El lehendakari, Iñigo Urkullu, se ha mostrado visiblemente enojado con la situación convulsa que vive la Ertzaintza en las últimas semanas, donde ha brotado un movimiento “asindical” que solamente cuenta ahora con el respaldo de uno de los cuatro sindicatos con representación legal, Euspel. El tono que ha empleado en las respuestas a las preguntas de casi toda la oposición en la sesión de control al Gobierno del Parlamento Vasco, la última hasta octubre por el parón estival, ha sido notablemente más alto que en otras intervenciones sobre otros temas. “Cualquier trabajador tiene todo su derecho a exigir mejoras laborales. Ahora bien, condicionar la vida de la ciudadanía, cortar la circulación del tranvía o generar atascos, no es una actitud acorde con los principios de la Ertzaintza”, ha afirmado tras leer fragmentos del código deontológico de la Policía vasca. Sin embargo, ha anunciado que en los próximos días hará una oferta de mejoras laborales que no ha concretado. Será a días de la celebración del Tour de Francia en Euskadi, un evento en el punto de mira de las movilizaciones “asindicales” y que es una prioridad institucional en Euskadi por su proyección internacional.
El lehendakari, siempre en tono grave, ha afirmado ante las protestas internas que los ertzainas tienen “trabajo asegurado” para toda la vida y que cobran un salario “10.000 euros superior” de media al de “cualquier trabajador en la empresa privada”. Ante la denuncia de que llevan doce años sin convenio, ha dicho también que en esa década ha subido la nómina de media un 17% y que en 2022 se acordó una subida adicional del 10% en concepto de carrera profesional. “Ahora piden 1.100 euros brutos. Es legítimo querer mejorar, pero sin perder el principio de realismo”, ha recalcado el lehendakari.
Con todo, ha insistido en que la “puerta” a negociar sigue “abierta”, aunque únicamente con los sindicatos con representación legal. “Se han logrado muchos acuerdos”, ha dicho sobre lo ocurrido desde que él llegó al cargo en 2012. Sobre las nuevas ofertas, no ha ofrecido ni cifras ni detalles, pero ha avisado de que las subidas salariales son solamente posibles por “normativa estatal”, dando a entender que no se podrán abordar en esa mesa de negociación, y ha añadido que todo lo que se pacte se hará “sin hipotecar” las arcas de la Administración.
Salvo Elkarrekin Podemos-IU, todos los grupos de la oposición han llevado este asunto a la sesión plenaria. No ha acudido a ella el vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, que se halla en Bilbao reunido con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en el marco de la Junta de Seguridad que sienta a los Gobiernos central y vasco. Sí han asistido como invitados los representantes de las centrales de la Ertzaintza, incluido el líder del sindicato mayoritario, Sergio Gómez de Segura de Erne. Ni esta organización ni Esan ni Sipe van ya de la mano del nuevo colectivo 'Ertzainas en lucha', al que acusan de querer suplantar la legitimidad lograda por las centrales en las recientes elecciones internas.
Ha abierto fuego Carlos Iturgaiz, de PP+CS, que ha ironizado que no solamente hay 'Ertzainas en lucha' sino también “sanitarios o educadores en lucha”. Hay “un país harto ante su arrogancia y su mala gestión”, ha sintetizado el líder 'popular', que ha añadido que “con pan y Tour” no se “engaña” a la sociedad sobre los problemas en los servicios públicos y sobre el “modo soberbio” de gestionarlos. “Ante el incendio en la Ertzaintza, actúan como jefes de los pirómanos”, ha apostillado Iturgaiz, quien cree que no hay que buscar “fantasmas” ni “conspiraciones” ni “delirios de tricornios con txapela”. Y luego ha intervenido la única parlamentaria de Vox, Amaia Martínez Grisaleña, que ha descolocado al lehendakari con una defensa cerrada de la Ertzaintza, a lo que Urkullu ha respondido preguntando retóricamente si la ultraderecha no quiere ya suprimir la autonomía vasca o sustituir a este cuerpo por la Guardia Civil o el Ejército.
El propio Urkullu ha admitido que su tono ha sido elevado. De hecho, ha arrancado la respuesta a EH Bildu con un “volveré a mi tono habitual”. “A veces hay que subir el tono”, se ha autojustificado aludiendo a “malignidades” que se han sucedido en torno a este debate. Desde la bancada de la coalición abertzale, su portavoz habitual en asuntos policiales, Julen Arzuaga, ha denunciado la infiltración de la “ultraderecha” en el cuerpo autonómico y el “lenguaje bélico” y la “actitud chantajista” del nuevo movimiento. “Tengo dudas de la misión que le estamos dando a la Ertzaintza. Hay algunas cosas que, lo siento mucho, no en mi nombre. No quiero verles obstaculizando servicios públicos en manada. O con actitudes ultraviolentas en desahucios o contra trabajadores”, ha señalado igualmente. El debate en la Ertzaintza ha removido tanto los cimientos que Arzuaga ha dicho estar de acuerdo con el análisis de la situación que ha hecho el exjefe del cuerpo, Jorge Aldekoa, que era el comisario en Bilbao cuando se produjo la carga policial en la que murió por una pelota de goma Íñigo Cabacas y cuya dimisión demandó durante varias ocasiones.
Urkullu, con todo, no ha querido aceptar la mano tendida de la izquierda abertzale para repensar el “modelo policial vasco”. “Ustedes nunca han guardado consideración a la Ertzaintza. No creo que tengan el mínimo precio a esta institución del autogobierno vasco y de su valor”, le ha dicho el lehendakari Arzuaga. Tras la sesión, Gómez de Segura, en nombre de todos los sindicatos, ha emplazado al Gobierno a que abra una “negociación real”, que lleguen pasos “reales”. Y ha avisado de que no basta con mejoras económicas sino que se necesitan respuestas organizativas “globales”.