El quinto centenario de cuando la pequeña Vitoria fue “capital de Europa y del mundo” por la estancia de Carlos V
Durante dos meses de 1524, se tomaron en la ciudad decisiones de calado: de Malta a las islas Molucas, pasando por la creación de la Junta de Geógrafos de Badajoz-Elvá para dirimir cuestiones derivadas de la vuelta al mundo
Una Vitoria de apenas 5.000 habitantes recibió en enero de 1524 a la corte del rey y emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, y se convirtió, gracias a su estancia, en la “capital de Europa cuando Europa dominaba el mundo”. Así lo pregona a los cuatro vientos la Asociación Histórica Vitoria 2013, que estos días está impulsando la conmemoración del quingentésimo aniversario de la entrada del monarca en la ciudad por un lugar que ahora se conoce, precisamente, como portal del Rey. Durante su estancia, que se produjo con el objetivo de seguir desde una relativa y prudente cercanía el asedio de la fortaleza de Hondarribia, que la monarquía hispánica quería recuperar de manos de un ejército coaligado de los reinos de Navarra y Francia—, se tomaron decisiones de calado, como, entre otras, la firma del Tratado de Vitoria, que puso fin a la disputa entre España y Portugal por las islas Molucas, ahora parte de Indonesia, y la entrega de la isla de Malta a la Orden de San Juan. “El pasado es un recurso, y nosotros somos los mineros. Nos debemos a la historia, sobre todo por respeto a nuestros antepasados”, asevera el historiador Ramón Jiménez Fraile, que ha liderado la investigación que ha desempolvado los documentos que ayudan a salvar la distancia de cinco siglos que media entre aquella visita y la actualidad.
La Vitoria que hubo de engalanarse para recibir a la máxima autoridad, al portador de la corona, no tenía nada que ver con la actual, y no solo porque su población fuera mucho menor en términos absolutos —unos 5.000 habitantes—, sino porque la proporción con respecto a la del conjunto de la provincia de Álava, a la que por entonces se le suponen unas 41.000 personas, era también mucho menor. Las actas municipales de la época, que según la Asociación Histórica Vitoria 2013 no se habían estudiado en detalle hasta la fecha, recogen los pormenores de aquellas labores previas. Entre otros asuntos, abordaron la inseguridad que se experimentaba en las calles y exigieron, para paliarla al menos de forma puntual, que todas las casas colgaran bujías de sus ventanas para iluminar la ciudad durante la noche. “Otrosý, acordaron quel día que Su Magestad entrare en esta çiudad de buena venida, goarden fiesta, e todos se vistan de los mejores atabíos e agan alegrías. Cayendo la noche, agan todos los vezinos sus ogueras cunplidamente. E esa noche, cada vn casero ponga vna lanterna con vna candela en las ventanas sobre la calle, e non las quiten en toda la noche fasta que la gente sea sogneda, asý la de la Corte commo la del pueblo. E todo se cunpla e aga cada vno como dicho es, so pena de cada dozientos maravedís”, rezan los documentos, inéditos hasta ahora, tal y como figura en las transcripciones que se ha encargado de hacer José Ramón Cuesta Astobiza.
Los regidores se propusieron para esta ocasión mejorar los recibimientos que se les habían hecho anteriormente a los Reyes Católicos y a Felipe I el Hermoso, abuelos y padre del monarca que llegaría en enero de 1524. “[...] acordaron por vía del rregymyento e de todo el pueblo que, venido Su Magestad a esta ciudad, se aga el presente e más complidamente que pueda ser de vino, carnes, çebada, aves e caça, e todo lo otro que para ello cunpla e sea nesçesario. E sea muy cunplidamente, non doliéndose para todo el gasto que se rrequiera. E sea tan conplido e mucho mejor que se fizo a los Reyes Católicos e al Rey don Felipe, padre de Su Magestad. Para lo qual daban cargo e mandaban a los rregidores lo agan e cunplan mucho conplidamente a costa de çiudad”, recogen aquellas mismas actas. Se movilizó, según Jiménez Fraile, a uno de cada cinco habitantes para formar parte de la comitiva y hubo incluso que reclutar a personas de otros lugares de Álava.
Jura extramuros de los fueros
La figura del monarca que el día 5 de enero de 2024 entró a Vitoria por lo que ahora se conoce como portal del Rey no se asimila a los retratos más conocidos que de él se pintaron. La pintura más conocida con él como protagonista, esa en la que posa sentado y que se ha atribuido tanto a Tiziano como a Lambert Sustris, data de 1548, pero cuando Carlos llegó a Vitoria no había cumplido siquiera los 24 años. Natural de Gante y hablante de francés, era nieto de los Reyes Católicos por la rama materna y por la paterna, nieto de Maximiliano I de Habsburgo, archiduque de Austria y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y de María de Borgoño, heredera de la casa de ese nombre. Arribó a “la noble e leal çiudad de Vitoria”, según las actas, el “martes, víspera de los Reyes, en çinco días del mes de henero, año del nasçimiento del Nuestro Señor e Sal[u]ador Ihesu Christo de mill e quinientos e veynte e quatro año”. En la recepción estuvieron presentes, entre muchos otros, Diego Vélez de Esquíbel, alcalde; Martín Sáez de Maturana y Lope Martínez de Zuazo, regidores; Andrés Díaz de Esquíbel, procurador síndico, y otros prohombres como Diego Martínez de Álava, Martínez Ibáñez de Marquina, Martín Martínez de Sunza, Juan Jiménez de Adurza y Francisco de Salvatierra. La ciudad no le era ajena a Carlos, pues ya se había carteado con Adriano de Utrecht cuando este estaba en Vitoria, donde se convertiría en Adriano VI, pues allí se hospedaba cuando recibió la nueva de que iba a ser el ducentésimo decimoctavo papa de la Iglesia católica.
Con la pompa que se le presuponía a la situación y pese a todos los títulos que el monarca ostentaba, todavía extramuros, antes de acceder a la ciudad, hubo de jurar respeto a los privilegios y libertades de la ciudad. Lo relatan con detalle las actas ahora transcritas, de la siguiente manera: “E perseberando a los Reyes sus antepasados e suplicando de parte de la dicha çiudad e su juridiçion, villas e señoríos della, que Su Sacra Magestad fuese seruydo e touyese por vien de azer a la dicha çiudad merçed de les jurar e confyrmar, e jurase e confirmase, las merçedes, preuillejos e libertades, esençiones e hordenanças e vuenos vsos e costumbres que general e partycularmente tenían e tienen, para que les fuesen goardados segund que mejor e más conplidamente se goardaron e les fueron goardados e confirmados fasta oy día por Su Sacra Magestad e los Católicos Reyes de España, sus padres e madre e avuelos e antepasados. E luego, Su Sacra e Católica Magestad puso su mano derecha sobre la Cruz e sobre los Ebangelios e fizo el juramento en forma, deziendo que ansý lo juraba e juró de goardar a la dicha çiudad e su juridiçión e señoríos todo lo que se pedía en nombre della, segund e common los Reyes antepasados e sus padre e abuelos lo aúyan goardado a la dicha çiudad, confyrmándolo todo segund que la dicha çiudad lo tenía”.
De las Molucas a Malta: lo que se decidió
Estando el monarca en Vitoria, hubieron de dirimirse algunas disputas que surgieron a raíz de la primera circunnavegación de la Tierra, la emprendida por Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano y concluida por este último. Precisamente otro historiador sostuvo en 2022 que Elcano completó el periplo en una nave llamada como la ciudad, Vitoria. El antemeridiano de Tordesillas delimitaba qué tierras pertenecían a España y cuáles a Portugal, pero la dificultad para medir distancias en las aguas dejó en el aire si las islas Molucas —situadas en el océano Pacífico, archipiélago que ahora forma parte de Indonesia— debían ser para unos o para otros. Las dudas fueron avivando la tensión entre ambas potencias, lo que condujo a la firma en Vitoria de un tratado que abogaba por crear la Junta de Geógrafos de Badajoz-Elvás. Aunque la reunión de geógrafos y marinos que se celebró al calor de ese pacto no solventó el problema de la línea que dividía el mundo, a ojos de Jiménez Fraile supuso un “cambio de paradigma” y una clara frontera entre lo medieval y lo moderno. “Hay una clara diferencia entre la era medieval y lo que se hace en Vitoria: derecho internacional, diálogo y mapas. Carlos V ha nacido en 1500 y encarna unos ideales nuevos”, subraya el historiador.
No se ha gastado mucho papel en escribir sobre la historia del paso de Carlos I y V por Vitoria, y, según recuerdan desde la Asociación Histórica Vitoria 2013 ahora que se cumplen quinientos años, ni siquiera los principales historiadores de la provincia, como pueden ser Joaquín José de Landázuri y Eulogio Serdán, abordaron este hito. Estando el rey en la capital alavesa, se fraguó también la entrega de la isla de Malta a la Orden de San Juan de Jerusalén a cambio del pago de un halcón anual, arriendo que no se materializaría, sin embargo, hasta 1530.
La estancia del monarca dejó tras de sí un rastro de carestía en todos los productos básicos por la escasez que provocó y también un reguero de pobres como estela del convoy imperial. “En este ayuntamiento, los dichos señores acordaron e mandaron que por quanto después de partydo Su Magestad desta çiudad en ella quedaron e quedan muchos probres e enfermos, que los que vuenamente podieren yr e anar los echen e digan que se bayan. E a los tales les den de limosna, demás de los çient rreales que en ello son gastados, se gasten otros çincuenta; e les den de limosna a cada vno lo que a los rregydores les paresçiere. E estos çincuenta rreales demás de los çiento sehan gastados por de aquí al día de Páscoa, dando a cada vn enfermo asý de los que venieren de fuera, a cada vno vna tarja, de manera que sean los que se gastaren, con los çient rreales que están gastados e otros çincuenta, sean todos çient e cincuenta rreales. Esto, a costa de çiudad, e los rregydores lo cunplan”, se plasmó en las actas municipales.