El PNV ha iniciado ya su renovación interna. En marzo de 2025 se habrá completado un proceso que el actual presidente del Euzkadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, definió como cuasi refundacional al compararlo con las asambleas generales de Pamplona en 1977, tras la dictadura, y de Zestoa en 1987, tras la escisión de EA. Por un lado, se ha puesto en marcha un proceso nacional con dos fases, una primera de redacción de las ponencias políticas que serán la base del reseteo y una segunda con la elección de la nueva dirección a dos vueltas, sin que esté claro si Ortuzar aspirará o no a un cuarto mandato. Por otro lado, están ya activados los procesos territoriales. Para finales de noviembre habrá ya nuevos liderazgos en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, también en Navarra. En medio de esta efervescencia está brotando un sector crítico cuyo alcance e influencia real es aún una incógnita.
El pistoletazo de salida del proceso congresual tuvo lugar en la fiesta anual del partido, el Alderdi Eguna. Ortuzar, en su larga intervención, intercaló esta frase que atribuyó al primer lehendakari, José Antonio de Aguirre: “Hay derecho a criticar pero para construir y no para destruir”. Días atrás, cinco históricos del partido habían entregado una carta con reflexiones generales sobre las disfunciones de la organización y con una propuesta de reforma de los estatutos que, en la práctica, dejaría fuera a Ortuzar al promover una limitación efectiva de tres mandatos para la mayoría de puestos.
Son Patxi Agirre, historiador guipuzcoano, Juan María Juaristi 'Zeler', expresidente efímero en Gipuzkoa en medio de casi cuatro décadas de control de Joseba Egibar, Josu Bergara, exdiputado general de Bizkaia y exmiembro del EBB, Ricardo Ansotegi, exdiputado y exmiembro del EBB, y Belén Greaves, exsecretaria del EBB también y que salió de la política por la puerta de atrás. Es próximo a este grupo otro exdiputado general de Bizkaia, José Alberto Pradera, que en el pasado ya emitió comentarios críticos con la línea oficial hasta el punto de criticar los acuerdos con Pedro Sánchez.
Fuentes próximas a los firmantes de la carta, publicada en 'El Correo', explican que Ortuzar y su gran colaborador, el influyente Joseba Aurrekoetxea, eran perfectos conocedores de su contenido antes del Alderdi Eguna porque tuvieron una reunión en Sabin Etxea días antes con dos de ellos. Esa epístola, en su encabezado, recoge precisamente la cita de Aguirre con Ortuzar coló en su discurso. También esta otra de Ramón Azurza, exsenador: “Todo afiliado que en las normas o en su funcionamiento descubra alguna cuya modificación podría mejorar la democracia dentro del partido tiene el deber de decirlo”.
La misiva hace un recorrido por el histórico de disputas internas en el PNV. Cita las batallas que han marcado la historia del partido y concluye que el sistema interno de elección de cargos, asambleario y a doble vuelta, termina por laminar las voces discrepantes. “La realidad de las últimas cuatro décadas nos dice que el sistema organizativo presenta una serie de déficits que es preciso corregir”, inciden. Añaden que “la vida interna del partido está deteriorada” porque “cada vez se celebran menos asambleas municipales, cada vez hay más batzokis cerrados y en las asambleas territoriales prácticamente nadie toma la palabra (aunque sea para realizar una tímida crítica) por el temor a recibir una dura respuesta”, describen. Alertan también de que el “espíritu” del sistema de bicefalia e incompatibilidades se está diluyendo y que un “círculo cada vez más reducido” de cargos están “ocupando” las principales responsabilidades. En el acta de la última reunión en Bizkaia, en la que se presentó el calendario del proceso interno, también constan algunos mensajes de similar contenido.
Se mencionan también los resultados electorales. El PNV tuvo algunos avisos en las municipales y forales de 2023. En Vitoria cayó de primera a cuarta fuerza. En Hondarribia y Alonsotegi perdió las alcaldías tras denuncias de mala gestión o corrupción. En las generales de ese verano ganó el PSE-EE. En 2024, en las autonómicas, la operación de sustitución de Iñigo Urkullu por Imanol Pradales ha sido exitosa, pero EH Bildu empató en escaños con los nacionalistas y los socialistas han subido el precio en la coalición en Euskadi. Después, en las europeas, los 'jeltzales' cayeron a la tercera plaza por vez primera en su historia. Otros acontecimientos en el último año -como el nombramiento de Iñigo Iturrate, muy próximo al aparato, para dirigir el palacio de congresos Euskalduna- han ido alimentando las críticas, pero está por ver si además de ruidosas tienen amplia base.
Algunos voces de este sector invocan la figura de Urkullu como una posible solución. El lehendakari nunca llegó a explicar públicamente si quería seguir cuando fue apartado y es evidente que se distanció de Ortuzar, con quien comparte generación y una larga trayectoria paralela. Significativamente, no acudió a su última reunión como lehendakari en el EBB después de más de dos décadas asistiendo a ese foro con diferentes posiciones, incluida la de presidente. Como el proceso de votaciones internas es asambleario y cualquier afiliado puede proponer un nombre, en la ratificación de Pradales del pasado año algunos militantes lanzaron el nombre de Urkullu, pero aquel conato quedó en nada. Urkullu, de momento, sigue preparando su 'lobby' europeísta y atlantista.
Todas las designaciones internas del PNV se hacen a doble vuelta. Es una evidencia que el aparato controla los nombres que se lanzan a los batzokis, pero también pueden surgir otros. Un candidato alternativo tiene que ganar en dos organizaciones para pasar a la segunda vuelta en los procesos territoriales y en tres en el caso del proceso nacional para la presidencia del Euzkadi Buru Batzar. Hay precedentes de vuelcos. Parte de la crítica, al menos la explicitada en la carta, se sustenta en que estos procesos no garantizan una pluralidad en los equipos que se conforman y piden un sistema más clásico de reparto de puestos con base al sistema d'Hondt, como en las instituciones. También que las limitaciones de mandatos sean una realidad y no solamente una formulación teórica. Si se aprobara la propuesta de reforma de los estatutos tal cual, quedarían fuera no solamente Ortuzar sino también el eterno líder guipuzcoano, Egibar, la responsable de la organización más poderosa, la vizcaína Itxaso Atutxa, y en el plano institucional cargos como Bakartxo Tejeria, presidenta del Parlamento Vasco durante cuatro legislaturas. Tampoco Urkullu podría haber optado a continuar.
Desde el partido, el presidente en Álava y miembro del EBB, José Antonio Suso, el dirigente que más claramente ha dicho que su etapa ha llegado a su fin, ha considerado en Radio Vitoria que ve al partido “unido” a pesar de estas “voces discordantes”. “Por supuesto, siempre hay personas que pueden estar más contentas con las líneas ideológicas o con las líneas de trabajo que se llevan a cabo y siempre tiene que haber una crítica, incluso una autocrítica también, porque uno no hace las cosas bien por ser uno. A veces también nos confundimos, lógicamente”, ha manifestado, aunque siempre desde la constatación de que “para nada” hay división interna. “Es lo que es un partido político” no monolítico, ha considerado.
Este sector crítico abre un nuevo escenario dentro del equilibrio que habían logrado en los últimos años las dos almas históricas, la más pragmática y la más soberanista. La segunda, representada por Egibar y la organización guipuzcoana, ha tenido su parcela en los últimos años y ha cohabitado con el PNV de Ortuzar y Urkullu. No obstante, el proceso de retirada a Egibar de la portavocía en el Parlamento Vasco y que no fuera uno de sus colaboradores su sustituto no estuvo exento de tensiones. Ahora ocupa el puesto el alavés Joseba Díez Antxustegi. Las organizaciones de Álava y de Gipuzkoa también están enfrentadas por el futuro trazado de alta velocidad hacia Navarra. Cada cual defiende que sea por su territorio.