El PNV sobrevive a la gran subida de EH Bildu, gana en votos en Euskadi y retiene la mayoría absoluta con el PSE-EE
Tras un escrutinio tan rápido como vibrante, a las 22.00 horas en Sabin Etxea, el cuartel general del PNV, se ha empezado a cantar a voz en grito 'Ari, ari, ari, Imanol lehendakari'. El principal partido vasco ha respirado. A pesar del fortísimo e incontestable crecimiento de EH Bildu y de la arriesgadísima operación política de relevar a un activo como Iñigo Urkullu, lehendakari desde 2012, y confiar su legado a un semidesconocido hasta fechas muy recientes Imanol Pradales (que justamente ha cumplido 49 años este 21 de abril), puede presumir de continuar siendo justamente eso, el principal partido vasco. El PNV ha ganado en votos las elecciones autonómicas vascas. Exactamente como en 1980, 1984, 1986, 1990, 1994, 1998, 2001, 2005, 2009, 2012, 2016 y 2020. “Katea ez da eten”, como les gusta repetir a los 'jeltzales'. Es decir, la cadena no se rompe y sigue teniendo nuevos eslabones.
Que la coalición liderada por Pello Otxandiano haya subido 100.000 votos y empatado con los nacionalistas a 27 escaños se compensa sobradamente con la diferencia de más de 30.000 papeletas y también la garantía de que la actual coalición con el PSE-EE, que mejora sus resultados, retendría la mayoría absoluta para facilitar la gobernabilidad cuatro años más. Después de las europeas, Pradales podrá ser el sexto lehendakari de la democracia.
Un matiz muy relevante. Los resultados de este domingo no son los definitivos. La experiencia ha demostrado que el segundo escrutinio, que implica la subsanación de posibles errores y el recuento del voto extranjero. En 2016 y 2020 esa segunda vuelta cambió un escaño. Y EH Bildu interpreta que puede aún obtener el asiento número 28 en el Parlamento Vasco el próximo viernes. Le separan 484 del PSE-EE en Gipuzkoa, aunque ello no alteraría la mayoría del bipartito.
Los números fríos muestran que el PNV ha pasado de un 39% a un 34% de votos. Es una caída, fruto del desgaste de gestión. Y EH Bildu crece del 27% al 32%. Es una alternativa real en Euskadi. Pero, con una participación del 62%, menos de la deseable para los nacionalistas, han sido capaces de subir 15.000 votos con respecto a 2020. Los analistas del PNV sabían que su resultado razonable de hace cuatro años eran 28 parlamentarios, porque los tres restantes salieron de los restos a última hora. Y, en realidad, solamente se han dejado uno en Álava con relación a ese cálculo.
“Sabíamos que podíamos perder uno”, admiten voces “contentas” del equipo de Pradales. Además, suben diez puntos y 90.000 votos de modo comparativo con los últimos comicios, las generales de julio. Mejoran también en tres puntos el dato de las municipales. Pero es una victoria que se sostiene casi en exclusiva por Bilbao y Bizkaia, ya que Otxandiano ha ganado en Gipuzkoa y en Álava (y en Vitoria, como en las municipales). En Otxandio, la localidad natal del candidato, han llegado al 66%.
Andoni Ortuzar, presidente del partido y Urkullu, ya técnicamente lehendakari en funciones, han arropado a Pradales en su noche. “El PNV ha ganado estas elecciones”, ha sintetizado Ortuzar. Ha admitido que existe un voto crítico hacia su partido pero también se ha dicho satisfecho por haber derrotado a unas encuestas que -según ha deslizado- parecían teledirigidas para hacerles caer. El PNV ya manejaba datos internos que apuntaban que las encuestas conocidas mediada la campaña, que apuntaban a una victoria en votos y escaños de EH Bildu, habían cambiado en la recta final. Ortuzar ha agradecido expresamente a Urkullu que se haya implicado en la campaña -pese a todo lo ocurrido con su salida- para arropar a su sucesor. “Esta victoria es también tuya”, ha manifestado.
En este partido, donde nada es improvisado, ya se prepara para la siguiente batalla en las urnas. Quiere salvar el escaño en las europeas. La candidata nueva, también desconocida, se llama Oihane Agirregoitia y es alto cargo de la Diputación de Bizkaia, como Pradales. Es la que estaba estratégicamente situada detrás de Pradales mientras celebraba la victoria. En un lateral, como separado de todos los dirigentes, aplaudía sonriente Joseba Aurrekoetxea, el padrino de Pradales y poderoso responsable de Organización de la formación nacionalista.
El resultado de EH Bildu es histórico. La coalición ha superado su registro en escaños de sus ya cuatro apariciones en autonómicas, que era de 21. Ha llegado a 27. Es un dato también mejor que el que lograron HB y EA en 1986, por separado, cuando llegaron a 26. Pero, quizás, no ha ganado a las expectativas. “Que nos oigan bien: gora Euskal Herria askatuta! Hemos conseguido unos resultados históricos”, ha clamado Arnaldo Otegi tras conocer los datos. “Es verdad que el PNV ha ganado en votos. Felicidades. Pero en la contabilidad abertzale de toda la nación ya somos la primera fuerza en Euskal Herria”, ha añadido entre gritos de 'Independentzia!' y flanqueado por los líderes de Sortu y de EA, Arkaitz Rodríguez y Eva Blanco. La coalición ha ganado en Vitoria, en Álava y en Gipuzkoa, según ha destacado.
Y ha crecido con fortaleza en la Margen Izquierda, recortando distancias al PNV en su gran feudo vizcaíno. También ha dado las gracias a los votantes de izquierdas próximos a Sumar o Podemos que les han apoyado para sobrepasar al PNV. “Nadie habría imaginado esto hace cuatro años”, se ha felicitado el propio Otxandiano. Y ha añadido: “El mapa político ya ha cambiado y estamos en otro tiempo. Hace cuatro años había una fuerza hegemónica. Nos sacaban diez escaños. Ahora la diferencia es de cero”. “El balance es absolutamente positivo”, ha sintetizado Otxandiano, que ha destacado que aunque no cambie la gobernabilidad hay una mayoría soberanista y de izquierdas muy potente. “El cambio está en marcha y es imparable”, ha avisado de cara a 2028 entre aplausos y con cava preparado en la sede de Bilbao en la que han celebrado la noche electoral.
El PSE-EE sigue como tercera fuerza. Técnicamente, sus doce escaños obtenidos en las urnas -que son dos más que los de 2020- hacen que pueda ofrecerse como mayoría absoluta a las dos primeras fuerzas. Pero Eneko Andueza ya ha explicitado que no pactaría nunca con EH Bildu por motivos “éticos” relacionados con el pasado de ETA. En todo caso, los socialistas podrán incrementar su peso en una hipotética nueva coalición con los nacionalistas. La negociación se abrirá pronto, según ha manifestado el llamado a ser lehendakari, Pradales. Internamente, fuentes socialistas ven “muy buenos” los datos, sobre todo en un contexto de polarización. “La sonrisa nos delata. Hemos obtenido un extraordinario resultado. ¡Claro que sí!”, se ha felicitado Andueza, arropado por otros dirigentes y por el lehendakari de 2009 a 2012, Patxi López. Andueza ha señalado también que Pedro Sánchez, muy activo en la campaña vasca, puede anotarse el éxito en su casillero.
El mapa de Euskadi es cada más bipartidista. PNV y EH Bildu suman casi el 68% del voto y 54 de los 75 escaños. Es también el Parlamento más abertzale de la historia, superando en dos los de 1986 y 2020, aunque sin que ninguna de las dos fuerzas nacionalistas tengan un discurso independentista más allá de lo teórico. Solamente Laguardia, la cabecera de la comarca de la Rioja Alavesa, tiene una primera fuerza distinta, el PP y por cinco votos. Los socialistas no han ganado en ningún municipio. En lugares donde gobierna como Irún o Eibar han sido también terceros. Son 251 municipios de 252 en manos del nuevo bipartidismo vasco.
El PP puede estar satisfecho. Con Javier de Andrés han logrado siete escaños y se han acercado a la simbólica barrera de 100.000 votos y un 10% de apoyos. No es ni mucho menos el techo de los 'populares' pero rompe seis elecciones seguidas con caídas. Además, lo hacen en un contexto de crecimiento de Vox (4.000 votos más y manteniendo el escaño, pero 116 votos en Amurrio, la localidad natal de Santiago Abascal). De Andrés, haciendo gestos con sus dedos para explicar los resultados, ha recordado que hace cuatro años el PP logró realmente cuatro escaños, ya que los seis que figuraban en los datos eran en coalición con Ciudadanos, que ahora no se ha presentado y que ha desaparecido de la política vasca como lo hace la nieve invierno, sin que nadie se haya dado cuenta. “Éste es el comienzo de la recuperación y del reposicionamiento del PP en el País Vasco”, ha señalado De Andrés, que ha citado que en Álava han subido de 14.000 a 24.000 votos. Eso sí, ha admitido que les decepciona no haber traducido el subidón en más escaños.
En la izquierda no nacionalista a la izquierda del PSE-EE la división ha pasado factura. Claramente. De once escaños en 2016, cuando nació Podemos, y seis en 2020, el espacio pasa a un solo parlamentario. Elkarrekin Podemos Alianza Verde desaparece del todo. No ha llegado al 3% para optar al reparto de escaños. Y Sumar se queda con un representante. Y no es de Sumar como tal, es de IU, el partido que claramente tiene en Euskadi más estructura y tradición. Jon Hernández, secretario general del PCE-EPK, será parlamentario por Álava, donde supuestamente la otra izquierda tenía un gran activo en Juantxo López de Uralde. Tiene escaño desde 2016. IU ha tenido dos escaños en las dos últimas legislaturas, no tuvo ningún hace tres y sacó también un escaño en 2012. Se da la circunstancia de que la candidata, Alba García Martín, no ha salido elegida. Es algo que le pasó a Vox en 2020 o a EA en 2012. Pero es el símbolo de la implosión de que la hasta hace no tanto era la tercera fuerza vasca y que llegó a ganar las generales en 2015 y 2016.
“Malos resultados. Hay que reconocerlo. Hay que saber ganar y hay que saber perder. Asumimos este duro golpe. Pero no acaba aquí el camino. Tenemos concejales. Estamos en muchos municipios. Estamos en las Juntas Generales”, ha explicado la coordinadora vasca de Podemos, Pilar Garrido. Hace dos meses, un alto dirigente de Podemos en Euskadi contó que a su partido solamente le quedaba elegir si suicidarse dentro de Sumar o si hacerlo dignamente en solitario. Optaron por la segunda vía.
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