Desde el pasado mes de setiembre está prácticamente redactado el proyecto de ley de la reforma fiscal que la Junta de Extremadura anunció como la traca final de una política económica encaminada a sanear cuentas y bajar impuestos. Incluso el Consejo Económico y Social (CES) estudió ese proyecto a comienzos de otoño, como trámite previo a que fuera enviado por la Junta para su debate en la Asamblea. El CES rechazó esa reforma fiscal propuesta por la Junta, pero su opinión no es vinculante y su negativa no implica ningún impedimento legal.
Sin embargo, tres meses después, esa reforma fiscal no acaba de llegar al parlamento y el PSOE teme que bajo ese retraso están las nuevas condiciones que el ministerio de Hacienda está negociando con la Junta tras la petición de una ayuda de 178 millones de euros al Fondo de Liquidez Autonómico.
Fecha tope 1 de enero
En las filas socialistas hay extrañeza por ese retraso en la reforma fiscal, ya que de no estar aprobada y en vigor el día 1 de enero generaría un conflicto con la entrada en vigor de los presupuesto de 2015. “La ley debe estar el 1 enero porque en esa fecha entran en vigor los presupuestos y no es posible que estén los gastos, pero no los ingresos”, explica el portavoz de hacienda en la Asamblea Jorge Amado al tiempo que deduce que ese retraso es porque la Junta “está negociando con Montoro las condiciones del Fondo de Liquidación Autonómico (FLA)”.
Por ello, el PSOE ha avanzado que desea conocer qué negociaciones hay entre Junta y Ministerio sobre este asunto y en la sesión plenaria de mañana jueves preguntará al consejero de Hacienda por el retraso en el proyecto de reforma fiscal.
Sin embargo, el portavoz adjunto del PP de Extremadura, Francisco Ramírez, ha asegurado que “no tiene nada que ver acudir al FLA con poder bajar los impuestos” en la región. Asimismo, ha señalado que “una bajada de impuestos no conlleva una reducción de ingresos a la Administración Pública”, sino que incluso puede aumentar, indica.
Por su parte, el coordinador regional de IU Pedro Escobar, a preguntas de los periodistas ha dicho que “cualquier reforma fiscal que no lleve a recaudar más y a recaudar mejor, me parece que no merece la pena”, entendiendo como recaudar más “perseguir el fraude fiscal y extender las formas de tributación”.