La foto fija de la que parten es la siguiente: el 40% de los extremeños vivían en situación de pobreza o exclusión social en 2014. 146.400 personas sufrieron el desempleo en 2015, y el paro afecta al 55 % de los jóvenes menores de 25 años.
Este es el panorama que dibujan Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz y el Observatorio Diocesano de Realidad Social. Advierten de la presencia de familias “atrapadas en la espiral de un paro de larga duración, de todos o la mayoría de sus miembros y que están desprovistas de los medios básicos para subsistir”.
Ambas han emitido “un documento de denuncia” en el que considera que la economía actual excluye, mata y “descarta a los últimos, a los que considera no necesarios, a los que no le interesan”. A través del documento titulado 'Extremadura, una sociedad herida con sed de esperanza', las organizaciones eclesiásticas abogan por “modificar el modelo económico y social que vivimos”, en el que las ‘viejas políticas’ no han demostrado ser eficaces, y apuestan por “construir una economía basada en la ética y en el bien común por encima de los intereses individuales egoístas”.
Algunas propuestas
Se trata de en “abandonar esa lógica del beneficio personal en lo económico que se traduce en una lógica individualista en lo social”. Como ejemplos concretos, el documento recoge la puesta en marcha de un sistema estatal de garantía de ingresos, que permitiría atajar eficazmente la pobreza, y la necesidad de “un empleo digno con un salario digno”, pues actualmente estar trabajando “no garantiza estar libre del riesgo de pobreza”.
“La preocupación por la desigualdad y la exclusión nos lleva a la transformación de la sociedad, modificando sus valores y estilos de vida. Debemos construir una sociedad distinta donde la persona sea el centro”, añade el texto remitido por ambas organizaciones.
A pesar de “la aparente mejora” de las variables económicas en estos últimos meses “no deberíamos olvidar la herida de la pobreza, una situación que en 2014 alcanzó a un tercio de los extremeños”. “El crecimiento económico por sí sólo no es suficiente”, exponen las dos entidades, que destacan el incremento de personas que han acudido por primera vez a Cáritas, de familias normalizadas.
“Estas personas han pasado de la vulnerabilidad a la pobreza”, se subraya en el documento, que ofrece un dato destacado: el 57% de las personas atendidas en Cáritas llevan más de tres años recibiendo esta ayuda.