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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Usuarios de Cercanías de Bilbao denuncian dejadez y que la red está igual que hace treinta años

El 15 de marzo de 1991 fue un día más para los bilbaínos, pero no para los usuarios de las tres líneas de Renfe Cercanías que conectan la ciudad con Muskiz, Orduña y Santurtzi. Los trenes grises y los trenes azules con bandas amarillas de las series 433, nacidos en 1952, 434, fechada en 1961, y las unidades 441, construidas entre 1978 y 1979, que desde su llegada a la región se habían convertido en el medio de transporte por excelencia a un lado y otro de la ría, iban a desaparecer. No era el fin del tren de cercanías, era el renacer del servicio. Todas las viejas y usadas unidades, en la noche del 15 al 16 de marzo, fueron sustituidas por los trenes UT 446. Nuevos, blancos, rápidos y con aire acondicionado. Desde entonces, esos trenes siguen funcionando a diario y en 2019 transportaron a 11.421.417 viajeros, lo que supone una media de 36.394 personas yendo y viniendo al día. Las líneas que más afluencia tuvieron fueron la C3, que conecta Bilbao con Orduña a través de una vía de 40 kilómetros, y la línea C1, que une Bilbao con Santurtzi. Esta última atraviesa varios vecindarios bilbaínos antes de adentrarse en la margen izquierda. Uno de ellos es el barrio de Olabeaga, frente a la ría, y cuya estación de tren es una de las que más críticas ha recibido este último año en la 'Plataforma de personas usuarias afectadas del núcleo de cercanías Bilbao', una iniciativa en redes sociales creada el verano pasado por cuatro usuarios habituales de la red ferroviaria con el objetivo de “denunciar” el estado de las estaciones y los trenes de Renfe de las líneas C1,C2 y C3. 

“Pretendemos sacar a la luz lo que pasa en las cercanías del núcleo de Bilbao, para que la gente sepa lo que hay. En las noticias siempre sale que 'el metro tal' o que se ha invertido tanto dinero en los autobuses o en Euskotren. Yo no uso ni metro, ni Euskotren, ni autobús. Yo uso trenes Renfe y en Bizkaia la red está abandonaba”, explica Jon Ander, uno de los fundadores de la plataforma, por teléfono. Él coge todos los días el tren Santurtzi-Bilbao, línea en la que en 2019 viajaron 3.214.117 personas, y el verano pasado, junto con otros tres usuarios de la red de cercanías, decidió abrir una página de Facebook y otra de Twitter para recoger las quejas de quienes también utilizan el servicio de trenes Renfe para desplazarse. “Somos personas que nos conocemos porque utilizamos todos los días el tren”, cuenta Jon Ander, e indica que la idea de reunir todas las quejas en un mismo sitio nació a raíz de la suspensión de trenes y frecuencias durante el verano de 2020.  “La cantidad de trenes quitados fue una barbaridad”, recuerda. Fue entonces cuando dijeron “esto tenemos que denunciarlo de una vez”, decidieron “darle un empujón” y ya llevan casi un año. Su pretensión no es “focalizar” las críticas en la empresa Renfe, porque “eso son solo los trenes” y porque también se quejan “de la infraestructura, que depende de Adif”. “Es un conglomerado de cosas que resulta en que las cercanías de Bizkaia estén dejadas de lado”. 

Adif son las siglas para 'Administrador de Infraestructuras Ferroviarias', la entidad pública española que depende del Ministerio de Transportes y gestiona la construcción de vías de ferrocarril y su posterior explotación. Desde la delegación de Bilbao informan a este periódico de que debido a “un acuerdo entre la empresa Renfe Operadora y Adif, el mantenimiento (pintura, cerramientos, tejados) de las estaciones de cercanías lo gestiona Renfe” y que ellos, en Bilbao, “llevan la gestión de la estación Abando Indalecio Prieto”, el punto de origen de las líneas C1, C2 y C3. También insisten en que “Adif está en permanente contacto con los ayuntamientos y les informa bien de oficio, bien a petición de estos, de todos los asuntos que como regidores y portavoces de sus vecinos quieran plantear”. Según el 'Plan de cercanías País Vasco 2017-2022' de la entidad, “Adif tiene prevista una inversión de 256,7 millones de euros” para mejorar las líneas de cercanías de Euskadi y “la capacidad y condiciones de circulación en la red ferroviaria”. Del presupuesto total, la cuantía destinada a las tres líneas de Bilbao asciende a los 139.115.096 millones de euros. Las actuaciones previstas en el plan incluyen la mejora de túneles, la rehabilitación de vías en estaciones o las mejoras de accesos en pasos a nivel, de electrificación y telecomunicaciones. Sin embargo, para Jon Ander el problema son las propias estaciones: “Si ves fotos de hace treinta años, algunas están igual”. Cuenta que “muchos usuarios” se han puesto con ellos a través de la plataforma, donde cuelgan fotos que les envían los viajeros, como la que les llegó el uno de junio de este año denunciando el estado de las escaleras que conectan los andenes en la estación de Salbio (Amurrio), en la línea C3 dirección Orduña. “Tenemos bastantes fotos. Cristales rotos o agujereados, zonas podridas o trenes llenos de suciedad”, enumera Jon Ander. 

Un gran número de quejas y fotos enviadas hacen referencia al estado de conservación y mantenimiento de la estación de Olabeaga. El 13 de abril, publicaban un tuit con una imagen del panel de horarios para las próximos trenes roto y el siguiente texto: “Reventar las ventanas de los trenes ya se les ha quedado pequeño para algunos. Ahora también se revientan los paneles de información de las estaciones”.

No es la primera vez que Olabeaga es foco de críticas. En marzo colgaban otra foto donde aparecía la canceladora para acceder al andén resquebrajada. La última en esta parada es de mayo y muestra la misma puerta, pero tirada en el suelo. Para Jon Ander este tipo de situaciones son consecuencia de una falta de personal en Renfe y propician “el fraude de billetes”: “No hay taquilleros, ni nadie dentro del tren que vigile si la gente paga o no. Está todo dejado de la mano de Dios y por eso el vandalismo es habitual, sobre todo los fines de semana”. 

En más de una ocasión, recuerda, ha “visto a cuadrillas de ocho o diez personas saltar por encima de las máquinas o meterse debajo de las vallas para entrar al andén sin pagar”. Jon Ander se queja de que “no hay personal suficiente, ni en seguridad, ni en taquillas” y señala que “en Renfe están quemados [los maquinistas] y preocupados”, porque “a nadie le gusta ir conduciendo un tren que lleva dentro chavales rompiendo cristales”. José Luis Aguirre, secretario del Comité de Empresa de Renfe en Bilbao, confirma que existe “un déficit de personal” que se debe “a una situación coyuntural”. Explica que están a la espera de que lleguen siete nuevos compañeros desde Barcelona para reforzar la plantilla, mermada aún más “a causa de los casos positivos de COVID-19 entre compañeros” y las vacaciones. “La plantilla objetivo en cercanías en Bizkaia deberían ser en torno a los 100 maquinistas y ahora estamos hablando de un 10% menos de personal”, detalla José Luis. En el Comité de Empresa también han denunciado “la dejadez de las estaciones”, porque consideran que “debería haber una persona para todo aquello que requiera atención al viajero y que además actúe como elemento disuasorio para quienes viajan sin billete”. Le preocupa “que no se esté dando una buena imagen” y entiende que la gente que paga el billete “se enfade”. “Nosotros no podemos hacer nada. Si detectamos una situación importante de viajeros que se cuelan lo denunciamos a seguridad corporativa para que sean ellos quienes tomen las medidas necesarias y más si es algo que se repite con asiduidad”, argumenta el secretario. 

Desde Renfe informan de que “ya tienen un Plan de Cercanías para mejorar los niveles de servicio a los clientes” y que van a “valorar poner personal en las estaciones del núcleo de Bilbao y controlar a los viajeros que acceden sin cancelar sus billetes”. Añaden que “son conscientes” de las quejas y críticas, pero que “dependen de la capacidad de gasto asignada por el ministerio”. José Luis reconoce que cuando ellos “se quejan porque podría haber más seguridad”, la empresa les responde que “tienen un presupuesto y que hacen todo lo que pueden”. La falta de maquinistas también resulta en una menor frecuencia de trenes o en retrasos en los horarios de llegada a cada parada. “Cuando ha cambios en los horarios suelen avisar por el Twitter de Renfe, pero algún tren se suele escapar. Tú vas a cogerlo y no viene. A veces no avisan de nada y te tiras un rato esperando”, explica Jon Ander. “Esto es una vergüenza. Mañana en la margen izquierda no habrá trenes prácticamente durante siete horas”, se quejaba un usuario en la página de Twitter de la plataforma el 19 de marzo. 

“Todavía no sabemos si movilizarnos o no, es bastante complicado”, señala Jon Ander respecto al futuro de la plataforma, pero insiste en que “seguirán denunciando hasta que la red de Bilbao se convierta en un servicio de cercanías decente y digno”. “No hay nada cerrado, tendremos que ver como avanza y si todo sigue igual habrá que empezar a moverse”, concluye.

El Gobierno vasco demanda la transferencia de la red de Cercanías al Ejecutivo central. La Administración autonómica ya tiene sus propios servicios, operados por Euskotren. Ese traspaso ya se produjo a Catalunya pero la Generalitat acabó concediendo la gestión del servicio... a Renfe.

elDiario.es/Euskadi

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