El inicio del curso para la plantilla de Tubos Reunidos en Amurrio será a medio gas. La empresa pondrá en marcha en el mes de septiembre un ERTE que afectará a la totalidad de los trabajadores de la planta alavesa, que verán reducida su jornada laboral a la mitad. La regulación de empleo, que se llevará a cabo sin el acuerdo de los sindicatos, se produce en un contexto de buenos resultados para la compañía, que en los seis primeros meses del año consiguió superar ya los beneficios obtenidos en todo el año 2022. En total, el beneficio neto fue de 54,5 millones de euros a 30 de junio de 2023, 11 millones de euros superior al obtenido en todo el ejercicio anterior, según datos proporcionados por la propia empresa. En 2022 la compañía con sede en Amurrio volvió a la senda de los beneficios, con 43,5 millones de euros, frente a unas pérdidas de 64,7 millones en 2021, el mejor resultado del grupo desde el año 2008. Pero esos buenos resultados, que confirman una clara recuperación de la empresa, no son suficientes para librar a la plantilla –de 800 trabajadores– de la regulación de empleo en un contexto económico cambiante e interconectado a nivel global.
La empresa argumenta la necesidad deL ERTE por la caída de los pedidos que se pondrá de manifiesto en toda la segunda mitad del año, y que ya se ha empezado a notar, por lo que se quiere tener este instrumento de flexibilidad para ajustar la actividad a la carga de trabajo real y reducir de esta forma el impacto de este descenso de los pedidos en la cuenta de resultados del segundo semestre. “Una medida coyuntural de prevención”, dijeron en su día al comité, para consolidar “la sostenibilidad” de la compañía.
La realidad es que la cartera de pedidos de la empresa al 30 de junio cuenta con proyectos por 151 millones de euros, la mitad del volumen con el contaba al cierre de 2022, 303 millones de euros. Pero la dirección de la empresa señala que se aprecia una paralización del mercado especialmente en Estados Unidos y Europa, que suponen el 52% y el 23% del total de las ventas, respectivamente. Una paralización que se debe al exceso de stock de tubos entre los distribuidores y al aumento de los tipos de interés que está teniendo como consecuencia retrasos en los proyectos. “Las perspectivas de entradas de pedidos insuficientes en los próximos meses que hace inviable a corto plazo llenar la capacidad productiva de la planta de tubo pequeño en Amurrio”, señalan desde de la empresa.
Pero a la mayoría de los sindicatos estos argumentos de la empresa no les convencen. “No es más que una artimaña de la dirección para beneficiarse del dinero público”, señala Pedro Cano, delegado sindical en la compañía de la CNT, sindicato que acaba de denunciar el “sinsentido” que supone que se permita aplicar a Tubos Reunidos un ERTE a su plantilla mientras obtiene “ganancias millonarias”.
Tubos Reunidos fue 'rescatada' por la Sepi en 2021. Recibió de la sociedad pública estatal 112,8 millones de euros del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas afectadas por la COVID-19. Este dinero se ha destinado a financiar su plan estratégico hasta 2026. “Con este ERTE lo que quiere es seguir aprovechándose del dinero público para planificar la producción según le convenga”, insiste Cano.
Lo cierto es que el comité de empresa ha rechazado dar su visto bueno al ERTE, aunque sindicatos como UGT se han mostrado a lo largo de la negociación partidarios de un acuerdo para arrancar a la empresa algún complemento. La dirección de la empresa firmó en el mes de mayo un convenio hasta 2027 con los sindicatos UGT, LAB y CCOO y con la oposición de ESK y ELA. El inicio del ERTE coincidirá con el cambio en la presidencia, que será asumida de forma temporal por el actual vicepresidente, Emilio Ybarra Aznar, una vez sea efectiva la dimisión de Francisco Irazusta como principal directivo de la empresa alavesa para asumir “un nuevo reto profesional” en una compañía internacional fuera de España.