La Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deporte anuncia un proyecto para consolidar el estado ruinoso en el que se encuentra la ermita sumergida de San Jorge en Cáceres, del siglo XIV que alberga frescos medievales de gran valor, y en la que se actuaría con 400.000 euros en las dos próximas anualidades.
La ermita se incluye desde hace años en la Lista Roja del Patrimonio que elabora el colectivo Hispania Nostra y se ubica a 10 kilómetros de distancia de la capital cacereña, muy próxima a la Torre de los Mogollones.
“La Junta ya tiene un proyecto de consolidación de la ruina y puesta en valor de las pinturas murarias, así como de tratamiento del yacimiento arqueológico”, afirma la Consejería a la agencia Efe.
También se prevén trabajos para abrir el camino que lleva hasta la ermita, “con el fin de saber qué puede deparar este bien, que está sin estudiar y según los técnicos de la Dirección General de Patrimonio Cultural podría ser de gran valor”.
Hace dos semanas, el colectivo Natura 2000 denunció el derrumbamiento de parte de la techumbre de la ermita, conformada por lanchas de granito -en la parte de la arcada principal-, y criticó que desde que la Junta se hizo cargo de la misma, gracias a la cesión de su anterior propietaria, “prácticamente no ha hecho nada para remediar el avance del derrumbamiento del edificio, que se encuentra en un estado de ruina casi total”.
Por su parte, desde Hispania Nostra apuntan a que la edificación está “muy deteriorada, abierta a la intemperie y sujeta a fuertes humedades”, dado que se encuentra semihundida y sirve de abrevadero para animales, en un paraje atravesado por una vía pecuaria y junto a la citada Torre de los Mogollones, donde antiguamente se asentó un poblado.
Aparte del último, la ermita sufrió dos derrumbes parciales, en noviembre de 2019 y noviembre de 2020.
A pesar del colapso de una de sus esquinas y de parte del techo, todavía se puede acceder a su interior y observar cuatro estancias claramente diferenciadas: la nave central, una capilla, la sacristía y el coro.
La nave central es la que se encuentra casi permanentemente inundada, y se conserva la cúpula semiesférica con las pinturas murales del pintor cacereño Juan de Ribera, que datan del siglo XV.