Al menos dos entrevistas radiofónicas (en Radio Euskadi y Onda Vasca), una televisada (en ETB), un 'canutazo' en el congreso de medicina de familia de Bilbao y una ponencia inaugural en el curso de verano de la UPV/EHU sobre el “pasado, presente y futuro” de la atención primaria han permitido a la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, tratar de enmendar la tormenta generada por su conferencia en el Executive Forum de la pasada semana en la que apeló a un “cambio cultural” para los usuarios de la Sanidad pública ante la escasez de personal que incluiría, en algunos supuestos, ir más lejos para ser atendido por el médico, más cierres de centros en períodos vacacionales e incluso consultorios atendidos exclusivamente por enfermeros. Ante profesionales del gremio, Sagardui ha admitido este lunes que los profesionales han recibido con “frustración”, “tristeza” y hasta “enfado” sus palabras y tras un “no era mi intención, para nada” ha recalcado que el modelo “cercano” de Osakidetza “va a seguir estando garantizada”.
Atención “cercana” y, además, “de calidad”, ha replicado. “No hay ni plan de recortes ni plan de privatización”, ha asegurado en Onda Vasca respondiendo al análisis de sindicatos y oposición. El Gobierno había amagado también con negar que Sagardui dijera que habrá que desplazarse más a menudo para ser atendido, dando a entender que era una reflexión sobre la especialización hospitalaria. Sin embargo, sus palabras precisas fueron las siguientes: “Nos enfrentamos al reto de trasladar a la ciudadanía que estamos ante un cambio cultural, de usos y costumbres en nuestra relación con los servicios sanitarios. Habrá que desplazarse con más frecuencia. Habrá consultorios que estén atendidos por servicios de enfermería o incluso que permanecerán cerrados en épocas como las que se avecinan, las vacacionales. Recurriremos a consultas telemáticas, a herramientas de triaje telemático. Esto va a ser así”. Ahora, lo que se intenta es matizar no el discurso sino la “interpretación” que han hecho de él medios de comunicación, sindicatos y partidos de la oposición.
El peso del argumentario pasa por asegurar que el problema de carencia de médicos no es nuevo y que se combate con ahínco -ha recordado Sagardui la OPE de este fin de semana-, que no es privativo de Euskadi -ha mencionado este lunes a Cantabria, a Francia “y a toda Europa” como ejemplos del mismo fenómeno- y que los cambios, de haberlos, ni están predeterminados ni serán inmediatos. Este verano, de hecho, se seguirá el mismo modelo de períodos vacacionales anteriores. En líneas generales, los ambulatorios que suelen cerrar a las 20.00 horas lo harán a las 17.00 horas y los que durante el año bajan la persiana a las 17.00 horas no atenderán desde las 15.00 horas. La oposición, en todo caso, forzará a que Sagardui precise qué quiso decir y qué no en el Parlamento Vasco. EH Bildu, al menos, ya ha registrado iniciativas en este sentido.
El foro de la UPV/EHU ha permitido a Sagardui recordar a “Rosa” la enfermera de referencia de su padre, a quienes atienden a su madre y a la pediatra de sus hijos, que atendía incluso por correo electrónico. “Ése es el gran tesoro de la atención primaria”, ha asegurado la consejera de Salud sobre los profesionales, que le han aplaudido. Y ha prometido a la ciudadanía que no se quedará “de brazos cruzados” y que todos los facultativos, al acabar su formación, cuentan ya con una oferta de Osakidetza para incorporarse a algunos de los 340 centros de salud.
En el curso de verano uno de los principales ponentes ha sido Iñaki Berraondo, ex 'número dos' de la propia Sagardui y antes de Nekane Murga. Berraondo, que ahora es asesor, ha asegurado que no hay un problema de “planificación” en la Sanidad vasca y que no entiende cómo la medicina de familia y la pediatría no son “atractivas” teniendo en cuenta la mejora de condiciones respecto a cuando accedió él al sistema, antes incluso de la creación de Osakidetza. Se ha mostrado a sí mismo encerrado en Madrid para presionar al Gobierno central para que adoptara las primeras medidas para ordenar los consultorios y ha descrito cómo él cogía las llaves de su consulta “en un bar” o los talonarios de recetas a kilómetros de donde veía a los pacientes y que incluso tenía que “levantar cadáveres”. “Entonces éramos la hermana pobre”, ha bromeado después de un “me invitan más por viejo que por otra cosa”.
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