La mayor fortificación terrestre del mundo, situada en la ciudad portuguesa de Elvas -justo en la frontera con Badajoz- ya ha superado las cien mil visitas desde que fue reabierta al público tras su rehabilitación a finales de 2015.
El responsable de Patrimonio en Elvas, Rui Jesuíno, explicó que se trata del Fuerte de Graça, considerado la ópera prima de las fortalezas ibéricas y construido entre 1763 y 1792 como zona defensiva de Elvas, ciudad testigo de innumerables conflictos bélicos.
Es uno de los elementos que han propiciado que Elvas sea considerada la “ciudad-cuartel” por excelencia ya que, según recuerda el historiador Rui Jesuíno, en la segunda mitad del siglo XVII, la ciudad tenía una población de 12.000 civiles y en el interior de murallas vivían 15.000 militares.
Las personas que nacían allí “ya nacían soldados”, según Jesuíno, quien precisa que, por ejemplo, en 1710 la Corona de Portugal eliminó la obligación de hacer la mili entre los jóvenes de la ciudad debido a que no era necesario el reclutamiento, dado que estaban en contacto diario con los militares.
Elvas se ha consolidado en los últimos años como uno de los destinos turísticos patrimoniales más relevantes de la península Ibérica gracias a su entorno amurallado, construido desde el período islámico del siglo IX hasta la época de la Restauración, en 1640, cuando Portugal logra independizarse de España.
Enclave estratégico
Posteriormente, entre 1641 y 1663, se construyeron en Elvas decenas de cuarteles, polvorines, un hospital militar y nuevas murallas, ya que este enclave era un lugar estratégico fronterizo entre ambos reinos.
Según el historiador luso, “Elvas es Patrimonio de la Humanidad por tres razones: es el mayor baluarte del mundo, es el mejor ejemplo del método de fortificación holandesa y, además, es el lugar fronterizo mejor conservado como cuartel de frontera”.
La ciudad, en plena línea de frontera con Badajoz, también ofrece al visitante una clara muestra de la convivencia de las religiones cristiana, musulmana y judía.
Incluso, añade, “en Elvas está la mayor sinagoga medieval de Portugal, denominada Casa de la Historia Judaica y que es un centro de interpretación de la historia de los judíos en Elvas”.
De la cultura islámica aún se pueden recorrer sus dos murallas árabes y su principal mezquita, que conserva su cisterna de más de un milenio de antigüedad y que fue transformada en el siglo XIII en la iglesia de Santa María de Alcáçova.
Y por parte cristiana, el mejor ejemplo de esta sede diocesana es su catedral, de principios del siglo XVI.
La ciudad de Elvas, que en este verano de 2017 cumple su quinto aniversario como ciudad Patrimonio de la Humanidad, sobresale asimismo por su Acueducto de la Amoreira, de 10 kilómetros de extensión y que supera los 40 metros de altitud.
Rui Jesuíno recuerda que cuando fue evaluada para ser Patrimonio Mundial se llegó a decir que “si los soldados del siglo XVII volviesen a sus murallas y cuarteles, las reconocerían, ya que registraron muy pocos cambios en más de tres siglos”.