La localidad cacereña de Salorino, con 597 habitantes, cuenta desde esta semana con el proyecto de intervención mural más grande de Extremadura. Un homenaje a la biodiversidad de la Reserva de la Biosfera Tajo internacional “que integra arte y naturaleza para promover el turismo rural y sostenible” explica su autora la artista internacionalmente conocida Lula Goce. 2.000 metros cuadrados de arte urbano que ha transformado por completo una de sus plazas y que se une, así, a la ya extensa colección de arte callejero de esta localidad cacereña.
Ya son muchos los municipios de Extremadura que presumen de obras de arte urbano gracias a diferentes iniciativas de distintas instituciones locales y regionales. Temas como la igualdad de género, la contaminación, el desempleo, la despoblación o el consumismo aparecen en este singukar museo al aire libre repartido por la región en las fachadas de Mérida, Plasencia, Badajoz, Hervás, Guadalupe,Losar de la Vera o Navaconcejo.
Murales que cuentan y reclaman, que hacen que Extremadura también hable desde sus paredes. Obras de arte que reflejan la identidad, la cultura y los personajes del mundo rural y que remueven la conciencia con su mirada sobre los problemas de la sociedad actual.
La localidad cacereña de Piornal fue una de los primeros municipios que apoyó este tipo de representaciones artísticas, y comenzó a pintar sus fachadas de uralita. y en este museo al aire libre no podía faltar un Jarramplas de grandes dimensiones, con sus dos cuernos y su traje de cintas de colores.
Y de Piornal a Sierra de Gata. La ruta por los murales de la comarca puede arrancar donde cada viajero lo desee, pero si se parte desde Plasencia comenzaría en Moraleja con el mural de David Bravo, el promotor, en la Avenida de la Constitución y continuaría hacia La Moheda de Gata para ver el trabajo de Jesús Mateos Meta en la Biblioteca; Perales del Puerto, donde cuatro artistas han decorado la pared de Correos; Hoyos, para ver en el depósito del agua el mural de David Aguilar(Sonbaty); Villasbuenas con el mural de Ángel García (YES) en la calle del Pilar; Torre de Don Miguel, con otro trabajo de David Bravo en el Albergue y Robledillo de Gata, donde Jonatan Carranza (Ares) ha decorado la antigua cochera del autobús.
Después de este recorrido artístico por el norte de la provincia, Romangordo, localidad a medio camino entre Trujillo y Navalmoral de la Mata, es la próxima parada. Más de 100 murales, poemas de Machado o Gabriel y Galán, fragmentos de libros y mensajes contra la despoblación o la violencia de género hacen de este pequeño pueblo situado en la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, un auténtico museo al aire libre.
Hay homenajes a los héoes de la pandemia, como el de Plasencia, obra del artista urbano local Jesús Mateos 'Brea'. Silos, plazas, edificios o un depósito de agua que se convierte en un grito que clama, desde el campo extremeño, por la construcción de un mundo en el que todas las personas, sin distinción de nacionalidad, sexo, identidad sexual, religión u origen, puedan vivir de manera libre, crecer de manera sostenible y tener acceso a sus libertades y derechos.
Ya en la capital extremeña, el arte romano se mezcla con el urbano, gracias a su Museo de Muralismo Contemporáneo de Mérida (MUMCO), en la barriada de La Antigua. Una colección “viva” que va creciendo con el tiempo y cuyas obras, desarrolladas específicamente para este museo y en colaboración con sus habitantes, proponen nuevas miradas hacia la multiplicidad de identidades compartidas entre barrio y ciudad, más allá de su patrimonio histórico, y desde una perspectiva crítica como fórmula de apoyo a la voluntad ciudadana de cohesión social y turística.