Rescatan en Gipuzkoa la historia de víctimas del franquismo “desconocidas” para que “el fascismo no se repita”
“No son los socialistas más destacados ni salen en todos los libros de historia, pero su trabajo a nivel local fue importante y su memoria debe permanecer”, sostiene el historiador Pedro Barruso
Guillermo Torrijos Goyarzu (Bilbao, 1876/París, 1942) fue una de las personas que hizo posible la creación de las Juventudes Socialistas que hacia ya 1909 era una de las entidades juveniles más importantes. Fue elegido concejal del Ayuntamiento de Donostia, llegando a ser primer teniente de alcalde. Profesionalmente era propietario de un taller de carpintería en el barrio de Gros con cincuenta operarios que producía muebles para las máquinas de coser de la Cooperativa Alfa de Eibar. Sus obreros trabajaban una jornada menor que en otros talleres, los salarios eran superiores a los de las bases del oficio y todos los años repartía beneficios con los empleados. Por pertenecer al Comité Revolucionario de Guipúzcoa durante la revolución de octubre de 1934 fue condenado a veinte años de cárcel, permaneciendo en el penal del Dueso hasta la amnistía tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936. Durante la Guerra Civil fue presidente de la Comisión de Hacienda de Guipúzcoa y delegado militar del Gobierno vasco en Eibar. Al caer el frente norte se trasladó a Barcelona, donde llegó muy enfermo de tuberculosis viviendo en casa de Indalecio Prieto y siendo cuidado por su médico. Finalmente se exilió en Francia donde murió en agosto de 1942.
Las villas de Anaka fueron unas viviendas obreras construidas entre 1925 y 1936 en Irún por la Cooperativa Irunesa para la construcción de Casas Baratas, de la que fue presidente Florencio Iracheta Quilez (Madrid, 1895/Burgos, 1938), concejal socialista de Irún y, después, presidente local de UGT. Al comenzar la Guerra Civil Iracheta fue nombrado presidente de la Junta de Defensa de Irún. Ante la caída de la ciudad fronteriza en manos de los sublevados se trasladó a Hendaya con su familia y el 18 de octubre de 1936 solicitó trasladarse a Bilbao. El 5 de marzo de 1937, día que tuvo lugar el combate del cabo Matxixako, embarcó junto con otros pasajeros entre los que figuraba Manuel Carrasco Formiguera (miembro de Unió Democrática de Catalunya y delegado de la Generalitat ante el Gobierno vasco) y los concejales iruneses Gerardo Bienabe (Partido Republicano Radical Socialista) y Evaristo Larrañaga (Izquierda Republicana) y fue capturado y conducido a la cárcel donostiarra de Ondarreta.
Tras su detención fue trasladado a Burgos y juzgado en un consejo de guerra el 23 de julio de ese mismo año. Fue acusado de ser el instigador del asesinato de varios presos de derechas en Irún y del incendio de la localidad fronteriza y fue condenado a muerte. Pese a las intensas gestiones llevadas a cabo por el embajador francés Jean Herbette, en las que llegó a intervenir el jefe de la Comandancia de Irún, Julián Troncoso, Iracheta fue fusilado, junto con su compañero de corporación Evaristo Larrañaga, el 10 de marzo de 1938 en el penal de Cardeñas (Burgos).
A día de hoy no hay ninguna calle que recuerde a Guillermo Torrijos Goyarzu. En el caso de Florencio Iracheta Quilez sí que hay una plaza junto a las villas de Anaka que impulsó construir. Sin embargo, ambos comparten una historia “desconocida” para la sociedad, según sostiene Pedro Barruso Barés, profesor y doctor especializado en la Historia Contemporánea del País Vasco en los periodos de la II República, Guerra Civil y primer franquismo. Con el objetivo de poner fin a ese desconocimiento, Barruso, con el apoyo de la Fundación Ramon Rubial y el Departamento de Cultura, Cooperación, Juventud y Deportes de la Diputación Foral de Gipuzkoa, ha elaborado las biografías de los dos socialistas.
Memoria histórica contra el fascismo
“No son los socialistas más destacados ni salen en todos los libros de historia, pero su trabajo a nivel local fue importante y su memoria debe permanecer. Son héroes de la democracia”, ha reconocido Barruso en una presentación en la que han estado presente la directora de Cultura de la Diputación, María José Telleria y la vicepresidenta de la Fundación Ramón Rubial, Blanca Roncal.
“Al sacar a la luz la biografía de Florencio Iracheta Quilez, y de Guillermo Torrijos Goyarzu saldamos una deuda con nuestra historia. Se trata de un acto de justicia y reparación a las víctimas porque Iracheta Quilez y Torrijos Goyarzu representan una parte fundamental de nuestra historia democrática por su ejemplo insuperable de sacrificio y lucha por la libertad. Divulgar sus biografías es un ejercicio de justicia y de memoria frente al olvido, un acto de la reparación, además de una manera de que formen parte de nuestra memoria colectiva”, ha destacado la directora de Cultura de la Diputación de Gipuzkoa, María José Tellería.
Según ha indicado la vicepresidenta de la Fundación Ramon Rubial, Blanca Roncal, uno de los objetivos de este tipo de trabajos es “garantizar que el fascismo no se repita”. “La memoria histórica democrática debe ser un saber básico para las futuras generaciones para garantizar la no repetición del fascismo y la consolidación de los valores democráticos de convivencia, la defensa de los derechos humanos y la cultura de paz. La historia debe ocupar un puesto protagonista en nuestra memoria para quienes lucharon por una sociedad más justa, más libre y mejor. En la Fundación Ramón Rubial seguiremos impulsando diversos proyectos que consideramos muy necesarios si queremos construir una sociedad que pueda sonreír al futuro desde la verdad, la dignidad, el respeto a las víctimas olvidadas y la recuperación de la memoria”, ha concluido.
elDiario.es/Euskadi
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