Más de una veintena de las viviendas afectadas por la riada de Badajoz aún permanecen en pie en las barriadas de Pardaleras y Cerro de Reyes, según las asociaciones vecinales, que lamentan que el lento ritmo de los derrumbes no contribuya a cerrar la herida de esa trágica noche, de la que se cumplen este viernes 23 años.
La noche del 5 al 6 de noviembre de 1997 una riada desbordó los arroyos Rivillas y Calamón, una tragedia que desgarró a Badajoz, donde se registraron la mayoría de los 25 muertos que esa madrugada de lluvias dejó en Extremadura y donde unas 1.200 familias perdieron su casa en la capital pacense.
Se trató en su mayoría de casas bajas o de dos plantas, muchas derribadas o dañadas por la crecida y otras que tuvieron que ser desalojadas al estar en la zona de influencia de los arroyos, que fueron canalizados tras la riada.
En estos 23 años las distintas administraciones han invertido más de 100 millones de euros para expropiar las casas cercanas a los cauces y demolerlas, para construir viviendas donde realojar a los afectados y para convertir el entorno del Rivillas y Calamón en un parque, con los arroyos ya canalizados.
Sin embargo, el proceso para terminar con la huella visible de la tragedia se hace interminable para las asociaciones de vecinos de las zonas más afectadas, Pardaleras y Cerro de Reyes, ya que en los últimos tiempos se han derruido únicamente dos viviendas, mientras que en los próximos meses solo hay previstos dos nuevos derrumbes, como explica el propio Consistorio.
Piden expropiación forzosa
Para resolver esta situación, los colectivos vecinales consideran que la solución pasa por la expropiación forzosa de las casas que aún siguen en pie en el caso de no llegarse a un acuerdo con los propietarios, y para el Ayuntamiento por una mayor implicación del resto de administraciones, principalmente de la Junta de Extremadura.
El presidente de la Asociación de Vecinos de Pardaleras, Juan José Martín Santos, está convencido de que para resolver el problema “es necesaria la expropiación forzosa de las viviendas si no se llega a un acuerdo económico con sus propietarios, para lo cual hay que acudir a los juzgados encargados de las cuestiones de justiprecio”.
Según ha explicado, en la barriada solo se han derruido dos casas en los últimos meses y quedan aún en pie 12 viviendas, como un faro permanente de la riada.
El presidente de la Asociación de Vecinos de Cerro de Reyes, Miguel García Flores, entiende a su vez que hay que buscar el acuerdo con los propietarios, y considera la expropiación forzosa “como último recurso”.
En Cerro de Reyes permanecen aún unas 10 casas, sin que se hayan producido derribos en el último año: “frente al hogar del pensionista hay por ejemplo una que se ha comprado, pero aún no se ha derruido, sin conocerse los motivos”.
El portavoz del equipo de gobierno local, Ignacio Gragera, afirmaba este jueves que el Ayuntamiento prevé el derribo en breve de dos viviendas ubicadas en la calle Tirso Lozano (Cerro de Reyes), donde ya está hecho el proyecto y hay partida para ello en los presupuestos municipales de este año.
Según Gragera, el problema es que en algunos casos se desconoce incluso cuál es la titularidad de la vivienda, y en este sentido ha pedido colaboración al resto de las administraciones, principalmente a la Junta de Extremadura.
La noche del 5 al 6 de noviembre de 1997 la crecida de los arroyos Rivillas y Calamón dejó 22 fallecidos en Badajoz y tres en la localidad vecina de Valverde de Leganés. 23 años, después, más de una veintena de casas abandonadas y semiderruidas no permite a la ciudad cerrar la herida de aquella terrible madrugada que sus vecinos nunca podrán olvidar.