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PNV y PSE-EE encauzan sus diferencias educativas y presentarán modificaciones conjuntas a las bases para la nueva ley

Eneko Andueza (PSE-EE)

Iker Rioja Andueza

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De las diferencias “de calado” se ha pasado a la “buena sintonía”. PNV y PSE-EE, que gobiernan en coalición en Euskadi desde 2016, presentarán a finales de esta semana de manera conjunta una batería de modificaciones al documento de bases para la reforma educativa que fue presentado a principios de febrero, según anticipan fuentes de ambos partidos consultadas por este periódico. Ello allanará el terreno para la aprobación de la futura ley vasca, en la que se confía contar también con partidos de la oposición por su relevancia social y política. EH Bildu, de entrada, se ha dejado querer.

Los socialistas, tras una segunda lectura del informe sobre la reforma educativa, cuestionaron abiertamente el trabajo del presidente de la ponencia que en el Parlamento Vasco ha trabajado en esta reforma, el representante del PNV Gorka Álvarez. Principalmente, se aludía al escaso peso que se concedía a la escuela pública en un contexto en el que casi el 50% del alumnado está matriculado en centros de titularidad privada, una anomalía en España y en Europa. Ahora, tras varias reuniones discretas, en el PSE-EE han visto “receptivos” a sus socios para ir a un nuevo texto con “muchas modificaciones”.

“La intención es presentarlo de manera conjunta”, indican desde PNV y PSE-EE, aunque formalmente no hay aún una redacción definitiva. De hecho, ésta es la forma habitual de proceder en el Parlamento Vasco. Salvo en temas muy específicos en que hay discrepancias pactadas (como los asuntos identitarios), ambas formaciones presentan el grueso de las iniciativas pactadas de antemano entre ellos.

El plazo para que se conozca el fruto de estas conversaciones expira el viernes 4 de marzo. Los socialistas se alinearon con otros grupos de la oposición como Elkarrekin Podemos-IU y PP+Cs y pidieron ampliar de dos a cuatro semanas el margen de tiempo para enmendar el informe original. En estos días de prórroga, el PSE-EE ha comisionado a un exconsejero de Iñigo Urkullu como es Alfredo Retortillo -ahora secretario de Educación en la ejecutiva del partido- para analizar de manera “exhaustiva” todos los puntos de fricción y alcanzar un entendimiento con el PNV.

En este contexto, este martes el lehendakari, Iñigo Urkullu, y el nuevo secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, mantendrán una primera reunión de trabajo. Hace unos días se conoció que habían cruzado mensajes de WhatsApp para mejorar la coordinación y ahora llevan este trabajo a un encuentro presencial. “El contacto no está motivado exclusivamente por Educación pero es algo que va a estar encima de la mesa seguro”, entienden desde la parte socialista. No obstante, entienden que se planteará un “análisis global de la situación del Gobierno” en tanto en cuanto Urkullu se cita con el “máximo responsable de un partido que forma parte del Ejecutivo” y hay decenas de asuntos de importancia en la legislatura, entre otras cosas “un calendario legislativo bastante cargado”.

El PSE-EE está recuperando estos meses la bicefalia que ya mantuvo en la pasada legislatura Idoia Mendia con los consejeros socialistas. Ahora Mendia ha entrado en el Gobierno, con el rango de vicelehendakari segunda, además, pero ha dejado el partido en manos de Andueza. Es un modelo similar al del PNV, con Andoni Ortuzar en Sabin Etxea. En las filas 'jeltzales' sienten que el nuevo secretario general ha buscado marcar su impronta, lo que ha abierto debates en el Gobierno como el de Educación. “Tiene que marcar un perfil para su sigla un poco más fuerte”, señaló Ortuzar la pasada semana.

En todo caso, el vicelehendakari primero, Josu Erkoreka, del PNV, enfatizó en una entrevista con este periódico que la relación con los socialistas era buena. “La coalición funciona muy bien. Tenemos un programa y se está cumpliendo. Y creo que a satisfacción. Las relaciones están engrasadas, hay comunicación interna y, desde luego, en el Consejo de Gobierno que celebramos semana tras semana no afloran diferencias ni focos de conflicto particularmente reseñables más allá de discrepancias puntuales. Las reglas de juego están bastante claras. Normalmente, los asuntos en el orden del día del Consejo de Gobierno suelen salir sin oposición, sin controversia, sin confrontación y sin debate”, explicó.

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