El rey ha entregado este martes a María Ángeles Durán, Medalla de Extremadura en 2009, el Premio Nacional de Sociología, que por primera vez recibe una mujer, en un acto que ha servido para poner de manifiesto los avances en materia de igualdad en los 40 años de vigencia de la Constitución.
Durán ha recibido de manos de Felipe VI esta distinción y ante autoridades como la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo; la presidenta del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega; y el director del Centro de Investigaciones Sociológicas, José Félix Tezanos.
Calvo ha tomado la palabra para destacar el simbolismo de que este premio haya sido para Durán, ya que cree que es la demostración del desarrollo de un valor superior de la Constitución como es el de la igualdad y, en este caso concreto, entre hombres y mujeres.
Tras elogiar la trayectoria de la premiada, le ha transmitido el agradecimiento de toda la sociedad por su labor, que -ha dicho- ha “arrojado luz sobre las zonas oscuras por las que ha transitado la vida de muchas mujeres sin reconocimiento”.
Durán ha agradecido el premio y ha repasado algunos momentos de su vida personal y profesional, una trayectoria que ha elogiado en su “laudatio” previa la catedrática Inés Alberdi.
Alberdi ha resaltado igualmente que sea la primera mujer que recibe este premio como fue en 1982 la primera que logró una cátedra de Sociología.
“Ha sido muchas veces la primera en alcanzar algo, y deseo que dejen de existir primeras veces para que las mujeres sean ciudadanas con todos los derechos y todas las oportunidades, no excepciones minoritarias en profesiones y reconocimientos”, ha añadido.
Asimismo, se ha referido a la presencia del rey y al orgullo por los 40 años de la Constitución que ha admitido que abrió un periodo incierto pero que ha dado como fruto muchos años de paz y prosperidad en los que la Corona ha jugado un papel muy positivo.
José Félix Tezanos ha destacado también que por vez primera el Premio Nacional de Sociología haya sido para una mujer y ha aprovechado para reivindicar ante el rey la labor “rigurosa” del centro que dirige.