La Consejería de Economía e Infraestructuras ha recibido 14 solicitudes de apoyo económico para la fabricación de biocombustibles sólidos y carbón vegetal con una inversión que superará los 34 millones.
Estas ayudas corrresponden al decreto, aprobado el pasado octubre, para la creación, mejora y ampliación de establecimientos industriales dedicados a la fabricación de biocombustibles sólidos a partir de biomasa forestal de residuos agrícolas, incluidos los pellets y el carbón vegetal, así como a la adaptación de los ya existentes con este mis fin.
Esta línea, “novedosa” en España y puesta en marcha para dinamizar la actividad económica en el medio rural, ha contado con 12,14 millones de euros procedentes de los Fondos Europeos Agrarios de Desarrollo Rural (FEADER), en el marco del Programa de Desarrollo Rural de Extremadura 2014-2020, ha informado este miércoles la Junta de Extremadura.
La cuantía de la subvención se estableció en el 30 por ciento de la inversión subvencionable, con un máximo de dos millones de euros por establecimiento industrial.
En conjunto, 12 de los 14 proyectos invertirán 33,6 millones de euros, de los que 7,8 los aporta la Consejería de Economía e Infraestructuras, lo que representa el 65 % del total presupuestado.
La mayor inversión corresponde a tres proyectos para la fabricación de pellets, con un importe global de alrededor de 22 millones de euros.
Estas tres nuevas plantas, que se ubicarían en Caminomorisco y Moraleja, en la provincia de Cáceres, y Herrera del Duque (Badajoz), podrían producir alrededor de 175.000 toneladas de pellets anuales; las dos primeras entrarían en funcionamiento próximamente, y la de las Hurdes el año que viene.
Carbón vegetal
El grueso de las solicitudes, en número aunque no importancia, es para actuaciones de mejora y ampliación o creación de nuevos establecimientos para la fabricación de carbón vegetal, todos ubicados en la provincia de Badajoz, y también figura otro proyecto para trituración y preparación de astilla a partir de la biomasa.
En Extremadura se generan grandes cantidades de biomasa residual procedente de cultivos agrícolas de arroz, tomate, frutales, olivos, viña, tabaco, entre otros, y de biomasa forestal de monte y dehesa, “que hasta ahora no ha sido aprovechada mientras que supone un problema su eliminación”.
Por ello, en opinión del director general de Industria, Energía y Minas, Samuel Ruiz, este tipo de biomasa es una “muy buena opción” porque su uso como combustible, muy utilizado en calderas para el hogar, no daña el medio ambiente, siendo además “uno de los sectores que más empleo genera”.
De este modo, añade el director general, se ligan varios factores que son “prioritarios” para la Junta de Extremadura, como son el fomento de las energías renovables y la lucha contra el cambio climático, la creación de empleo y el mantenimiento de la actividad económica en el medio rural.
Actualmente, según precisa el Gobierno regional, la producción de pellet es “meramente testimonial” en Extremadura, con tres fábricas que solo produjeron 2.500 toneladas en 2016.
Existen también tres empresas productoras de astillas, dos en Badajoz y una en Cáceres, cuya capacidad de producción oscila entre las 10.000 y las 30.000 toneladas anuales.
Con esta actuación, ligada fundamentalmente con el medio rural, la Junta de Extremadura espera dar un impulso en la política de desarrollo de la región hacia una economía sostenible y eficiente en el uso de los recursos, en línea con la ruta marcada por Europa.