Con muy poca expectación (apenas media docena de periodistas) y tras un problema médico que ha generado un pequeño retraso, el nuevo consejero de Salud, Alberto Martínez, se ha estrenado en el Parlamento Vasco para presentar las líneas maestras de la cartera con más presupuesto, que más preocupa a la ciudadanía y que tanto desgaste generó al anterior Ejecutivo de Iñigo Urkullu. “Es una suerte tener un médico al lado, con los pocos que hay”, ha ironizado Martínez sobre la ayuda que ha recibido de su viceconsejero, Enrique Peiró, tras haberse repuesto de la incidencia, de muy poca gravedad. Más allá de la broma, la frase encajaba perfectamente con uno de los mensajes políticos que ha querido transmitir: hay una importante escasez de profesionales en Euskadi que hay que intentar combatir para darle la vuelta a la calidad de Osakidetza.
El consejero de Salud, que ha leído un par de ideas en euskera aunque no domina ese idioma y que ha saludado uno por uno a los portavoces de la oposición antes de empezar, también a un Vox que no ha invitado a su foro para lograr un pacto de país para consensuar mejoras en Osakidetza, ha razonado que “es muy fácil encontrar un médico para Vitoria y para Bilbao pero no para Lekeitio” y otros pueblos pequeños. También ha deslizado la idea de que si no se sustituyen las bajas, vacaciones, permisos o jubilaciones es porque “no hay con quién hacerlo”. Ha ubicado en factores ajenos y previos a la pandemia de la COVID-19, en concreto en la crisis de las hipotecas subprime, el inicio de la escasez de personal, que cristaliza en una oleada de jubilaciones por edad que no terminan de cubrirse. En cifras, permanentemente la plantilla está con un 10% de plazas sin cubrir y el porcentaje sube al 24% en julio, agosto, diciembre y enero, según sus datos.
Así las cosas, la línea de trabajo es doble. Por un lado, un “plan de choque” en materia de recursos humanos. Ya en verano se ha intentado mejorar el pago de horas extraordinarias para cubrir más turnos con las mismas personas, incrementar las funciones de los médicos en formación (MIR) y otros ajustes con más o menos predicamento en la plantilla y entre los sindicatos. Se alude ahora a otras “acciones concretas” como reducir la burocracia en un 40% para que los facultativos se dediquen a la labor asistencial y no a tramitar bajas, por ejemplo. Y se plantea una convocatoria específica de “plazas de difícil cobertura” en atención primaria. En la documentación se aludía a “más de 100” puestos pero Martínez las ha elevado a “casi 200”. Se les exigirá un “compromiso de permanencia” en sus destinos no metropolitanos de aparentemente cuatro años y, a cambio, se les dará bonus de kilometraje, conciliación u horarios. Igualmente, desde el curso 2024/2025 la UPV/EHU ofrecerá 40 plazas más de Medicina (en euskera), aunque sus efectos no se notarán hasta prácticamente una década después.
Pero Martínez quiere también “fidelizar” al que ya trabaja ahora en Osakidetza. Quiere “avanzar” en la renovación del convenio, caducado desde hace años, y “estabilizar” plazas en una Sanidad vasca con alta interinidad y movilidad. También que los MIR que se forman en los hospitales vascos no se marchan al acabar la residencia. Se prevé que de los 101 que se incorporen en septiembre tras completar su formación 84 sean de quienes han rotado en Osakidetza, por 17 que llegarán de fuera. “Debemos cuidar a quienes nos cuidan”, ha solemnizado el titular de Salud. Ha explicado también que desea recabar las opiniones de los profesionales, a través de sus mandos, en el proceso de confección del pacto de salud.
Con estos mimbres, Martínez quiere que en un ambulatorio la respuesta a un caso agudo sea en “24 horas” y que para el resto de casos no supere las 48. En lo tocante a la atención hospitalaria, ha comprometido unas “demoras aceptables”, aunque ha admitido que ya existe un decreto de garantías desde 2006 que obliga a que la lista de espera quirúrgica no supere los 180 días, con mucho menor plazo para casos de cáncer o cardíacos. Aquí no ha comprometido reducciones. Las listas de espera (que son tres: operaciones, consultas y pruebas) han ido bajando en los últimos meses pero siguen en niveles más altos que antes de la COVID-19. Osakidetza, en todo caso, lleva cuatro años sin ofrecer los datos en su portal de transparencia y si se han conocido ha sido por peticiones de la oposición, particularmente de EH Bildu. Martínez, eso sí, ha tirado de la que ya es una de sus grandes frases: lo que tiene que recetar la Sanidad vasca es “empatía”. “Sabemos que la empatía cura”, ha señalado para añadir que es muy relevante también ser capaces de atender a los enfermos en su idioma. Ha parafraseado al lehendakari, Imanol Pradales, y ha afirmado que hay que lograr que la ciudadanía vuelva a sentir “orgullo” al acudir a su centro de salud u hospital. Osakidetza tiene 100.000 usuarios diarios, casi el 5% de la población.
Martínez ha enumerado también algunas infraestructuras que se quieren mejorar. No ha mencionado al Gobierno anterior pero sí lo ha enmendado en la práctica al anunciar la apertura de un segundo PAC (punto de atención continuada) en Vitoria cuando sus predecesores optaron por cerrar el de San Martín. La nueva ubicación de ese recurso será Lakuabizkarra y complementará al de Olaguíbel. Son 1.000 millones de euros los comprometidos hasta 2030, aunque la mayoría de planes ya estaban anunciados, como la ampliación de Txagorritxu en Vitoria, la protonterapia del Donostia o las reformas de Usansolo o del bloque quirúrgico del hospital del Bidasoa. Ha prometido el nuevo ambulatorio de Irún que tanta polémica ha suscitado -pero sin concretar ubicación- y de nuevo el traslado del servicio en el Casco Viejo de Vitoria, así como actuaciones en Llodio, Bilbao, Elgoibar, Oyón, Bergara, Lazkao, Sondika o Urduliz.
El debate político
“¿Enmienda de totalidad? He empezado con un reconocimiento a mis predecesores en general y en particular a quienes estuvieron a partir de marzo de 2020. La pandemia afectó a toda la sociedad. Los hospitales estuvieron atendiendo a otras cuestiones. Pasó y pasó algo en el mundo de la salud”, ha respondido Martínez a las preguntas de la oposición, que ha sugerido que el nuevo Gobierno de Pradales está admitiendo que el de Urkullu gestionó mal la cartera de Salud.
Desde EH Bildu, Rebeka Ubera ha demandado al nuevo equipo “valentía para revertir todas las políticas que durante años han debilitado Osakidetza” y romper la “inercia” de tantos años de funcionamiento. El PP, por boca de Laura Garrido, ha alertado del desprestigio agravado por gestores anteriores como Jon Darpón, del que ha recordado el caso de las denuncias de irregularidades en las oposiciones de 2018. Vox, con Amaia Martínez Grisaleña, ha criticado que su partido haya sido excluido del foro con partidos, sindicatos y otras entidades para fraguar el pacto de salud.
También ha respondido a las preguntas sobre listas de espera. “No va a esperar el que no tenga que esperar”, ha despejado. Pero ha admitido que “en muchos años no” se van a recuperar los niveles de 2019. Ahora bien, valiéndose de los mismos argumentos que sus predecesores, se ha agarrado en que son los mejores datos de España y “homologables” a las cifras que registran otros países de Europa.