No han pasado ni 24 horas desde que se cerró el escrutinio en Euskadi y el PSE-EE ha empezado ya a reivindicar su nueva posición de fuerza. El PNV retuvo en las urnas la primera posición pero bajó de 31 a 27 escaños; los socialistas, por el contrario, pasaron de 10 a 12. El actual modelo de Gobierno, que se repite en las tres diputaciones, en las capitales y en otros municipios, retiene la mayoría absoluta, pero los de Eneko Andueza tienen más peso proporcional, del 24% al 30%. Y quieren que Imanol Pradales se lo reconozca en el nuevo Ejecutivo. Por el momento, no hay concreciones, pero diferentes portavoces socialistas repiten ya que sus prioridades en la negociación son materias como Salud, cuidados o Ertzaintza. En mentideros políticos se ha planteado también la posibilidad de que el PSE-EE pudiera presidir el Parlamento Vasco, pero el PNV quiere que continúe una cuarta legislatura como segunda autoridad vasca Bakartxo Tejeria. Está en el aire también si Andueza querrá ser vicelehendakari o si optará por quedarse en el partido y mantener su posición crítica con los nacionalistas para tener perfil propio.
El propio Andueza, antes de reunir a su ejecutiva en la tarde de este lunes en Bilbao en medio de sonrisas y aplausos por la subida en las urnas (unos 150.000 votos y cuatro representantes por provincia), ha dejado claro en varias entrevistas que 2024 no va a ser como 2020, lo mismo que 2020 no fue 2016. Es “de justicia”, insiste, que el PSE-EE tenga una “gran presencia” en el próximo gabinete de Pradales porque, como rezaba el lema de la campaña, los socialistas son los que “deciden” y la garantía de la estabilidad para el nuevo lehendakari.
Ha contado el dirigente Pau Blasi que el PNV debería ser “consciente” de que su interlocutor al otro lado de la mesa llega ahora “con más fuerza”. “Vamos a hacer valer todos y cada uno de los votos que hemos conseguido”, ha señalado en la Cadena Cope. El mismo Blasi, en Euskadi Irratia, ha añadido que las “prioridades” de su partido pasan por áreas como “Sanidad, cuidados, vivienda o seguridad”. Andueza, en la campaña, se negó a contestar si deseaba asumir la cartera con más presupuesto y que más desgaste de gestión ha traído al PNV en la última legislatura, pero es una referencia que se desliza en todas y cada una de las entrevistas. El candidato socialista dijo que Euskadi alcanzó la “excelencia” en materia sanitaria cuando estuvieron al frente consejeros como Rafael Bengoa. También lo fue José Manuel Freire, pero en su etapa, como luego en una posterior con Jon Darpón, estalló un escándalo por oposiciones amañadas. En cuanto a Seguridad, también se está insistiendo en esa misma “excelencia” perdida y poniendo como referencia la etapa del fallecido Rodolfo Ares. Quien fuera su viceconsejera, Nélida Santos, ha sido incorporada a la candidatura de Andueza y ha logrado el escaño. Finalmente, los cuidados han sido otro eje discursivo con la propuesta de crear un ente denominado Gizakidetza, una especie de Servicio Vasco de Cuidados.
El PSE-EE entró a gobernar en coalición con el PNV en 2016. Entonces lo hizo con tres carteras de muy escaso peso político y presupuestario, apenas el 4% del total. Eran las áreas de Trabajo (sin el Servicio Vasco de Empleo, Lanbide) y Justicia (sin servicios jurídicos y entonces sin las competencias de Prisiones), Vivienda y Medio Ambiente (coincidiendo con la crisis de Zaldibar) y Turismo, Comercio y Consumo. En 2020 se firmó un nuevo acuerdo por el cual entró la entonces secretaria general, Idoia Mendia, con rango de vicelehendakari y liderando un área reforzada de Trabajo (ahora sí con Lanbide y la RGI, la Renta de Garantía de Ingresos). Iñaki Arriola sumó a Vivienda la competencia de Transportes (y se quitó el problema de Medio Ambiente) y emergió la figura de Javier Hurtado, con experiencia en Ferraz, para un área de Turismo, Comercio y Consumo implicada en la gestión de sectores afectados por la pandemia como la hostelería. Ahora gestionan del orden del 15% de los fondos totales.
Aquel acuerdo de hace cuatro años fue negociado por Ekain Rico con Txus Peña, secretario general de la Presidencia con varios lehendakaris del PNV y ahora ya jubilado. Se desconoce a quién situará Pradales para esa misión y se da por hecho que Rico repetirá. “Aunque, conociendo a Eneko, va a estar muy muy encima”, avisan desde las filas socialistas. Las fuentes consultadas insisten en que se desea repetir la mecánica de entonces: cerrar un programa compartido –“no son dos Gobiernos, es uno solo con objetivos comunes”- y luego hacer el reparto de áreas. Es decir, gestione quien gestione Osakidetza tendrá que haber un consenso en cómo reorientar las políticas sanitarias. Blasi, en la Cadena Cope, ha demandado también que no haya “aventuras soberanistas”. Aún no se ha producido un contacto oficial entre Andueza y Pradales más allá de las felicitaciones de cortesía para iniciar las negociaciones.
El PNV también ha reunido este lunes por la tarde a su ejecutiva, el Euzkadi Buru Batzar. Como novedad, ha estado presente Pradales. Los lehendakaris asisten a esas reuniones pero, en este ocasión, se ha invitado a quien previsiblemente lo será en un plazo breve, quizás después de las elecciones europeas del 9 de junio. Frente a él se ha sentado Urkullu, ya oficialmente en funciones. En los medios de comunicación, la dirigente vizcaína Itxaso Atutxa ha admitido que son conscientes de que el PSE-EE les pedirá más carteras y relevancia, aunque no ha querido entrar en detalles de por dónde podrán ir encaminadas las negociaciones. Sí ha matizado que tendrá que ser Pradales quien defina el tamaño del nuevo gabinete. El propio presidente nacionalista, Andoni Ortuzar, ha demandado que la negociación se limite a un mero “cambio de cromos” porque la “gran preocupación” ciudadana es la respuesta a los temas sociales.
“Es lo normal. Esto no es raro. No sabemos cuántas carteras querrán tener, pero tendremos que hablar”, admiten fuentes internas del PNV ante los posicionamientos del PSE-EE. Interpretan que es otro punto más de la “cura de humildad” que les suponen los resultados. Son buenos, superan a muchas encuestas y garantizan la hegemonía del PNV, pero también implican un castigo de gestión. “Además, sabemos que mucha gente nos ha votado con la nariz tapada. Es una oportunidad, pero quizás es la última oportunidad”, apuntan.
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