Vitoria presentará en junio un estudio mundial para mejorar la calidad del sueño en busca de mayor esperanza de vida
“En Nueva York, la ciudad que nunca duerme, se descansa mejor que en Vitoria”, afirma rotundo el doctor Carlos Egea, neumólogo y jefe de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario de Álava (HUA). Con una decena de colegas de Osakidetza, en su tiempo libre, es promotor de un proyecto piloto de escala mundial para medir la calidad del sueño en la capital vasca y proponer soluciones para corregirlo y desarrollar tecnología. La afirmación puede sorprender por las diferencias entre ambas ciudades, pero las últimas encuestas de salud lo confirman. Y su premisa básica es muy simple: quienes duermen menos tienen más riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, su productividad (en todos los sentidos) es mucho menor y, sobre todo, la esperanza de vida se desploma drásticamente.
Esta iniciativa será presentada a finales de junio, recibe financiación pública y privada, y emitirá sus conclusiones en ocho meses. El propio Egea ofreció un adelanto del proyecto esta semana en Madrid, en el marco del Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA), bajo el enfoque de que una ciudad presume de verde -y así ha sido reconocida a nivel europeo en 2012 y global en 2019- tiene que avanzar también en calidad de vida. “Esto también es un reto 'green'”, afirmó en una conferencia en la que también se habló de eficiencia energética, de contaminación química de las aguas o de parques y jardines.
¿Cuál es el punto de partida? Quienes duermen menos de siete horas -el umbral mínimo- son un 23,2% de los varones y un 29,5% de las mujeres, según datos de 2018. Ello no incluye el efecto de la pandemia. En este período han sido subido el insomnio un 60% y la venta de somníferos un 23%. Se lo conoce como “coronasomnia”. Egea sostiene que es un problema que afecta mucho más a las mujeres. “Más del 40% de las mujeres de Vitoria mayores de 40 años duermen menos de seis horas. En Finlandia, en Australia, en Hong Kong, en Nueva York o en Tokio los porcentajes son menores. Si esto es verdad, nos encontraremos en unos años con un aumento de las enfermedades crónicas en la ancianidad”, explica Egea, que defiende con firmeza que el sueño “define cómo va a ser nuestra sociedad” y “cuántos años vive cada persona”. A nivel global, hay indicadores de cómo la falta de sueño afecta al PIB, con porcentajes que llegan al 2,28% en el caso de Estados Unidos. Pero, sobre todo, una mala “higiene” del sueño conlleva riesgo de accidentes cardiovasculares, patologías coronarias, hipertensión, obesidad o diabetes. La mortalidad sube un 10%.
El proyecto consiste en que 202 vitorianos -en este caso funcionarios municipales- recibirán una pulsera a modo de reloj de Philips para que vean controlado su descanso. Egea puntualiza que no son los aparatos que pueden usarse de manera corriente, sino “dispositivos médicos” que, por el momento, no se comercializan. Importados directamente desde Estados Unidos, tienen un coste unitario de unos 400 euros. “Identificaremos mediante un cuestionario los pacientes malos dormidores [...]. Cuando tengamos todos los posibles candidatos, se seleccionarán los 202”, explica Egea. Los elegidos tendrán que firmar un consentimiento informado y un compromiso de confidencialidad. Los datos que se recojan se volcarán en los sistemas de control de los promotores. Además, habrá otro sistema de recogida de información, en este caso subjetiva, mediante una herramienta de “Live Chat robotizado” desarrollado por la compañía Ibermática. Permitirá resolver dudas y ofrecerá consejos para mejorar la rutina del descanso.
“Vamos a crear el R2D2 del sueño”, bromea Egea sobre la combinación de estas herramientas y en alusión al popular robot de 'La guerra de las galaxias'. Egea se atreve a decir que, en una década, todo el mundo del descanso habrá cambiado. Imagina en todos los dormitorios colchones inteligentes que transmitan datos de posturas, temperatura ambiental, pesos o movimientos a los sistemas públicos de salud en tiempo real. “Se nos viene un mundo increíble. Y no de pérdida de libertad, sino de mejora de la salud”, explica el doctor, que razona que ahora mismo la Sanidad pública no recibe unos datos que la ciudadanía sí cede con normalidad en sus móviles a grandes corporaciones extranjeras. Una anécdota de este proyecto piloto es que la 'nube' que tenía que almacenar los datos de los 202 elegidos ha tenido que ser migrada de Estados Unidos a Irlanda porque la Unión Europea no permite la cesión de datos personales como son los de salud fuera de sus fronteras.
Egea y sus diez compañeros capitanean un proyecto que fue bendecido en Madrid por el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, pero que tiene el respaldo también de la Diputación de Álava y de Bioaraba y Bioef, organismos del Departamento de Salud vasco, así como de las sociedades españolas de patologías respiratorias y medicina del sueño. A nivel privado, a Philips y a Ibermática se le suma Ikea, que ha concedido una beca de financiación a la iniciativa. “Esto no se ha hecho en ninguna parte y Vitoria va a ser un faro en el mundo del sueño”, promete Egea.
Con todo, ya dispone de experiencia como para recomendar algunas medidas básicas para reforzar lo que denomina “higiene” del sueño. “Se trata de rodearte de señales para entrar al sueño. Lavarte los dientes, por ejemplo”, señala. Ahora que llega el verano, resalta de la importancia de la temperatura ambiente. La estancia tiene que estar entre 19 y 22 grados y el cuerpo ha de enfriarse un grado para poder pernoctar con calidad. Incide también en que se han de evitar ingestas copiosas a última hora.
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