'Corónicas de Ingalaterra. Una visión crítica de Londres' es el título del libro escrito por Eduardo Moga que se presenta este martes 21 en la Biblioteca Municipal Juan Pablo Forner de Mérida a las siete y media de la tarde.
Moga, nacido en Barcelona, es actualmente director de la Editora Regional de Extremadura tras haber participado en un concurso competitivo al que se presentaron 24 candidatos.Tras haber vivido en su ciudad de nacimiento, se trasladó junto a su mujer -de ascendencia extremeña, lo que les ha dado oportunidad de tener casa en la Sierra de Gata- a Londres donde vivió dos años antes de hacerse cargo de la Editora.
Sus vivencias británicas las plasmó en un blog, y ahora el libro recoge alguna de aquellas entradas, al igual que ahora desde su regreso ha abierto otro con el nombre de Corónicas de Españia. Eduardo Moga es escritor, traductor y crítico literario.
El también escritor Antonio Reseco será quien introduzca a Moga en la presentación de su libro el martes, y en cuya contraportada la editorial ha recogido:
“Óscar Wilde dijo que Londres era todo niebla y gente triste, pero que no sabía si era la niebla la que producía la gente triste, o la gente triste la que producía la niebla. Eduardo Moga, que ha vivido allí varios años, ha comprobado que sigue habiendo mucha gente triste y mucha niebla en Londres, pero tampoco ha averiguado cuál de ellas es la causa de la otra. La capital británica es una ciudad inacabable y fascinante, pero también indiferente y a menudo hostil. Sobres sus habitantes, las opiniones varían: Julio Verne los pintó flemáticos; ellos mismos se consideran estoicos; y todos los demás los tienen por inaccesibles. Frente a cierta anglofilia acrítica y algo papanatas que todavía cunde entre los observadores superficiales, los relatos, escenas y reflexiones contenidos en esta segunda entrega deCorónicas de Ingalaterra dibujan un complejo fresco de la sociedad británica actual, en el que descuellan algunas de las dificultades de la vida en el Reino Unido y no pocos aspectos litigiosos de sus costumbres. Y todo ello con la característica agudeza y la prosa precisa y británicamente irónica de Eduardo Moga.