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El PNV, de exigir el cierre de Garoña a defender en Europa las nucleares como “energía verde”

Una manifestación en Álava a favor del cierre de Garoña.

Belén Ferreras

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Un Parlamento Europeo dividido ha dado el visto bueno este miércoles a las inversiones en nuclear y gas como energías verdes y el PNV se ha aliado con el resto de formaciones de derechas que han dado el sí a la propuesta: la mayoría en la Cámara compuesta por los populares, liberales, ultraconservadores y extrema derecha. Después de ser uno de los arietes fundamentales en el cierre de la central nuclear de Garoña, en la provincia de Burgos pero lindando con Álava y a muy poca distancia de Vitoria, el PNV ha justificado su giro en cuanto su apoyo a la energía nuclear en “las circunstancias excepcionales que se han creado en el mercado de la energía tras la invasión de Ucrania”. Son unas circunstancias que, dice, “obligan a adaptar el plan previsto para abordar la transición energética”. “El papel lo aguanta todo, la realidad no”, ha señalado la eurodiputada nacionalista Izaskun Bilbao, que ha insistido en que “tras la invasión de Ucrania, el gas y la nuclear son hoy la opción mas realista para garantizar el suministro cuando las renovables no lo garanticen al 100%”. “No cambian los objetivos climáticos. Solo la forma de lograrlos”, ha alegado.

El hecho de que la eurodiputada 'jeltzale' haya necesitado justificar su voto a través de un vídeo difundido en las redes sociales ya da una idea de lo contradictorio de un apoyo a estas energías como verdes. De entrada, aleja al PNV de las que mantienen en este ámbito los que son en estos momentos sus socios, como los socialistas, y le alinea con la derecha. Los votos españoles que han apoyado la iniciativa de la Cámara europea han sido Vox, PP, Ciudadanos y PNV. Pero, además, su voto es contradictorio con las posturas mantenidas hasta ahora. De hecho, en el mes de mayo, ya con la guerra en Ucrania, el PNV votó con PSOE, Unidas Podemos y ERC en el Congreso de los Diputados en contra de sendas propuestas del PP y Vox para reorientar la política energética con medidas entre las que se encontraba ampliar la vida útil de las centrales nucleares.

Los nacionalistas, de hecho, abanderaron todas las propuestas contra la central de Garoña y su cierre se pactó en 2017 con el entonces presidente, Mariano Rajoy, a cambio de que el PNV apoyara los presupuestos generales. La hemeroteca está llena de declaraciones de dirigentes del PNV en contra de la energía nuclear. Para muestra solo un botón: el parlamentario del PNV Juan Carlos Ramírez-Escudero aseguraba en en Parlamento Vasco en febrero de 2017 que prolongar la vida útil de la central nuclear de Garoña “supondría un riesgo inasumible desde el punto de vista de la seguridad”. “No queremos lo que se vivió en Fukushima o Chernobil”, decía.

De hecho, el cierre de Garoña figuraba dentro de su programa electoral. Es más, en las europeas 2009 la defensa de las nucleares de la extinta CiU expresamente separó a los nacionalistas vascos de los catalanes dentro de la coalición electoral compartida. Sí es cierto que en materia de gas, el PNV lleva tiempo alertando de que es una energía necesaria para abordar la transición energética hacia las energías renovables, en línea con lo defendido por ejemplo por el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, que fue presidente de este partido. Lo cierto es que si el Gobierno vasco interrumpió los procesos que había iniciado para comprobar si existe gas en el subsuelo de Álava no fue por convencimiento, sino porque la Ley de Cambio Climático aprobada en el Congreso de los Diputados prohíbe de forma expresa la extracción.

El PNV siempre ha defendido que su apuesta clara es la de las energías renovables, pero ahora considera que el único camino para llegar a ellas es el gas y la nuclear. “La decisión de Parlamento Europeo no anula los objetivos del pacto verde y la ley europea del clima, sino que es la única manera realista de cumplirlos”, entiende Bilbao. Desde el PNV explican que la transición “no puede hacerse ni contra las personas no contra la industria”. “En las excepcionales circunstancias que vivimos, la propuesta de la Comisión Europea es el único modo de abordarla de modo pragmático y realista”, alegan. “No no podemos trabajar para alcanzar los objetivos del pacto verde europeo como si no se hubiese producido la invasión de Ucrania y los efectos que ha tenido sobre los mercados de la energía y la estrategia diseñada para su descarbonización”, dice la eurodiputada. “Mientras maduran las tecnologías, mientras se despliegan infraestructuras, la vida sigue. Y en esta situación extraordinaria hay que garantizar el suministro de energía a precios sostenibles”, apunta.

EH Bildu: “La política energética del PNV todo el mundo sabe que es la de Iberdrola y Petronor”

La decisión del PNV ha sido ya duramente criticada por el principal partido de la oposición, EH Bildu. El parlamentario de la coalición abertzale, Iker Casanova, ha asegurado en declaraciones a elDiario.es/Euskadi que desde el PNV “son especialistas en generar realidades virtuales”. “Cuando vieron que que había gran oposición a Garoña, ahí que se sumaron”, lo mismo que con el gas y el fracking “han mantenido equilibrios imposibles”, señala. Además, ha considerado “falsas” las declaraciones de Bilbao en el sentido de que la denominada taxonomía verde en la que se incluyen ahora las energías nucleares o el gas “no es fruto de la coyuntura de Ucrania”, es previa a la guerra y “responde a la presión de los 'lobby' energéticos” sobre los responsables políticos de la UE. “La política energética del PNV todo el mundo sabe que es la de Iberdrola y Repsol/Petronor. El PNV responde un poco a esa sumisión”, ha señalado Casanova.

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