Una investigación sobre la posible contaminación del agua por las prácticas agrícolas insostenibles desarrollada en la comarca de las Vegas Altas del Guadiana ha revelado que cinco de las siete muestras tomadas, el 71 %, no eran aptas para el consumo humano.
El estudio ha sido desarrollado por la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (Coceder), con apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica, a través del muestreo en esta comarca extremeña y la castellanoleonesa de Tierra de Campos.
En total se han analizado 25 puntos, en la mayoría de los casos pozos de la zona, aunque también alguna acequia y agua procedente de manantiales y fuentes naturales.
Para conocer más sobre los productos empleados y las prácticas agrícolas se han realizaron encuestas a los agricultores con tierras de labor cercanas a los puntos de muestreo, informa la Agencia Efe.
Vegas del Guadiana
En el caso de las Vegas Altas del Guadiana, se tomaron un total de siete muestras, de las cuales dos, el 29 %, resultaron ser totalmente aptas para el consumo humano.
Las otras cinco, el 71 %, resultaron no aptas para el consumo humano “con un riesgo moderado”, generalmente por la presencia elevada de nitratos al superar los 50mg/litro marcados por la regulación.
Tierra de Campos
En la comarca de Tierra de Campos se tomaron 18 muestras, de las que 10 (56 %) resultaron aptas para el consumo humano y las 8 restantes no.
De estos resultados se desprende la necesidad “de una regulación más exigente”, así como un incremento en el control de las aguas mediante muestreos periódicos que asegure la calidad de las aguas subterráneas y haga sostenible su cultivo a medio y largo plazo, señala Coceder.
Advierte además de que la contaminación del agua por las prácticas agrícolas insostenibles constituye una “grave amenaza” para la salud humana y del resto de los seres vivos.
Para tratar de contribuir al control y al fomento de las buenas prácticas en el sector agroganadero, la organización informará a los agricultores y ganaderos de las zonas de estudio para que sean conscientes de las características de sus aguas y puedan adaptar sus prácticas a las características de las mismas.