Extremadura ha conseguido frenar el crecimiento del gasto farmacéutico, que ahora lo hace por debajo de la media española, aunque todavía hay un problema en los hospitales donde las cifras se acercan aún a un incremento cercano al 10%.
El último gasto anual contabilizado del importe de las medicinas vendidas en farmacias y subvencionadas por el presupuesto público, es de 316,8 millones de euros entre el 1 de julio de 2017 y el 30 de junio pasado, según datos del sistema nacional de salud a los que ha aludido esta semana el consejero de Sanidad y Política Social, José María Vergeles.
Con una población muy envejecida, consumidora por tanto de mayor número de medicinas, el gasto público extremeño se ha controlado por fin en términos equiparables e incluso inferiores a la media nacional.
Según los últimos datos del gasto ambulatorio (a través de las farmacias), el pasado mes de junio la Junta subvencionó fármacos por un total de 26,2 millones de euros, un 0,39% más que el mismo mes del año anterior mientras que en el total de España ese gasto subió un 1,38%.
En el acumulado del primer semestre, enero a junio, son 160,5 millones de euros los pagados por la sanidad pública regional, en un aumento que ya es del 1,28%, la tercera parte que el nacional, y si se tienen en cuenta los últimos 12 meses el incremento ha sido del 1,01% (2,94% media nacional) hasta alcanzar un total de 316,8 millones de euros.
El gasto medio por receta ha descendido a 12 euros (un 0,61% por debajo de junio del año pasado), mientras que el nacional ha sido de 11,39 euros y aumentó en este pasado junio de 2018 un 0,46%; ampliando el análisis al primer semestre, y al último año, las tasas de crecimiento también se han contenido y están por debajo de la media española.
Hospitales
Otra cosa diferente son los hospitales, donde el gasto en medicinas sigue desbocado tanto en Extremadura como en el resto de España.
El último dato disponible es de abril pasado, en el que se dispensaron en los hospitales del SES 155.000 envases a los pacientes, un 27% más que el mismo mes del año anterior (en España el aumento fue del 15%), y en el acumulado enero-abril la evolución fue de un 18% más de envases (7%) media española.
Puesto en dinero, esos 155.000 envases le costaron al Servicio Extremeño de Salud 14 millones de euros, un 14% más que en abril de 2017, incremento similar a la media española.
Es el gasto farmacéutico hospitalario el principal responsable actual de la elevación de la factura, con un 9,36% más en Extremadura (9% media nacional) entre enero y abril que en el primer cuatrimestre de 2017, y un desembolso total de 55,5 millones de euros en la Comunidad.
Medidas
El consejero Vergeles ha hablado esta semana de que globalmente el aumento del gasto en Extremadura es ya la mitad que la media nacional.
El cambio en la tendencia alcista del gasto farmacéutico a través de receta médica, o al menos su adecuación en niveles “aceptables” en relación a la media del resto de Comunidades Autónomas, era uno de los objetivos y resultados esperados del Plan de Eficiencia Farmacéutica del Servicio Extremeño de Salud que redactó el SES a finales de 2015.
Incluye ese plan el implicar a los médicos en el uso racional del medicamento a través del Contrato de Gestión y con información detallada de sus perfiles de prescripción (periódicamente se informa a cada médico), lo que ha sido “clave” para la consecución del objetivo.
El Contrato de Gestión es un documento que se firma entre la gerencia regional del SES y cada una de las Gerencias de Área (hay ocho, cuatro en cada provincia). En él se recogen todos los datos de estructura, actividad y objetivos de todos los recursos sanitarios y de salud pública del área y su presupuesto conjunto, es decir, los recursos económicos en principio cerrados con que cuenta esa zona para cumplir los objetivos asistenciales.
Por otro lado se ha favorecido la prescripción con programas de ayuda y formación específica a los médicos de familia, y según el SES mejorada la calidad y seguridad en el uso de los medicamentos, fundamentalmente en los pacientes crónicos polimedicados, con la puesta a disposición de los profesionales de una herramienta para hacer más fácil la revisión de estos tratamientos.
Otro elemento ha sido la mejora en la gestión farmacéutica de los centros sociosanitarios (residencias geriátricas fundamentalmente).