Amnistía Internacional se suma a los colectivos y ciudadanos que reclaman la protección de la antigua prisión provincial de Cáceres.
La organización destaca que es uno de los últimos vestigios de la época en pie y merece tener un espacio dedicado a los derechos humanos.
Aboga por habilitar en su interior un espacio para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.
El penal de Cáceres
Se trata de uno de los mayores referentes de la resistencia antifranquista, por el que pasaron miles de presos políticos, intelectuales y una amalgama de republicanos. Una década más tarde de su cierre definitivo, las instalaciones presentan un estado ruinoso.
La Junta ha comenzado los estudios previos a su declaración como Bien de Interés Cultural, solicitando al Ministerio que aclare las competencias, ya que las instalaciones son propiedad del Estado. Hasta el momento no hay fechas para finalizar el proceso mientras las instalaciones se degradan aún más según critican los colectivos de memoria histórica.
Para el portavoz de Amnistía Internacional, Alejandro Corchado, el edificio tiene una enorme significación histórica, por tratarse una prisión de presos políticos llegados de toda España y en la que muchos pasaron sus últimas horas antes de ser asesinados por el franquismo. “Este lugar de represión merece ser puesto en contexto de manera pedagógica para que sirva a la ciudadanía cacereña y extremeña presente y futura”.
A su juicio recuperar la memoria demorática y difundirla en el mismo lugar donde muchos extremeños y extremeñas padecieron persecución o violencia es imprescindible para garantizar el derecho a la no repetición.
Un lugar de la memoria
Nadie pone en duda que Mauthausen debe permanecer en pie para recordar el holocausto, porque forma parte de la historia, y lo mismo debe ocurrir con uno de los pocos penales del Franquismo que sigue en pie.
Esta es la idea que transmiten los colectivos de memoria histórica, que exigen la recuperación del edificio y su adecuación antes de que se deteriore más y sea demasiado tarde.
La Asociación Memorial en el Cementerio de Cáceres (Amececa) defiende que las instalaciones deben pasar a ser propiedad de todos los cacereños y convertirse en un espacio sociocultural, pero también un lugar de recuerdo de los presos franquistas, al igual que ya se ha hecho con otros penales como el de A Coruña.