La compra de Ibermática por parte de la empresa sevillana Ayesa supone otro paso más en la progresiva pérdida de referentes empresariales con accionariado vasco. La mayoría de las grandes han ido poco a poco pasando a manos de multinacionales o de fondos de inversión, perdiendo los apellidos vascos que las caracterizaban, y sin que el Gobierno de Iñigo Urkullu, que tantas veces habla de la necesidad de mantener el arraigo de las empresas en Euskadi, pueda impedirlo. La de Ibermática es una historia en la que Kutxabank vuelve a ser uno de los actores fundamentales, ya que poseía el 15% del accionariado. Ayesa se ha hecho con todo el control de la compañía después de llegar a un acuerdo con el resto de los accionistas de la empresa, el fondo ProA Capital, y la ONCE y con el banco vasco, que sigue así con la salida progresiva de la mayoría de las empresas en las que tenía participación con el objetivo fundamental de, además de obtener réditos monetarios, mantener un núcleo duro local en el accionariado que las blindara ante posibles cambios de sedes.
Antes Kutxabank ya había salido de Euskaltel, adquirida por MásMóvil, en una operación que fue muy criticada por la oposición política y que marcó incluso muchos plenos en el Parlamento Vasco. Lo cierto es que las desinversiones del banco vienen en parte obligadas por las exigencias del Banco Central Europeo de que las entidades financieras se limiten en todo lo posible al negocio bancario. Con la salida de Ibermática ya solo mantiene presencia destacada con el 14% del capital en CAF; el 1,5% de Iberdrola; el 12% de Ingeteam y el 14% de Petronor. En las empresas de las que ha salido, como ha sido el caso de Ibermática o Euskaltel, la presencia del banco no han sido sustituida por otros inversores vascos, con lo que el centro de decisión de estas compañías están cada vez más alejados de Euskadi.
Los nuevos dueños de Ibermática aseguran que mantendrán la sede en Gipuzkoa y que la plantilla de 4.500 trabajadores no sufrirá recortes, pero los trabajadores han recibido con escepticismo este anuncio en pleno mes de agosto. Será a partir de la semana que viene cuando arranque septiembre, cuando empiecen a valorar la situación. La incertidumbre de la plantilla sobre su futuro añadirá inestabilidad a un otoño que ya se prevé de por sí complicado en lo laboral, con las negociaciones de convenios muy difíciles por la subida del IPC y la negativa de las empresas a trasladar la subida de precios a los salarios. Grandes empresas con sus plantillas pendientes de recortes pueden suponer una mecha más en el polvorín que puede convertirse lo que ya todos llaman el 'otoño caliente' que se avecina.
También en cuanto comience el curso tras el verano se retomarán las negociaciones sobre el futuro de otra empresa, Siemens Gamesa, sobre la que Siemens Energy se ha hecho con el control total tras una OPA el pasado mes de mayo. Los líderes de la multinacional alemana han sido muy ambiguos sobre el mantenimiento de la sede y la plantilla de Gamesa. “Se mantienen, por ahora”, dijo el CEO de la empresa, Christian Bruch, al referirse a ello horas después de presentar la OPA. Las pérdidas entre abril y junio de 446 millones de euros, y de 1.226 millones de euros acumuladas en los primeros 9 meses de su año fiscal, hacen pesar que se acelerarán los recortes previstos para sanear la compañía, que la plantilla de la empresa espera con temor.
El de Ibermática, Siemens Gamesa o Euskaltel son algunos ejemplos pero no los únicos, de empresas vascas fagocitadas por fondos de inversión o multinacionales. Uvesco, empresa propietaria de los supermercados BM y Amara ha pasado a ser propiedad del fondo francés PAI Partners, que es también el dueño de otra empresa emblemática vasca, Angulas Aginaga, comercializadora de 'La Gula del Norte' y de otras marcas de éxito, como 'Aguinamar'. Solarpack es del fondo noruego EQT. Aernnova, otra empresa emblemática de la industria vasca está controlada por Towerbrook, que es su accionista mayoritario, pese a que Ignacio López Gandasegui se mantiene en la dirección. La mayor parte de capital de Zunibal, empresa especialista en el desarrollo de soluciones tecnológicas para la pesca del atún, lo compró el fondo de inversión Nazca el verano pasado.
El Gobierno vasco dispone de un fondo de 265 millones de euros a través de Finkatuz, con el que quiere realizar inversiones en empresas estratégicas para mantener el arraigo de las mismas. Este fondo es el que quiere usar para entrar en el accionariado de ITP, adquirida por el fondo norteamericano Bain Capital, que tiene todavía pendiente el reparto de un 27,5% del accionariado entre accionistas vascos y españoles. El Gobierno vasco quiere asegurarse de sentar un consejero en el consejo de administración para tener voto en sus decisiones. De momento el Gobierno vasco tiene acciones a través de este fondo en CAF, con 15 millones de euros y un 1,24% de la empresa, y otra participación en Kaiku del 7,35% del capital.
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