de animales. Una de sus obras de animales más reconocida es 'Tigerlöwe', de 1926. Según han explicado el pintor se mantuvo días frente a la jaula del tigre del zoo de Londres, esperando a que el animal saliera de una cueva para poder dibujar su alma. “El tigre parece que sale del cuadro, tiene un movimiento tridimensional”, han explicado. Más allá de los temas sobre los que pintaba, la revolución de Kokoschka también incluye la forma y el estilo, ya que llegó a pintar con los dedos, con telas y hasta con la parte trasera del pincel.

La exposición, que ya ha podido ser disfrutada por el público europeo, “con amplio impacto y reconocimiento”, en el Musée d'Art Moderne de París, coorganizador de la muestra, se despide con la obra 'Time, gentlemen please' (1971-1972). “Se trata de la forma que tienen los camareros de los pubs ingleses de echar a sus clientes cuando van a cerrar”, han explicado los comisarios, que según han concluido, “fue la forma en la que el pintor expresó que ya le quedaba poco, y aunque no fue su último cuadro, sí que fue la última obra significativa que pintó”.

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